Análisis de El Escudero Valiente, ¿el mejor libro infantil del año?

En El Escudero Valiente hay un momento en el que pasamos del mundo tridimensional al 2D que es el lateral de una taza. Paseando por la limitada superficie curva nos encontramos con un personaje que nos habla de ese lugar como su planeta. Al unirse a nosotros en la aventura, volvemos juntos al mundo 3D. Ese acto de saltar entre realidades es tremendo para el personajillo, que lo siente como traspasar la atmósfera de su hogar hacia una galaxia inabarcable y desconocida. Ahí se encuentra la esencia del juego.

Hay mundos enteros dentro de las cosas, en una taza, en un libro infantil, en la habitación de un niño. Y en El escudero Valiente disfrutamos saltando entre ellos, recorriendo sus reinos, conociendo a sus gentes, adaptándonos a las reglas cambiantes, afectando un plano cuando actuamos en el otro. Es la difuminada dimensión en la que se mueven los fantasmas, los milagros, la magia.

El escudero Valiente y la espada: mecánicas

“¡Cuando te fuiste, los tanques enemigos empezaron a explotar! ¿Fuiste tú desde el otro lado?”. En las páginas de este libro infantil interactivo nuestra leyenda crece sobre las consecuencias de nuestros actos invisibles. Poco antes, desde la otra realidad, habíamos soltado bombas 3D sobre tanques planos con andamiaje de tinta.

Es la mayor fortaleza de El Escudero Valiente. El juego de James Turner, exdiseñador de Game Freak, no inventa nada en sus mecánicas, pero las junta todas en un espacio propio y controlado al servicio de su pequeña historia. Aunque tengamos fases de matamarcianos, algún combate por turnos, otro en plan Punch Out, duelos de ritmo, sigilo ¡incluso Puzzle Bobble/Bust-a-Move!, en la base de todo encontramos a los inevitables clásicos de Nintendo.

Si bien nuestro escudero le debe mucho a Mario, son los juegos de Zelda los que se llevan la palma. Porque más que los plataformas o Paper Mario, que también, tenemos aquí la perfecta asimilación de A Link Between Worlds. La capacidad de saltar entre el 3D y el 2D de aquella vuelta al Hyrule de 16 bits, es lo más celebrado en el juego de All Possible Futures. Y es que se aprovechan de forma encomiable las posibilidades que ofrece dicho baile de realidades. Por el contrario, un innecesario número de mecánicas secundarias puede llegar a despistarnos por pura acumulación o errada implementación, como por ejemplo, asignar un botón diferente al de ataque, el golpe cargado de nuestra espada.

El escudero Valiente y la pluma: narrativa

Ya es casualidad, no hace ni dos semanas que, en una cena entre amigos, uno de ellos declaró que odiaba dibujar. Así, con todas las letras. Fue fácil rascar un poquito para dar con el trauma infantil que derivó en aquel sin sentido en la madurez. Mientras, paradoja mediante, rondaba su pequeña hija garabateando con bolis, lápices, rotuladores… (muy bien para su edad, por cierto). Y era llamativo cómo el padre reaccionaba negativamente ante el hobby de la niña, casi al nivel de una fobia.

Esto viene a colación por la historia que nos cuenta El Escudero Valiente. Porque, más allá del maravilloso libro infantil en el que habita nuestro protagonista, un reino repleto de caballeros, magos DJ y aprendices de brujo; de pueblos habitados por caracoles y conciertos de conejos metaleros, la clave de todo es que el dueño de ese libro es un niño al que le encanta crear sus propias historias.

En un metalenguaje que se mueve a varios niveles entre el cuento y la realidad, en rupturas del espacio pero también del tiempo. En un momento dado, se nos hace saber que ese niño será en el futuro un importante autor de cómics, y que en el presente que es su infancia, encuentra su inspiración en las aventuras del escudero, nosotros.

El juego nos dice, en definitiva, que la vida se moldea por los talentos que desarrollamos o no, por los sueños por los que luchamos o no, por la inspiración que recibimos como impulso o no. Y hay momentos en el juego en los que el brillante futuro como dibujante de ese niño se pone en peligro por la falta de motivación. Fue entonces cuando pensamos en el amigo que nos encontramos en aquella cena y en cómo parecía batallar con la explosiva imaginación de su hija y, por tanto, con el destino que a ella le esperaba.

Poner el foco en que hay que cuidar y potenciar la imaginación infantil eleva la edad del receptor del juego. Se dirige así directamente a los padres, a los mentores. La prueba es que también contiene estímulos para la comunicación entre generaciones en localizaciones como Artia. La capital del reino está repleta de pintores célebres y sus obras. Encontramos a la Gioconda, a Picasso, Dalí, el Grito, a Escher, al hijo del hombre con manzana y bombín, a una florida Frida Kahlo, a Banksy con rostro pixelado y a Warhol portando el plátano con el que ilustró el primer disco de The Velvet Underground. Ideal para tomarte tu tiempo hablando de Arte y pintura con los pequeños.

El escudero de paseo por el campo

El Escudero Valiente, siendo un videojuego, cumple con lo debe ser un libro infantil. Es gamberro, sanamente divertido, es emocionante, bonito, adorable, interesante, colorido, oscuro… inspirador. Una de las mejores formas de jugar es con hijos, sobrinos, el vecinito de enfrente, en definitiva, niños pequeños. Y compartir el asombro, las miradas limpias y las risas.

Porque no hay reto en este título para los avezados jugadores de hoy. Solo en el enfrentamiento final encontraremos un poquito de esa dificultad más habitual. El resto del tiempo combatimos espada en mano, saltamos con y sin jetpack, nos movemos lateralmente o en vista cenital, con sigilo o sin él, con ritmo o a lo loco… y siempre con cero complicación. Tal vez la obligada utilización del pensamiento lateral en los puzzles, por eso de combinar realidades, alargue un poco más las situaciones para algunos.

La estupenda localización a nuestro idioma potencia esta forma de disfrutar del juego. Desde su comienzo, con una narración de cuento que recuerda la inocencia de Media Molecule, hasta las bromas continuas de los personajes, inspiradas todas ellas, el doblaje y la traducción son de primerísimo nivel.

El escudero, la pala y los retazos de vida

No nos gustaría terminar este análisis sin mencionar el amor por el detalle con el que está realizado el juego, y que alcanza unos niveles que no se ven muy a menudo. Os ponemos solo un ejemplo muy pequeñito. En una playa hay un personaje al que hemos ayudado que, para demostrar su gratitud, realiza para nosotros algo que no se le da muy bien: bailar. Dando vueltas en el suelo en plan break dance, golpea levemente una pala de plástico que hay pinchada en la arena. Esta se ladea levemente con el impacto, como dejando espacio al torpe bailarín.

Este detallito, que hay que programar en el juego, nos transmite humildad, imperfección y una dulce empatía. Así se marcan las diferencias, con retazos de vida que te pierdes si pestañeas. Aunque no hay peligro de que algo así ocurra cuando estás jugando feliz y bien atento. Porque se trata simplemente de disfrutar, de El Escudero Valiente y del brillo en los ojos de quienes lo compartan con nosotros.

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