Análisis de Bob Esponja: Titanes de las mareas, uno de los mejores (y fantasmales) juegos de la saga

Bob Esponja y su alocado universo de Fondo Bikini se ha convertido ya en todo un clásico de los videojuegos, con el estudio austríaco Purple Games encargándose por tercera vez de la saga tras los entretenidos SpongeBob SquarePants: Battle for Bikini Bottom - Rehydrated y Bob Esponja: The Cosmic Shake, aparecidos en 2020 y 2023, respectivamente. Ahora, el mismo equipo regresa una vez más a la famosa franquicia animada de Nickelodeon para traernos Bob Esponja: Titanes de las mareas, un plataformas 3D que sigue al pie de la letra los conceptos de sus anteriores entregas, aunque esta vez con algo más de ambición, mucho que explorar y con numerosas tareas que completar, disponible para PC, Nintendo Switch 2, PlayStation 5 y Xbox Series X|S, dejando atrás al fin la fastidiosa costumbre de muchas compañías de lanzar juegos transgeneracionales. ¿Es suficiente para convencer a los fans? Lo descubrimos en nuestro análisis.

Regresamos una vez más a Fondo Bikini (y nos alegramos)

Lo primero que debemos tener claro con Bob Esponja: Titanes de las mareas es que estamos ante el mismo tipo de juego que nos tienen acostumbrados de unos años a esta parte Bob Esponja, Patricio, Arenita, Calamardo y compañía. Es decir, un plataformas 3D de corte tradicional con amplios niveles que explorar, muchos enemigos que despachar y un buen puñado de secretos y coleccionables que descubrir. A todo ello debemos sumar varios desafíos y minijuegos, junto a la hilarante y divertida personalidad inherente a la propia marca Bob Esponja, con situaciones de lo más entretenidas salpicadas por diálogos absurdos repletos de carisma que resultarán de lo más atractivas para los más pequeños de la casa, provocando en ellos una sonrisa constante. Porque sí, si bien cualquier fan del género se lo pasará bien con Bob Esponja: Titanes de las mareas, también es cierto que está especialmente dirigido a los jugadores más jóvenes que tengan, además, una conexión especial con la popular serie de Nickelodeon.

El pretexto de la aventura es tan absurdo como cabe esperar, lo que nos invita a ponernos en marcha de la forma más diligente, sin mayores pretensiones o cinemáticas que rompan el ritmo, que también las hay. A grandes rasgos, las arrogantes personalidades del Holandés Errante y del Rey Neptuno chocan por hacer cola en el Crustáceo Crujiente, lo que provoca que todo Fondo Bikini se convierta en un pueblo fantasmagórico, con espectros ocupando el lugar de sus habitantes.

Ahora, llega el momento de que Bob Esponja y Patricio den un paso al frente y se pongan en marcha para revertir todo este alocado desaguisado. Y lo hacen a través de la principal mecánica del juego: la posibilidad de intercambiarse y pasar de su forma fantasmal a su forma terrenal en cualquier momento. Esto se traduce en una jugabilidad ágil y variada que funciona muy bien, ya que ambos tienen habilidades propias que podemos y debemos aprovechar prácticamente en todo momento, incluso en las secciones más peliagudas.

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Gracias a este planteamiento tenemos la aventura de plataformas más dinámica de la saga, con un control más preciso de lo habitual aunque lejos de los mejores exponentes del género. Aun así, tanto Bob Esponja como Patricio se mueven con soltura y son capaces de saltar, recurrir al doble salto, aplastar hacia abajo, esquivar y rodar, además del karate-kick aéreo de Bob Esponja o la posibilidad de escavar de Patricio.

Gracias a todas estas habilidades –junto a otros propias como lanzar pompas o usar un látigo fantasmal–, la aventura se siente amena, dejándonos avanzar con soltura e incluso sorprendiendo al jugador con fases más centradas en el arcade –como las carreras, la posibilidad de surfear o los toboganes– y desafiantes enfrentamientos contra varios jefes finales, con patrones de movimientos y mecánicas que sacan provecho de las habilidades de nuestros protagonistas y que, además, resultan todo un acierto. En este sentido, Bob Esponja: Titanes de las mareas llega a sorprender por lo acertado de su planteamiento.

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El diseño de niveles es igualmente interesante, tanto por extensión como por la posibilidad de ir abriendo atajos para movernos con más agilidad entre zonas, las cuales podremos revisitar para dar con todos sus secretos. Sin embargo, a nivel audiovisual es lo que es, resultando bastante sencillo tanto a nivel de modelados como de texturas, así como unas animaciones algo toscas que delatan su auténtica condición de juego de licencia. No nos entendáis mal; como juego de estilo cartoon funciona, aunque tiene aún mucho margen de mejora. Sí se mantiene fiel a la serie original tanto en voces –en español solo está disponible en latino– como en temas musicales y numerosos detalles de su propio universo; incluso recurre a esas imágenes estáticas dibujadas a mano de gran detalle que muchas veces resultan inquietantes o desagradables; marca de la casa Bob Esponja.

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