Spidersaurs, análisis. Una mirada al pasado

Wayforward es un estudio al que siempre le ha gustado revolcarse entre las mecánicas de siempre. Bucear en su catálogo nos lleva a encontrarnos con juegos muy divertidos dentro del canon de toda la vida, con bastantes momentos brillantes como algunos episodios de Shantae o un título reciente que pasó desapercibido pese a su nivel, el metroidvania The Mummy Demastered. Lleva muchos años -desde 1990- luego es un estudio con la suficiente solera como para lanzar sus juegos en casi todas las plataformas, así que uno siempre espera mucho de ellos cuando vuelven a géneros en los que lo han hecho muy bien en el pasado: ese es exactamente el caso si hablamos del Run’n Gun al estilo de Contra. Su última aproximación viene de la mano de quienes desarrollaron el sensacional Contra 4 para Nintendo DS, toda una referencia del género, pero da la sensación de que a la Wayforward actual le cuesta redondear sus propuestas hasta ese nivel.

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Spidersaurs, el lanzamiento más reciente del estudio, se resume fácilmente: es el intento de Wayforward por hacer un Contra con gráficos cartoon en alta definición. Buenas noticias, de entrada, en lo visual, porque el estilo artístico desenfadado no le sienta mal al género y esta no es precisamente la excepción: tanto escenarios como los enemigos y personajes tienen su gracia y cumplen, aunque hablamos de un juego que no pretende sacudirnos un puñetazo en lo visual. De hecho, habrá muchos que lo acusen de exceso de simplicidad, y hay detalles –el lanzallamas es el mejor ejemplo– que se perciben como demasiado esquemáticos. Pero no hay más cera que la que arde, y lo cierto es que Spidersaurs es un título competente, que no destaca en ninguna de las facetas técnicas que cuentan a pesar de que algunos de los últimos juegos de Shantae demuestran que Wayforward domina este estilo.

El alma de Konami

Lo cierto es que Spidersaurs es un juego que deja buen sabor de boca al terminarlo, pero falla a nuestro juicio en algo que todo arcade que se precie está obligado a cuidar. Y es que no hemos encontrado nada que nos anime a rejugarlo una y otra vez, cosa que sí ocurría con títulos como aquel Contra 4 al que nos referíamos. Y eso que la historia tiene mucha más gracia de lo que suele ser habitual en este género, con la típica empresa malvada a la que se le van de las manos los experimentos y unos malos de dibujos animados que tienen su carisma. Encima, hablamos de un videojuego en el que vamos por ahí disparando a arañas y dinosaurios, una premisa con la que nada puede salir mal.

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Cuando empieza la ensalada de disparos, Spidersaurs se pasa de frenada a la hora de reverenciar a la saga Contra. Tanto las armas como los niveles recuerdan demasiado a los episodios más míticos de la saga, y la sensación de que no se ha querido arriesgar no va precisamente a menos a lo largo de la campaña. Cada boss superado nos da una habilidad nueva, y aquí viene la principal pega que, a nuestro juicio, tiene la campaña principal. Al final del juego tenemos doble salto, un gancho para agarrarnos a las plataformas y podemos machacar de arriba abajo, gestos de los que los últimos niveles sacan mucho partido y que hacen que Spidersaurs entregue lo mejor que puede dar, solo para terminarse justo ahí, cuando mejor lo estábamos pasando.

Jugando a Spidersaurs, sobre todo una vez superado y rejugados algunos niveles, lo cierto es que se nota la mano de gente que ha mamado a fondo la tradición que tiene entre manos. Los jefes finales son muy divertidos, con momentos de mucha calidad -como el robot del clásico nivel de fuego- y plantean un desafío retro que nunca llega a ahogar del todo, lo cual agradecerán muchos jugadores. Mirando aquí y allá, cualquiera que haya seguido los múltiples derivados de Contra reconocerá casi todo lo que ocurre, pero la cuestión es que nada de lo que se nos propone sorprende en 2022. Y no diremos que tal cosa sea muy grave, pero posiblemente títulos como Hard Corps Uprising o Contra Rebirth -por citar solo los que están emparentados directamente- lo han hecho mejor en cuanto a rendir homenaje al mito de Konami. Y eso sin hablar de algún momento de frustración que hemos sentido, por quedarnos fuera de la pantalla sin posibilidad de volver a saltar adentro.

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Completar Spidersaurs en su dificultad normal es exigente, pero tampoco tanto a poco que conozcamos bien sus mecánicas y nos habituemos a sus plataformas. Teniendo en cuenta que la campaña va claramente in crescendo, habría que hablar de hasta qué punto se nos da la opción de disfrutarlo tras superar por primera vez los –escasos–cinco niveles. Muy malas noticias en este frente, ya que lo único que se desbloquea es un modo arcade que se parece demasiado al habitual, y un modo acelerado en el que, ahora sí, podemos usar todas las mejoras desde el comienzo para entregarnos al speedrun. Demasiado poco para un juego con una duración tan corta, a nuestro juicio. Aunque el que quiera pasárselo en la dificultad elevada puede prepararse a un auténtico desafío.