Sunday Gold, análisis. Una aventura diferente y con estilo propio

Cuando pensábamos que ya lo habíamos visto todo en el género de las aventuras gráficas, o point & click como otros jugadores lo llaman, llega Sunday Gold para remover los cimientos sobre los que se basa. Un título muy curioso que introduce novedades al estilo de juego clásico que, aunque con buenas ideas, puede desestabilizar la jugabilidad.

Desarrollado por Bkom Studios, colaboradores de Relic Entertainment en la creación de Ages of Empires IV, Sunday Gold estará disponible para ordenadores personales bajo la plataforma Steam a mediados de octubre y es posible disfrutar de una demo gratuita desde ya mismo.

El futuro pinta chungo

Sunday Gold nos narra las aventuras de una pareja de ladrones bajo el cielo de una Londres del año 2070. Expertos en lo suyo, reciben una petición de un extraño chico que trabajaba en Industrias Hogan, propiedad de Kenny Hogan, un multimillonario que prácticamente se ha hecho con el país a base de talón, miedo y una práctica de dudosa legalidad; las peleas de perros cibernéticos.

La propuesta de Gabin, el susodicho, plantea que con la ayuda de Frank y Sally, los mangantes principales, se adentren en las oficinas de su antiguo empleo para robar datos que él conoce y que pondría en un aprieto al desalmado Hogan. Aunque no toda la trama está basado en este golpe, sí supondrá la mayor parte del título, y a pesar de no suponer un golpe de aire fresco en lo que a narrativa se refiere, puede sorprender y divertir a partes iguales.

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El leit motiv del juego está aderezado por unos gráficos a caballo entre el arte digital en 2D y el dibujado a mano. Una mezcla muy versátil y bien resuelta que da como resultado escenarios muy ricos en detalles y potentes estampas. A ello hay que sumar que cada acción, conversación o problemática se resuelve con unos efectos de tipo cómic que terminan por rematar un fantástico aspecto gráfico.

Los menús de juego son también muy minimalistas, de gran diseño y fáciles de comprender. Todo lo que se ve en pantalla llama bastante la atención y ha servido para que cualquiera que haya visto un tráiler o imágenes de Sunday Gold se haya enamorado de él, como servidor.

Una aventura gráfica diferente

¿Pero por qué decimos que es una aventura gráfica poco convencional? Pues resulta que sí, que la base teórica es tal cual conocemos el género. Es decir, vas avanzando por las pantallas a base de clic, interactuar con el entorno, entablar conversaciones y usar un objeto en un área resaltada. Sin embargo estas opciones cuestan puntos de acción y son bastante limitados, y lo están debido a los turnos de juego.

Es decir, además de las acciones citadas en el párrafo anterior existen turnos en los que gastar los puntos de acción que dispone cada personaje jugable. Estos puntos servirán para coger objetos, abrir cerraduras, solucionar rompecabezas o incluso combatir contra los enemigos. Podemos reabastecer nuestros puntos de acción bien finalizando el turno, mediante el uso de objetos o protegiéndonos de los ataques en los combates. Si decidimos usar la primera opción hará que los enemigos puedan —o no— alertar de nuestra estancia en el área y atacarnos.

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Y sí, como habéis leído, en Sunday Gold hay combates, bien sea porque la trama lo requiera o por lo comentado anteriormente. Estos enfrentamientos son como los de cualquier otro RPG con batallas por turno. Cada personaje cuenta con diferentes habilidades y estadísticas, como por ejemplo Frank, que es capaz de atacar con un amplio catálogo de armas de fuego, Sally que puede servir como amortiguadora de tortazos y curandera o Gavin, que es experto en desbaratar a enemigos con componentes robóticos.

Los puntos de acción, además de utilizarse en las habilidades clave de cada personaje en las contiendas, también sirven para comenzar los más que notables —en número— puzles. Hay algunos muy sencillos de entender y otros, como el de hackeo de ordenadores, puertas y demás cacharros, que consiguen que el usuario se desentienda del juego y lo desinstale por completo. La explicación que suelen dar para este tipo de tareas no está demasiado bien explicada, lleva al jugador a demasiados errores y es bastante frustrante. Luego tenemos el polo opuesto, algunos demasiado sencillos y que más bien cortan la narrativa que aportan.

Todos estos añadidos que hacen diferente al género pueden aportar o todo lo contrario dependiendo del prisma desde el que lo vea el jugador. Algunos pensarán que es necesario reinventar las aventuras gráficas, y razón no les falta, pero otros, como nosotros, pensamos que entorpece más que ayuda. Al menos tal y como está construido en Sunday Gold. Hay momentos de conversación y exploración pero son muchos menos que el tiempo que dedicamos al combate, los rompecabezas y las acciones. Ya solo los combates requieren de muchos clics para darlos por finalizados. Es decir, estaremos más tiempo “jugando” que a la trama, y ese primer aspecto no siempre es del todo agradable.

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Antes de finalizar las características base del título hay una en especial que nos ha encantado más que el resto, y no es otra que la cordura de los personajes. Cada protagonista es único y diferente al resto, por lo que cada uno cuenta con sus propias fobias y temores. Estos aparecen dependiendo de según qué escenarios, acciones o “dificultad” del combate. El más destacable en este aspecto es Gavin, el cual es una rata de laboratorio como quien dice y es al que más le aterra las situaciones peligrosas o de tensión. Cuando entra en pánico su cordura se va al traste y puede atacar a sus compañeros, complicar la situación o errar en los puzles. Si aplicamos esto a los demás miembros del grupo tenemos un componente diferente a lo establecido —incluso en los juegos RPG— muy interesante y que esperamos que otras compañías lo tengan en cuenta.

A pesar de que el videojuego cuenta con una gran puesta en escena en lo visual que hace uso de un estilo propio de los cómics europeos, su banda sonora no es nada del otro mundo. Cuenta con voces en inglés pero la desarrolladora ha tenido en cuenta nuestro idioma y posee textos en castellano, con algunas irregularidades pero nada desdeñable.