Circus Electrique, análisis. A la mazmorra más oscura con este peculiar circo de los horrores

Es curioso que un juego como Darkest Dungeon, que ni mucho menos tiene una popularidad a la altura de otros grandes indies, y cuya segunda entrega -en Early Access- no está teniendo excesiva repercusión, haya tenido tantísima influencia en lanzamientos posteriores. Tal vez sea un subgénero de nicho, pero la realidad es que los fans del juego de Red Hook Studios son fervientes admiradores de la fórmula combate + gestión de recursos + looteo, algo que no ha pasado desapercibido para muchos estudios independientes. Uno de ellos es Zen Studios, especializados en, ojo, juegos de pinball, que se han aventurado a crear su propio título de este corte con el nombre de Circus Electrique, y que bajo este nombre tan peculiar esconde un apartado artístico y una ambientación originalísimos, pero... ¿es suficiente?

La premisa argumental del juego no es menos original, y es que nos presenta la tensa relación entre Amelia, una periodista londinense, y su tío, el cabecilla del circo, y al que ella considera responsable de un accidente donde su madre falleciera diez años atrás. Sin embargo, y por si esta tensión fuera poco, se desata un incidente en la capital británica que convierte a sus habitantes, cuerpos y fuerzas de seguridad, en hostiles, a los que tendrán que hacer frente nada menos que los trabajadores del circo.

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El mayor espectáculo del mundo

Decíamos antes que la influencia de Darkest Dungeon es más que evidente, y es que quienes hayan jugado aquel podrán prescindir completamente de un tutorial que, por fortuna, es bastante somero pero lo suficientemente explicativo para los jugadores nuevos. A partir de aquí, lo primero que nos va a llamar la atención es, como decíamos antes, su ambientación.

Circus Electrique hace uso de unos diseños steampunk que destacan para bien, tanto en escenarios como, sobre todo, en personajes, ya que los primeros tampoco cumplen un papel excesivamente importante. A nivel gráfico además alcanza un nivel también destacable, con lo que es evidente que qué duda cabe, entra por los ojos según arrancas el juego. Pero al fin y al cabo hablamos de un videojuego, y hay que ver si es capaz de destacar en sus apartados más importantes...

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Por un lado, el tema de la gestión del circo no es excesivamente complejo pero sí nos tendrá ocupados un buen rato antes de entrar al meollo de los combates. Contamos con una serie de trabajadores -de cuatro clases iniciales diferentes, entre las que se encuentran payasos, forzudos o pirómanas, por ejemplo-, los cuales habrá que encajar en cada número circense. Esto no es tan sencillo como parece, ya que hay que tener en cuenta varios factores como las habilidades de divertimento de cada uno de ellos, además de la química entre los participantes. Por hacernos una idea, esta química es un sistema similar al de FUT de FIFA, teniendo que buscar links verdes, habiendo también naranjas y rojos, con el problema que estos links se establecen de una manera aleatoria.

A medida que avanzamos en el juego podemos montar números más complejos, con más de tres participantes, y tras confirmarlos, elegiremos otros parámetros como puede ser por ejemplo la promoción que realizaremos en la ciudad. De todo ello depende el éxito de nuestra obra, que al final del día nos proporcionará items y loot para poder combatir con mayores garantías. Obviamente, no falta un tren que pasa de vez en cuando con más miembros para nuestro circo, que vamos a tener que visitar a menudo, ya que como podíamos esperar, hay muerte permanente.

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Al igual que en Darkest Dungeon 2 -la comparación es inevitable-, a la hora de explorar encontramos un mapa diseñado de manera discreta con varios nodos, pudiendo elegir el camino, aunque no contemos con demasiada libertad. En estos nodos habrá botín, eventos argumentales en los que tomar decisiones y por supuesto, combates, la otra base jugable de Circus Electrique.

Combate exigente, pero sin marcas diferenciales

El combate no tiene ningún secreto: nuestros cuatro héroes elegidos se enfrentan en batallas por turnos contra enemigos, todos ellos situados en línea y cada uno con unas posiciones predilectas en las que se muestra más eficaz. Como decíamos antes, al comienzo tan solo contaremos con cuatro clases diferentes, lo que hará que estos combates sean muy poco variados, aunque a medida que progresamos conseguiremos un buen puñado más, aunque nos va a costar lo suyo.

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Cada personaje tiene hasta 6 habilidades diferentes -mejorables a medida que sube de nivel-, habiendo algunas de daño cuerpo a cuerpo, a distancia -también con daño de área-, curación, apoyo... y teniendo un alcance limitado. Es verdad que al principio puede ser un tanto abrumador, ya que cada habilidad tiene varios efectos, lo que hace que estos combates iniciales sean también lentos al tener que leer cuidadosamente todos los daños colaterales, que puede haberlos. Por suerte, cada una viene perfectamente explicada, solo hay que tener paciencia al comienzo del juego y cada vez que nos encontramos con un arquetipo diferente de personaje.

Además, hay que tener en cuenta un nuevo aspecto en la batalla como es el Fulgor, que no es sino, por decirlo de alguna manera, el estado de ánimo de cada personaje en liza. Puede ser modificado durante el combate gracias al uso de consumibles y habilidades, pero también en la fase de gestión, consiguiendo grandes éxitos de público en nuestros números circenses. Circus Electrique acierta integrando ambos aspectos jugables, aunque no están al mismo nivel, y es que no podemos evitar pensar que al combate le faltan aún más señas de identidad que lo diferencien de juegos similares.