Mario Kart, 30 años de una revolución en marcha

Agosto, 27, 1992. Nada menos que 30 años han pasado desde que Mario Kart apareció por primera vez en nuestras vidas (bueno, en la de los japoneses, que a España no llegó hasta enero de 1993). Fue en Super Nintendo, que hizo un uso exhaustivo de su Modo 7. Nada volvió a ser lo mismo desde entonces.

Hoy, el mismo día de 2022, Mario Kart 8 Deluxe continúa el legado con buena salud a pesar de haber pasado antes por WiiU y de haberse lanzado hace ya cinco años en Switch. Recién estrenado el segundo paquete de 8 circuitos, nos quedan meses en los que recorrer las nuevas pistas que irán llegando hasta completar las 48 prometidas.

Mario Kart, un juego siempre en busca del podio

El público siempre ha estado rendido a Mario Kart. Lo encumbró en Super Nintendo hasta el cuarto puesto de juego más vendido de la consola, llegando hasta el segundo en Nintendo 64, Gamecube y Wii y coronando el primero en WiiU. En Switch lleva ya más de 40 millones de juegos vendidos, colocándose en el primer puesto por delante de superventas como Animal Crossing, que arrasó en 2020 aupado por la pandemia, o Super Smash Bros, con quien comparte consola de inicio, WiiU, y forma de explotación con interesantes añadidos periódicos vía DLC.

El juego ha respirado libre más allá de las consolas de sobremesa, con excelentes iteraciones portátiles que en DS y 3DS son especialmente brillantes. Se encuentra en plataformas móviles, disfruta en arcade de una espectacular visión en Realidad Virtual y se materializó delante de nuestros ojos a través de cochecitos teledirigidos y circuitos recreados a través de la Realidad Aumentada.

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Las claves que mantienen el motor engrasado

Y esa es una de las claves de esta franquicia: siempre ha estado abierta a las ventajas que ofrecía progresivamente la tecnología. Ya en su momento hizo uso del Modo 7, que permitía cierta sensación de profundidad, así como la implementación para dos jugadores de la que no disponía su rival en las carreras, F-Zero.

En Nintendo 64 el número de jugadores subió a cuatro. Junto a Goldeneye se convirtió en el centro de las fiestas con amigos. Hay toda una generación marcada por aquellas tardes irrepetibles. Las versiones portátiles explotaron la competición inalámbrica sumada al placer que era montarse piques fuera de casa en plazas y parques. De ahí al online solo había un paso, y a día de hoy no cuesta nada empezar partidas con jugadores de todo el mundo ávidos de tirarte un caparazón rojo.

Ese tono festivo siempre ha acompañado a Mario Kart, uno que podía hacernos rabiar al ser volteados por un caparazón azul justo antes de cruzar la meta. Los ítems con los que podemos beneficiarnos y fastidiar al contrincante acercó el juego a un montón de usuarios que habían quedado fuera de los juegos de carreras más técnicos. Aquí el (programado) azar podía hacer de las suyas en el momento menos indicado dando posibilidades de triunfo a los menos habilidosos.

Mario Kart arrasando en el último lustro con su octava entrega de sobremesa, la preocupación nos viene por el futuro de la franquicia. Y es que parece muy difícil mejorar una fórmula que da la sensación de encontrarse pulida al máximo. Aunque bueno, hablamos de Nintendo, empresa que ha reinventado la rueda de forma sorpresiva y aluciante en varias ocasiones a lo largo de la historia. Véanse los Mario Galaxy o el último triunfo que ha supuesto Zelda Breath of the Wild. Sus imitadores han demostrado que solo pueden acercarse a estos logros, Mario Kart incluido, ¿superarlos? Eso queda solo para la propia Nintendo.