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MADiSON

MADiSON

análisis

MADiSON, análisis. Diario de una posesión infernal

Los amantes del género survival horror están de enhorabuena, gracias a un nuevo título en el que algo trata de adentrarse en nuestro cuerpo.

Actualizado a

El cine, la literatura y los videojuegos han demostrado muchas veces que dentro del terror, hay algunos elementos que brillan con luz propia. Muertos vivientes, apariciones fantasmales, vampirismo… y posesiones demoníacas, como es el caso que hoy nos ocupa. El concepto en sí mismo habla acerca de una entidad maligna decidida a introducirse y controlar un cuerpo vivo a modo de conducto al que usar para materializarse en el mundo físico.

En MADiSON, el nuevo survival horror de Bloodious Games, la víctima es el propio protagonista. O lo que es lo mismo, nosotros. Una premisa de lo más atractiva, que se convierte en la piedra angular de una historia turbia y retorcida como pocas. Aquí, el mayor de los temores nace directamente de nuestro interior.

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El miedo se abre camino

La puesta en escena no puede ser más inquietante: despertamos encerrados en una habitación, y al otro lado de la puerta, nuestro propio padre se muestra especialmente nervioso y no está dispuesto a permitir que salgamos; no sabemos por qué, pero resulta evidente que nos tiene miedo. En otras palabras, él piensa que hemos sido víctimas de una posesión, aunque nosotros no percibimos que suceda nada extraño. Por ahora...

Si hay algo que nos ha gustado durante nuestra experiencia con MADiSON, es que el juego sabe perfectamente cuándo, cómo y dónde tratar de asustarnos. Hay sustos imprevisibles conocidos como jumpscares, sí, pero en ningún momento abusa ni cae en la vulgaridad de apostarlo todo a los sobresaltos. En su lugar, la narrativa se alía con una ambientación realmente aterradora que, poco a poco, consigue inducirnos en un estado de alerta, en el que no confiamos ni en nosotros mismos.

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El juego tiene ciertos elementos aleatorios, aunque el diseño de niveles y el desarrollo de la historia es fijo. Nos referimos a que en determinados momentos, las visiones que sufrimos no son exactamente iguales en todas las partidas. Visiones que se vinculan a la misteriosa cámara de fotos que portamos, el gran pilar del conjunto jugable. Podemos tomar fotografías en cualquier momento y acto seguido mantener apretado el gatillo para revelarla, y como podéis imaginar, la realidad capturada por la lente no siempre se corresponde con lo que ven nuestros ojos.

El uso de la cámara se ha convertido en algo muy habitual en juegos de terror, y aquí funciona realmente bien. Por un lado, tomar una foto de un elemento clave es la única vía que tenemos para desvelar la solución de algunos rompecabezas. Por otro, el flash es vital para iluminar una zona oscura; a veces no resulta nada fácil encontrar el camino a seguir, porque el juego es muy oscuro y ni siquiera cuenta con una opción para ajustar el nivel de brillo.

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Un conjunto sólido

Lejos de lo que puede parecer —y de algunos elementos característicos del género—, MADiSON es un survival horror en su fórmula tradicional: exploración, búsqueda de objetos, backtracking y una amplia gama de puzles y acertijos que debemos resolver si queremos seguir avanzando. El conjunto equilibra con acierto sus componentes y ofrece una experiencia que presenta un buen ritmo, en la que no estamos quietos en ningún momento ya que siempre hay algo por hacer.

El diseño de niveles, sin ser especialmente complejo, se reparte a través de múltiples secciones y muchas de ellas están bloqueadas en los primeros compases del juego. Conforme avanzamos descubrimos atajos que conectan zonas de la casa, hallamos pistas y recursos que podemos emplear en otros lugares y empezamos a ver que estamos ante un título más complejo de lo que parece.

Todo eso se debe en gran parte a los puzles, numerosos y muy interesantes en algunos casos. Desde inspeccionar objetos y documentos para descifrar una clave numérica, hasta usar la cámara de fotos para desvelar secretos que no podemos ver a través de nuestros ojos. Además, hay algo que conviene tener en cuenta: la solución no es la misma en cada partida, aunque el modo de obtenerla sigue ciertos patrones como observar la hora de un reloj. El desarrollo se cuece a fuego lento, jugando constantemente con la necesidad de encontrar algo que no tenemos, mientras el nerviosismo crece gracias a la manera en la que el miedo nos va poseyendo poco a poco.

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Luces y sombras en el apartado técnico

MADiSON es uno de esos juegos que, al igual que P.T. o Visage, logran ponernos la piel de gallina gracias a su apartado audiovisual. Por un lado, el aspecto fotorrealista, junto al nivel de detalle de los escenarios y la sobrecogedora ambientación, da lugar a una experiencia terrorífica como pocas. Por otro, el tratamiento del sonido se combina con el audio 3D —os recomendamos encarecidamente jugar con cascos— brilla con luz propia y es suficiente para conseguir que hasta el más valiente se sienta vulnerable. En cuando a prestaciones técnicas, el rendimiento cumple, pero sin alardes; rasca en más de una ocasión y no hay rastro de ajustes gráficos.

Sin embargo, el juego arrastra algunos problemas de rendimiento que el estudio debería tratar de solucionar. Por ejemplo, el único modo de ajustar el brillo es a través del televisor, ya que no hay rastro de opciones gráficas de ningún tipo. Algunas caídas de framerate que surgen cuando hay estrés visual o movemos rápidamente la cámara pueden ser bastante molestas para los usuarios más exigentes. Además, en el momento de escribir estas líneas tampoco hay posibilidad de configurar la sensibilidad y otros aspectos.

Conclusión

MADiSON es un juego de terror muy interesante, que sabe cuándo y cómo asustar al jugador, equilibrado y con una atmósfera realmente sobrecogedora. Una apuesta segura para los amantes del género, de la escuela de P.T., Visage y otras propuestas similares. La premisa de la historia se desmarca de lo habitual y consigue que el miedo se introduzca poco a poco en nuestro cuerpo. A pesar de algunos problemas técnicos con los que hay que lidiar, es una apuesta segura para los amantes del género.

Lo mejor

  • La ambientación es realmente terrorífica
  • El audio 3D eleva la experiencia
  • La cantidad de puzles y mecánicas clásicas
  • Algunos sustos están muy bien planteados

Lo peor

  • El rendimiento técnico es irregular
  • La ausencia de ajustes visuales y de control
7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.