Imp of the Sun, análisis: el Diablillo y sus Locuras

Divertido, pero no memorable. Eficaz, pero no estupendo. Entretenido, pero parecido a muchos como él. Todo esto sirve para definir a Imp of the Sun, el primer juego del estudio peruano Sunwolf Entertainment, que mira a sus raíces para contarnos una historia sencilla pero llena de su rica cultura precolombina.

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Praise the sun!

El dios de los cielos tiene varios enemigos que han establecido el Eclipse eterno, buscando derrocarle y hacer caer una era de oscuridad sobre la civilización. Cada uno situado en una punta del reino, Dios envía a un pequeño diablillo en llamas para que los derrote, y así acabar con el Eclipse y que el dios Sol vuelva de nuevo a los cielos.

Como vemos, la historia del juego es básicamente una excusa para establecer un entorno, un viaje y una campaña básicas en la que recorreremos escenarios a lo Metroidvania en 4 niveles que nos llevarán por montañas, cavernas, santuarios, templos perdidos, junglas y precipicios y zonas que nos hacen sentir como si esto fuera un crossover entre La Mulana, los Tomb Raider clásicos y El Emperador y sus Locuras de Disney.

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Con un gameplay de plataformas, combates, exploración y puzles, la jugabilidad se centra bastante en ese primer género, e Imp of the Sun es, primero y ante todo, un plataformas 2D de regusto absolutamente clásico, recurriendo a los viejos trucos de temporizadores o zonas que aparecen y desaparecen. Incluso los desarrolladores te retan poniendo saltos coordinados entre plataformas que se mueven rapidísimo a ver si te pillan. El control es una delicia, ajustado al máximo en cuanto al movimiento del personaje.

Incavanía

En cuanto al desarrollo, Imp of the Sun ofrece el toque Metroidvania para que nos perdamos un poquito en los escenarios. Cada zona del mapeado está dividida en varias secciones, y aunque la trama y los NPCs del juego nos van a guiar más o menos por donde ir, el juego acierta dándote libertad para que explores a tu gusto, y vuelvas cuando tengas ciertos poderes o skills que antes no tenias.

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La salud viene representada por iconos rojos -al inicio solo tendremos dos-, y la barra que aparece debajo de nuestra salud es nuestro Fuego Interior. Esta barra sirve para recuperar la salud (nos curamos manteniendo pulsado el botón X) y para más acciones, pero sólo se regenera si el diablillo está cerca de una fuente de calor como una antorcha (que emana un halo señalando la distancia máxima a la que deja de ser efectiva). Si la barra de FI está demasiado oscura, no llegará a regenerarse por completo. Y conforme vamos jugando, la dimensión de la FI va creciendo. Por lo tanto, regenerar la salud depende de nosotros exclusivamente.

El sistema de combate tiene ataques normales, ataques deslizándose y combos aéreos. De hecho el juego te premia por golpear de una de estas dos últimas formas, ya que peleando de frente tu personaje está muy expuesto. Tiene un ataque cuerpo a cuerpo y uno a distancia que cuando se carga permite lanzar una lanza en diagonal -que también podemos usar para activar interruptores.

Cumplidor, lo malo del ataque no es este en sí, sino que los enemigos tienen una IA enemiga que cambia demasiado: o no hacen nada, o van de repente en ‘kill Mode’ activado hacia ti. Y aunque son variados, tampoco representan una gran amenaza. Otra cosa son los Jefes Finales, de las partes más divertidas del juego sin duda, aunque también con ciertos desajustes de dificultad, porque puede que un intento sean imposibles, y en otro te los cargues sin apenas esfuerzo.

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Qari

Una especie de parca colorista llamada Qari representa los checkpoints en cada nivel. Si morimos, el respawn será inmediato y a su lado. También será la encargada de ayudarnos a subir de nivel, permitiéndonos el juego decidir si queremos subir los puntos de salud y de fuego interior para recuperarnos más rápido. O los de combate para hacer más daño efectivo. Quari también posee el poder del ‘fast travel’, y cuando vayamos desbloqueando los checkpoints de cada zona del mapa, podremos pedirle que nos lleve a ellos.

Lo malo es que la especialización del personaje es muy lenta, requiere demasiados puntos, y el juego es bastante corto. También hay desequilibrios de dificultad en cuanto a unos mapas en los que vuelas y otros en los que te atascas sin más. La mayor sensación es que parece que Imp coge de aquí y de allá, de juegos como los muy superiores Guacamelee o Oro & the Blind Forest. Es eficaz, pero con un déjà vu constante.

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Quipus

Los coleccionables son un elemento que ayuda a la exploración, porque aunque son accesorios a la campaña en sí, gracias a ellos te enterarás más del lore del juego y te ayudarán. Los hay de tres tipos: tesoros a lo Uncharted, mapas y ‘quipus’. El trasfondo del juego está explicado mediante 9 quipus que el personaje de la anciana puede leer -y basados en los quipus reales, instrumento de almacenamiento de información consistente en cuerdas de lana o de algodón de diversos colores, provistos de nudos y usado por las civilizaciones andinas.

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Los 21 tesoros que puedes encontrar y el personaje de la niña colecciona sirven para que esta NPC te de orbes dorados a modo de recompensa, permitiéndote desarrollar mejor las skills y poderes de tu personaje. Y los 5 mapas irán desbloqueando partes del mapa para que puedas orientarte mejor en el mundo del juego. Encontrar orbes es esencial, porque las skills están caras de desarrollar -subirte los puntos de vida la primera vez vale 250 orbes, y la segunda ya 1250.

Gráficamente, las animaciones estilo hechas a mano de cada enemigo y NPC son un encanto, y hay que destacar que incluso en formato portátil en Switch va a 60fps constantes. Los escenarios son variados y coloristas, y el diseño artístico buscando la cultura inca y elementos mesoamericanos está muy conseguido, con varias capas de fondos, siempre a medio camino entre La Mulana y El Emperador y sus Locuras de Disney. Las cinemáticas ya se antojan demasiado simples, revelando que el presupuesto tampoco era muy alto.

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Sonoramente, esto es espectacular. Y no por las voces, que hablan con un idioma inventado, sino por la música. El trabajo hecho aquí por el compositor Jose Varon es tan bueno, que no desentonaría en un film Disney -tiene cosas del Rey Leon de Hans Zimmer, otras recuerda a Mi Gran Amigo Joe y a Avatar, ambas de James Horner. Preciosa, variada y además hecha con instrumentos de la cultura peruana, lo que le aporta personalidad. Honestamente, de las mejores que hemos oído en lo que llevamos de 2022.