Sniper Elite 5
Sniper Elite 5, análisis. El francotirador que ya conoces, ahora en la next-gen
Rebellion publica Sniper Elite 5, una nueva entrega de su dilatada franquicia que busca una nueva dosis de Segunda Guerra Mundial sin realizar riesgos.
Rebellion sigue al pie del cañón con su saga estrella. Sniper Elite 5 es el siguiente paso en las aventuras de Karl Fairburne a lo largo y ancho de la Segunda Guerra Mundial. La primera entrega dentro del marco de la nueva generación nos deja un título que mantiene la apuesta por el mundo abierto. Como francotirador de élite, está en nuestra mano abarcar las misiones con el estilo de juego que queramos. Reúne todos los componentes del shooter en tercera persona de sigilo sin riesgos.
Francia, nuestro nuevo patio de recreo
Francia, 1944. Una operación encubierta por Estados Unidos tiene como objetivo debilitar la fuerza del ejército de Adolf Hitler alrededor de la cosa de la Bretaña. Nuestro primer objetivo en el juego es derribar la Muralla Atlántica. Lo que empieza como una misión de un solo hombre termina convirtiéndose en una colaboración con la resistencia local para devolver la esperanza al pueblo ocupado por la Alemania Nazi.
La campaña consta de 9 misiones que siguen el patrón sandbox ya visto en Sniper Elite 4. De hecho, pocas sorpresas encontramos en este sentido. Como Karl, afrontamos niveles que toman una porción de terreno en diferentes capas. El camino más evidente recorre hacia el objetivo principal sin demasiadas complicaciones. Llegas, destruyes la infraestructura de turno y te vas. Pero cumpliendo nada más que eso estaríamos rascando la superficie. Hay mucho más dentro de la oferta de esta quinta entrega.
Las tareas secundarias tienen como meta introducir al jugador en el uso del mayor número de herramientas posibles. Una de ellas, por ejemplo, nos lleva a detener el entrenamiento de espías que el régimen está impartiendo en Beaumont-Saint-Denis. Su localización no viene marcada de serie, sino que es a través de la exploración donde recabaremos la información.
Este modo de abrazar cada nivel nos recuerda de manera inevitable a la trilogía del reboot de Hitman. El escenario y quienes nos rodean forman una parte esencial de su estructura. Esta idea viene reforzada por la incorporación de los objetivos especiales a eliminar. Cada misión incorpora un enemigo que al abatirlo bajo circunstancias concretas nos proporciona bonificaciones en nuestro arsenal.
Puedes hacerte una idea de a qué apuntan con el siguiente ejemplo: uno de los coroneles a abatir nos pedía como requisito hacerle volar por los aires con un explosivo. El problema es que siempre va a bordo de un vehículo que patrulla por todo el mapa. Ya que las minas son advertidas por los conductores de los jeeps, nuestro plan pasó por una solución más creativa: una bala certera en el depósito de combustible. Resolver estos pequeños rompecabezas a golpe de gatillo son una de las señas de identidad de la saga.
El mundo de las invasiones
La principal novedad de Sniper Elite 5 en materia jugable es la posibilidad de invadir la partida del resto de jugadores. La mecánica, opcional en el menú de ajustes, te permite añadir algo más de chispa a un combate contra los NPC de sobra conocido para los amantes de la saga.
Como Karl, alrededor del mapa encontramos un radar de proximidad que indica sin detalle a qué distancia está el otro jugador de nuestra posición. En cambio, si eres el francotirador alemán, tan solo puedes guiarte por las señales visuales y auditivas. En ciertos lugares del escenario hay unos teléfonos que te señalan la última posición conocida del contrario, pero al hacerlo también desvelarás tu ubicación.
Durante nuestras sesiones hemos pasado por todos los estados. Las primeras invasiones fueron excelentes y nos animaban a continuar compitiendo contra el otro. Sin embargo, al jugar como Karl termina siendo una molestia (incluso lo llegamos a desactivar para continuar la campaña). Cuando el otro jugador entra en la partida, la inteligencia artificial del enemigo se altera, y se percibe la latencia de la sesión multijugador. En una primera pasada a la campaña no es la manera óptima de disfrutarla: si estás infiltrándote en un objetivo y el invasor te da caza, despídete de los avances hasta tu último guardado.
Sin embargo, al tomar el rol de invasor las sensaciones mejoran… dependiendo de la partida. Muchas veces es como buscar una aguja en un pajar. Si Karl mantiene un perfil bajo, a no ser que uses un teléfono es casi imposible dar con su localización. Dada la amplitud de los mapas es casi como buscar una aguja en un pajar. Tampoco ayuda que buena parte de su progresión esté ligada a elementos puramente cosméticos, al contrario que al avanzar en la campaña.
Cero riesgos: el Sniper Elite que ya conoces
El estreno de la franquicia en la nueva generación asume muy pocos riesgos, por no decir ninguno. Es la fórmula que ya conoces en todos los sentidos. Juega sobre seguro, aunque nos hubiera gustado que se potenciara algo más la parte de francotirador. Como ocurriese en Sniper Elite 4 (y en menor medida en Sniper Elite 3), la infiltración y el combate a corta distancia con el uso de silenciadores son las vías recomendadas.
Se penaliza en exceso el ruido que generan los disparos de francotirador. En el menú de personalización podemos gestionar el alcance del sonido en un radio determinado, pero es insuficiente. Habitualmente llevarás un rifle de alcance efectivo superior a los 100 metros, lo cual quiere decir que todos aquellos enemigos que entren dentro de ese margen localizarán tu posición.
Tampoco ayuda que la inteligencia artificial siga anclada en los tres estados de siempre: pasivo, patrulla y hostil. Es poco efectiva en combate, y nos gustaría que en el futuro puedan cambiar de comportamiento al advertir cambios realizados en el jugador. Por ejemplo, que al descubrir un cadáver llamen a refuerzos y las proximidades de esa zona queden alteradas.
Completar la campaña nos tomará alrededor de 12 horas sin ser completista; al buscar realizar todos los objetivos, su duración asciende hasta las 18, aproximadamente. El énfasis por las funciones multijugador sigue presente. Al competitivo clásico (duelo por equipos, todos contra todos…) se le suman opciones cooperativas interesantes. Puedes completar el modo historia con la compañía de otro jugador a través de la red. Y más allá de eso, encontrarás un modo horda en el que sumarte con hasta 3 jugadores para derrotar oleadas de tropas alemanas.
Todas las vertientes por internet son estables (a excepción de las incosistencia durante las invasiones), como también ocurre en el plano técnico. Nos hemos encontrado un Sniper Elite sólido en lo técnico (60 frames por segundo) que varía la resolución de manera dinámica. Su objetivo apunta al 4K, pero las caídas no son especialmente notorias. La pantalla se ve nítida, como una versión vitaminada de la cuarta entrega.
Conclusión
Sniper Elite 5 juega sobre seguro. Es la experiencia que Rebellion lleva ofreciendo por más de un lustro, aunque esperábamos más cambios en la fórmula jugable. Se siguen premiando las distancias cortas, la infiltración y el uso de silenciadores. No se incentiva jugar como francotirador, al revés: se penaliza demasiado apretar el gatillo del fusil. Los niveles mantienen la apuesta por los entornos sandbox de su antecesor, por lo que de alguna manera de sentirás como en casa. Sólido en lo técnico en su estreno en la nueva generación, los fans reciben una nueva dosis del juego que ya conocen de sobras. Ahora bien, el futuro de la saga pasa por ser más ambiciosos: necesita subir el siguiente peldaño.
Lo mejor
- Buen diseño de niveles.
- La satisfacción de clavar un disparo con tu rifle francotirador (Rayos X, caída de la bala...)
- Variedad de experiencias tanto en solitario como en cooperativo y competitivo.
- Sólido en lo técnico en la versión de nueva generación.
Lo peor
- Excesivamente continuista; queremos ver un salto en la fórmula.
- Se penaliza demasiado el estilo de juego francotirador.
- El modo invasión necesita un giro. Se agota demasiado rápido.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.