Cómic
‘Los Escorpiones del desierto’: Hugo Pratt y la guerra en el Norte de África
Norma reúne en un integral los cinco volúmenes que el italiano dedicó a las aventuras del Long Range Desert Group durante la Segunda Guerra Mundial.
Hugo Pratt, reconocido mundialmente por su famoso Corto Maltés, vuelve a dar rienda suelta a sus experiencias aventureras en una saga que por calidad no le va a la zaga de la del mítico marino, aunque sea mucho menos conocida.
El italiano vuelca en estos álbumes parte de su experiencia vital ya que siendo niño cambió la ciudad en la que se crio, Venecia, por Etiopía (1937), colonia por entonces italiana y que era conocida por Abisinia. En 1940 cuando Italia entra en guerra con Francia se enrola en la milicia colonial de Addis Abeba, donde es nombrado mascota del batallón debido a su corta edad (13 años). Este contacto temprano con la vida militar le permite dibujar uniformes y adquirir experiencias que luego plasmaría en sus viñetas.
Pratt escogió el Long Range Desert Group como escenario para su aproximación a la guerra en el Norte de África porque su fama se equiparaba a la del mismismo Rommel, quien sentía admiración y temor por ellos: "El LRDG nos causó más daños que cualquier otra unidad de su tamaño". Y también porque estaba integrada por voluntarios de diferentes lugares del mundo.
Álbum fundacional
Las primeras aventuras del LRDG ven la luz en 1969 en la edición italiana de la revista de cómic Sargento Kirk, son 45 páginas a blanco y negro en las que Higo Pratt cimenta las bases de la que sería la obra durante 23 años. Este primer álbum, Los Escorpiones del Desierto, sirve de presentación a los personajes que irán desfilando por las viñetas durante muchos años. Todos ellos tienen en común un aire aventurero y una visión del conflicto un tanto escéptica: "Estoy hasta las narices de esta guerra", que le da al relato un aire antibelicista.
Pratt despoja a las acciones de combate de todo tipo de romanticismo proyectando en sus personajes el rechazo que le produce la guerra: su padre fue apresado por los aliados en 1942 y trasladado a un campo de prisioneros, donde murió ese mismo año.
El personaje principal es el teniente Koinsky, un polaco que tras huir de su patria como consecuencia de la invasión alemana se enroló el Long Range Desert Group. El comando guarda muchas similitudes con Corto Maltés, ambos son aventureros, cínicos, se rigen por su propio código de honor y se ven envueltos en circunstancias de lo más variopintas, eso sí el militar es mucho más violento e implacable que el marinero.
Piccolo Chalet
El segundo álbum de la colección apareció en 1975 y toma su nombre prestado de un cabaret. Si en el primer tomo hay una participación más coral, en este Koinsky acapara todo el protagonismo, cuyo personaje evoluciona a un héroe del cómic más clásico, más en la línea del teniente Blueberry. La guerra del desierto traslada su teatro de operaciones a Etiopía donde las tropas locales cogen plano. Pratt se aleja de un relato de guerra tradicional para centrarse en las reflexiones de los personajes y en un sentimiento de no pertenencia a una tierra que les es extraña y donde los europeos encuentran más puntos en común con sus enemigos que con sus aliados indígenas.
Como curiosidad se desvela en sus páginas el destino de la gran creación de Hugo Pratt: "...un tal Corto Maltés, que al parecer desapareció durante la guerra de España".
Azadas Dankali
Este tercer tomo vio la luz en 1980 y es el primero de todos en publicarse originalmente en color, en el Koinsky es hecho una y otra vez prisionero para acabar en un fuerte italiano custodiado por unas tropas al borde de la rebelión. De nuevo Pratt se centra en temas como el colonialismo y la relación de los europeos con sus países subordinados. Hay en sus páginas mucho humor y una cierta melancolía y desazón por una guerra absurda que se libra lejos del corazón del verdadero conflicto y que enfrenta a hombres que tienen muchas vivencias comunes.
Dry Martini Parlor
Este álbum aparece solo dos años después del anterior y su principal característica es que trae una revolución estética y narrativa de primer orden. Pratt abandona la maquetación clásica de los álbumes europeos (4 tiras) para pasar a tres tiras por página, esto implica viñetas mucho más grandes, pero que además están más vacías. Hay una simplificación notable del dibujo. Solo los vehículos siguen manteniendo esa precisión y ello se debe a que Hugo Pratt recurría a Guido Fuga para este tipo de trabajos. Hay un evidente contraste de estilos entre las figuras humanas y los ingenios mecánicos (aviones, tanquetas, coches...). Narrativamente no aporta mucho porque mantiene el discurso de anteriores entregas.
Brise de mer
Fue el último de los álbumes de la serie de Los Escorpiones escrito y dibujado por Pratt. Lo sacó en 1992, tres años antes de su fallecimiento y mantiene el esquema de las tres tiras, aunque su dibujo vuelve a recobrar el pulso de antaño y está más elaborado que en Dry Martini. Su extensión es el triple de que los anteriores y narra las desventuras de un variopinto grupo de personajes en un delirante viaje que acaba en el Mediterráneo. Hugo Pratt vuelve a tirar de ironía y se mofa de una aristocracia de la guerra que vive según unas normas cuyo sentido se perdió hace mucho tiempo. Como contrapunto a ello mantiene una figura de Koinsky que traspasa más aún si cabe las estrictas y en algunos casos absurdas reglas del ejército.
Edición de Norma
Norma reúne todos los volúmenes en solo integral que cuenta con el valor añadido de los dibujos conceptuales que Hugo Pratt realizó para la elaboración de personajes y uniformes. Además, la editorial nos regala un magnífico prólogo realizado por Felipe Hernández Cava, una de las grandes referencias del cómic español.