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Opinión

Otro No-E3 que nos hace desear la vuelta del E3

Acaba una semana errática en anuncios y eventos, en la que se ha salvado lo inesperado, por formato y momento. El año que viene el E3 quiere volver de forma definitiva.

Otro No-E3 que nos hace desear la vuelta del E3

Hace años que defendemos la importancia del E3, aunque algunos quisieron matarlo antes de tiempo y asegurarnos que el formato estaba caducado. Con la pandemia de por medio y el streaming como el rey absoluto de estos últimos años, el resultado de no tener el E3 por causas mayores ha ido mermando la paciencia y las esperanzas de los usurarios en estos últimos años. Y este 2022 no ha sido una excepción.

El Summer Game Fest debía ser el gran evento central con el que arrancar una semana en la que Sony no iba a estar de manera directa ni Nintendo había encajado un Direct en esos días. Pero Geoff tenía la oportunidad de alzarse victorioso –de forma poco elegante ya se postuló para ello cuando la organización del E3 dijo que no habría evento y a los minutos anunció el suyo- y acabó fallando en el intento. Calisto Protocol brilló al inicio (pero lo habíamos visto ya en el State of Play), y el evento fue decayendo de forma alarmante en ritmo y relevancia.

Modern Warfare 2 se veía bien, estaba Bloober Team pero no para el rumoreado y publicado retorno de Silent Hill, The Rock se encargó de rebajar todavía más las expectativas de otro show más largo de lo necesario y la traca final resultó ser un remake de un juego que hoy ya luce de escándalo (cosa que no quita que lo que vimos era muy top visualmente), en un tramo final anticlimático (que si los actores, que si la serie, que si un multijugador) y que, además, se había filtrado justo antes del evento.

Devolver hizo de las suyas con una emisión divertida y algunos anuncios, y tras otros shows llegó el del domingo con Microsoft y Bethesda. Como en los últimos años, con mucho ritmo, mucho anuncio -no siempre al mismo nivel- y el Game Pass como suscripción imprescindible. Contra todo pronóstico salió ahí y no en un Direct algo de Silksong, y Kojima sorprendió por estar presente en el evento que no esperábamos (donde también hizo algo muy suyo, no mostrar nada). Diablo 4 nos dejó con ganas de más, Forza se vio de escándalo y Wo Long pinta mejor por lo que supimos después que por la cinemática. Por fin, eso sí, se pudo ver Starfield. El show tuvo muchos juegos y variados, pero volvió a confirmar que 2022 sigue siendo un solar a nivel de juegos propios para Xbox. Y son muchos estudios para tan poco 2022.

Con un PC Gaming Show en su línea –cerraron con un mod de Alyx, espectacular eso sí-, Capcom aprovechó su evento para enseñarnos el DLC de Village y poco o nada del Remake de Resident Evil 4. Con este panorama, las sorpresas llegaron en el último minuto: Square Enix se encargó de hacer más en 10’ que en algunos eventos de una hora de antaño con Rebirth, Ever Crisis y Crisis Core, y Capcom evitó su showcase para dar un anuncio como Dragon’s Dogma en un evento paralelo al de Square. Del cielo nos cayeron anuncios geniales casi sin esperarlos.

Al final, El State of Play de Sony del 3 de junio tuvo más nombres multiplataforma de peso que el evento de Geoff (RE4 Remake, Street Fighter 6 y el primer vistazo a Callisto Protocol, a los que sumar las exclusividades y buena pinta de Final Fantasy XVI y Village en VR), de Nintendo no se sabe nada, aunque se la espera, y la sensación es que todo ha sido disperso y extraño, en el que también hemos notado la ausencia de Ubisoft.

¿El E3 habría mejorado esto? Seguramente habríamos tenido los mismos anuncios a lo que sumarle todo lo que conlleva un E3. Y eso es poder ver y jugar a juegos que se han presentado, ampliando el tráiler de turno. En los últimos E3, juegos como Sekiro, Reisdent Evil 2, FighterZ, Forza Horizon 4, Monster Hunter World, Link’s Awakening, Control, Jedi Fallen Orden, Assassin’s Creed Oddyssey o Valkyria Chronicles 4 se pudieron jugar y/o capturar, con lo que supone a nivel de contenido ya no para la prensa, sino el usuario que puede ver y conocer más de ellos. Los nombres citados fueron de lo mejor de sus años.

El E3 tenía mucho margen de mejora y debía conseguir ser lo suficientemente atractivo para que compañías como Sony estuvieran siempre como uno de sus principales reclamos, pero como una feria para saber, ver y probar lo que estaba por venir en la industria era mucho, mucho mejor que todo lo que hemos vivido desde 2020. La buena noticia es que vuelve el año que viene. La mala es que no sabemos cómo será.