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Not Tonight 2

Not Tonight 2

Carné, por favor

Not Tonight 2, análisis. El fin del sueño americano

La aventura de ser portero de discoteca en una distopía trumpista.

Actualizado a

“Ojalá vivas tiempos interesantes”, reza una conocida maldición china que, por otro lado, no tiene un origen documentado oficialmente. El deseo tras dicha condena es que el reo se vea envuelto en una vorágine de acontecimientos convulsos que no le permitan un segundo de paz. Y, si nos ponemos supersticiosos, podemos decir que los últimos dos años se englobarían en el concepto de “tiempos interesantes”. Una pandemia, una guerra global o el Brexit son sólo unos de los hitos más destacados en el panorama actual sociopolítico. La realidad es, en ocasiones, inspiración para la ficción, como sucede con Not Tonight 2, la nueva entrega de Panic Barn tras Not Tonight. Editado por No More Robots, este título de gestión explora una América distópica y totalitaria inspirada en la gestión de Donald Trump. Desde el 11 de febrero lo tenemos disponible en PC Windows.

En un futuro no tan absurdo...

Not Tonight 2 es la secuela de un predecesor que contemplaba a Papers, Please como su inspiración principal. En la primera entrega, éramos un portero de discoteca en una distopía resultante del Brexit. Nos regíamos por las normas del local para decidir quién entra y quién no, junto con decisiones morales que nos hacían plantearnos nuestras obligaciones.

Esta sencilla fórmula permanece en Not Tonight 2, donde un grupo de amigos inicia un viaje en carretera para rescatar a Eduardo, un compañero detenido (o más bien secuestrado) por el régimen de los Mártires, la facción de extrema derecha que desea devolver la gloria a América. Para liberar a Eduardo de la prisión debemos llevar su documento de identidad y su árbol genealógico para demostrar que es un ciudadano estadounidense, a pesar de los prejuicios que suscita su origen latino.

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La partida se dividirá en tres viajes por carretera protagonizados, respectivamente, por Kevin, Malik y Mari. A través del primero ya experimentaremos una América consumida por el sueño americano (o más bien pesadilla), si bien los otros dos personajes nos permitirán una cruda perspectiva sobre el racismo y el machismo en primera persona. La sátira y el humor negro estarán presentes a lo largo de la historia, aunque por momentos se nota la dificultad de parodiar una realidad de por sí pintoresca. En muchas ocasiones, sentiremos incomodidad de saber que lo que tenemos delante no es tan hiperbólico como el juego nos desea intentar hacer ver.

Nuestros protagonistas, amén del objetivo principal de su aventura, tendrán la misión diaria de sobrevivir. En cada parada de su viaje aceptarán trabajar en un local dos noches para conseguir el dinero suficiente para proseguir su viaje y, al mismo tiempo, mantenerse vivos para poder reunirse con Eduardo. En cada localidad y en la carretera viviremos acontecimientos en los que tomaremos elecciones de diálogo que nos permitirán avanzar y, en algunos casos, una mala decisión podrá resultar fatal para nuestra aventura. Gestionaremos también un inventario para resolver ciertos diálogos y la vestimenta también será esencial para superar ciertos retos, incluso para alterar la imagen que otros personajes tengan de nosotros. Además, deberemos estar atentos a nuestros tres indicadores principales: salud, moral y dinero. Si uno de ellos llega a 0, nuestro periplo terminará.

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Portero, profesión de riesgo

No obstante, la verdadera acción estará en nuestra labor como portero, o BouncR, como se nos denomina en el juego. Cada noche, deberemos gestionar la cola de gente que desea acceder a nuestro establecimiento, solicitar documentos de identidad y verificar que éstos son legales y auténticos, y que los parroquianos son mayores de edad. En este punto, debemos elogiar la labor ingeniosa de Panic Barn para saber aportar frescura a cada nivel y mantener el juego interesante a lo largo de sus 8 horas aproximadas de duración.

Un juego que se base en comprobar papeles y ejercer el derecho de admisión puede aburrir al cabo de un par de horas. Es una tarea mecánica y, si parte del objetivo es llenar el local del mayor número posible de gente, nos veremos obligados a adoptar una velocidad casi de autómata. Sin embargo, Not Tonight 2 se reinventa en cada nivel. No sólo deberemos comprobar los carnés, sino cumplir con un requisito extra que variará en cada local y que propiciará un minijuego nuevo. Así, en una iglesia deberemos administrar la oblea adecuada según su nivel de fe, indicado en una tarjeta; en un casino deberemos jugar con los asistentes a que averigüen si su carta es mayor o menor que la de la casa (y asegurarnos de que la casa siempre gana); mientras que en una gasolinera deberemos rellenar el depósito según el dinero que hayan pagado.

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También se añaden extras en cada local, como comprobar si llevan mascarilla o realizar un escáner de virus, o disparar los globos que transporten a magos intrusos en una fiesta de caballeros medievales. Asimismo también gestionaremos, en ocasiones, la cola de clientes VIP, guiándonos por una lista de invitados y una contraseña que nos proporcionarán. Así, cada nivel resulta único, sorprendente e incorpora nuevas mecánicas.

La explicación sobre cada minijuego nos la proporcionará el dueño del local, pero no accederemos a ningún tutorial para probar cómo funciona cada aparato nuevo que nos proporcionen. Algunos de estos minijuegos son poco intuitivos, y deberemos guiarnos mediante el ensayo y error. Por supuesto, la sensación inicial de confusión forma parte de la propia experiencia de BouncR que Not Tonight 2 pretende transmitirnos: es un trabajo precario, en el que debemos adaptarnos con poco margen de error y acatar normas que no se corresponderán siempre con nuestros principios morales. En dificultades altas, deberemos adoptar un ritmo frenético si queremos cumplir con los mínimos que nos exige cada local y, sobre todo, si queremos conseguir los bonus extra para nuestro bolsillo.

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En una metáfora simpática de la vida real obrera, cada jornada laboral perderemos puntos de salud por no haber descansado correctamente. Ciertos acontecimientos del viaje en carretera dismunuirán nuestra moral, porque es inevitable deprimirse al ver el día día en un régimen totalitario. ¿Cómo evitar que dichos pilares lleguen a 0? Asimismo, habrá decisiones que nos permitan ganar salud y moral y, si cumplimos ciertas misiones paralelas que nos encomiende la organización MAPO, se nos recompensará reponiendo puntos.

Sátira costumbrista en pixel-art

En nuestra jornada diaria interferirán ciertos dilemas morales que se nos plantearán. Por ejemplo, un contacto nos pedirá colar a su protegida a sabiendas de que es menor, o alguien nos hará chantaje para que colemos a gente sin mascarilla en una zona afectada por la pandemia. No obstante, dichos dilemas no resultarán muy complejos, puesto que encontraremos una salida fácil, satisfactoria y justa casi siempre. En este punto, nos habría gustado que Not Tonight 2 fuera un poco más atrevido y siguiera más adelante con su intención de incomodarnos. ¿Hasta qué punto estaríamos dispuestos a mancharnos por un amigo? ¿Cómo es posible infiltrarse en el sistema para reventarlo desde dentro?

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A nivel estético, Not Tonight 2 sigue con el mismo estilo pixel-art de su predecesor, sin renunciar a una generosa variedad de diseños tanto en personajes como en escenarios. Destacamos un diseño de sonido en el que la música de cada local se amortigua si la puerta está cerrada. La localización suma a una excelente ambientación al respetar la oralidad en expresiones como “apañao”. Por otro lado, sentimos descubrir errores que nos han costado alguna elección de diálogo, o varias confusiones a la hora de traducir las marcas de género.

Not Tonight 2 es un viaje amenizado con música pop indie, cuya paz contrasta con el desolador panorama político que experimentaremos en Estados Unidos y al cual estaremos conectados tanto en nuestro trabajo como portero como en las noticias que leeremos en nuestro móvil. No osbtante, hay un mensaje esperanzador dentro del juego: es posible causar un impacto positivo en nuestro entorno y, por qué no, llevar adelante una revolución muy necesaria.

Conclusión

Guardar la puerta de un local, comprobar carnés y decidir quién pasa y quién no puede convertirse en una mecánica repetitiva. Pero Not Tonight 2 sabe muy bien cómo añadir minijuegos que refresquen la experiencia en cada nivel de juego y nos obligue a adaptarnos continuamente. Con una aguda sátira sobre la América de Trump que a veces no parece tan hiperbólica, Not Tonight 2 podría haber ido más allá a la hora de confrontar al jugador con sus decisiones morales.

Lo mejor

  • Frescura en cada nivel
  • Su humor satírico
  • Buen uso del inventario y el vestuario

Lo peor

  • Los dilemas morales son muy sencillos
7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.