Gran Turismo 7 y su potencial para durar toda la generación

Sigo jugando a Gran Turismo 7. La idea de la maratón diaria introducida por GT Sport es la excusa perfecta para que trate de acumular al menos los 42 kilómetros diarios y continúe mi racha. Una rutina, vaya, pero una de esas que haces por gusto. Porque el título de Polyphony Digital está planteado como una plataforma que se adapta a cada tipo de jugador y al ritmo que le queramos imprimir. Sony tiene la oportunidad de ver hasta dónde puede llegar este planteamiento.

Tras varias semanas jugando de forma ininterrumpida, no concibo que en un plazo de tres o cuatro años la respuesta de Sony sea un Gran Turismo 8 con tal de poder exprimir aún más las bondades tecnológicas de PS5 o reaparecer en tiendas con un producto evolucionado a precio completo, sino una política de actualizaciones constantes, recurrentes, para que ese deseo de jugar con frecuencia tenga un motivo real: nuevos contenidos.

Fuimos críticos con Gran Turismo Sport porque se dejó en el camino elementos que formaban parte del ADN de la saga, pero Polyphony Digital fue revirtiendo sobre la marcha la percepción de ese proyecto tan experimental y competitivo mediante una intachable costumbre de actualizaciones gratuitas. Vehículos, circuitos, conducción en lluvia, mejoras en la infraestructura… GT7 ha llegado al mercado con todas esas lecciones aprendidas y una cantidad de horas single-player por delante considerable.

Pero la realidad es que las cosas han cambiado; tanto los jugadores como la forma de relacionarnos con nuestros videojuegos favoritos. Vivimos en la era conectada, en la que el «juego como servicio» se ha normalizado, especialmente en títulos competitivos y deportivos. Por tanto, que Gran Turismo 7 haya prometido actualizarse periódicamente con nuevos trazados, coches, misiones o eventos es algo que dábamos por sentado. No podía ser de otra manera. La pregunta es durante cuánto tiempo y de qué forma.

Se me ocurren dos opciones. La primera, que tengamos paquetes de expansión o DLC al más puro estilo Forza, con fabricantes, series de vehículos y ampliaciones temáticas. La segunda, que todo sean actualizaciones gratuitas sustentadas a base de quienes acuden a las microtransacciones; que por ahora se limitan a la compra de créditos, evitando el incómodo grindeo de pruebas a cambio de dinero. En cierto modo, ese gasto recurrente de quienes caigan en «las garras» de las microtransacciones pueden terminar financiando expansiones gratuitas de contenido que de otra forma llegarían a PS Store con un muro de pago.

No obstante, no me extrañaría si finalmente pasan ambas cosas. Irritar o no a la comunidad dependerá del valor acumulado de todas esas actualizaciones previas. El equilibrio será determinante, máxime si han concebido Gran Turismo 7 como un videojuego para cinco o seis años. La actualización gratuita de Returnal —que podría haber sido perfectamente de pago por lo que ofrece— me invita a ser optimista para el futuro a corto plazo con GT7. Es un buen precedente en una época donde parece no ser suficiente el cobro a precio completo de un videojuego. Las compañías quieren aún más y saben que los jugadores queremos todavía más.

Gran Turismo 7 tiene los mimbres, la base, la tecnología y una comunidad volcada con la creación de diseños, sumado a un modo multijugador competitivo en constante crecimiento. Fragmentar de nuevo este ecosistema dentro de tres o cuatro años ha dejado de tener sentido. En mi cabeza, Gran Turismo 7 puede ser el Destiny de los coches. Ahora solo queda ver si Sony aguanta la tentación de precipitar un octavo episodio numerado o aprovechar la oportunidad de convertir el séptimo en una plataforma viva, que evolucione y se enriquezca durante todos los años que dure su actual nueva generación.