1000 capítulos de One Piece y lo mejor está por llegar
El archiconocido anime de Eiichiro Oda hace historia con el estreno su episodio 1000, pero Luffy y el resto de los mugiwaras están más en forma que nunca.
One Piece llega hoy a los 1000 capítulos y tengo la sensación de que podría hacerme rico si durante las próximas horas me dieran un euro cada vez que alguien se ponga a hablar de la pereza que dan los animes tan largos. Todos los que llevamos la serie al día hemos pasado por eso. Todos tuvimos un primer momento de duda antes de soltar amarras, izar velas y echarnos al mar. Un momento de hesitación que acostumbra a llegar muchos, pero muchos años después de haber conocido a Luffy.
Porque le prestáramos más o menos atención al cruzarnos, el eco de sus hazañas suele despertar el recuerdo de ese primer encuentro. Recuerdos de cuando el próximo Rey de los Piratas no era más que un novato, un bucanero de agua dulce que surcaba la extinta Fox Kids, o quizás Jetix, o K3, Nou 2, ETB y TVG. Puede que hasta las peligrosas aguas de Telecinco. El caso es que todos terminamos sintiendo su llamada, un ramalazo de nostalgia y curiosidad que nos impulsa a hacer cábalas sobre el tiempo que puede llevar alcanzar al Merry, y al mismo tiempo, todos nos hemos quejado en su momento de la cifra resultante, perdiendo las ganas de intentarlo y aplazando el viaje una y otra vez.
En mi caso, con el paso de los años ya no tuve que dar caza al Merry, sino al Sunny. Me llegaban spoilers de islas lejanas, de capítulos demasiado avanzados como para preocuparme por ellos. Muertes que se decían conmovedoras, carteles de se busca con rostros extraños, palabros incormprensibles como gear, poneglyph, shichibukai, haki o younkou. Me preguntaba si no habría perdido la oportunidad de acompañar a los sombrero de paja. Si no eran demasiados capítulos, demasiado relleno. O peor aún, si no era demasiado mayor o estaba demasiado ocupado. Porque nunca faltan excusas para quienes las buscan.
Y sí, no nos vamos a engañar. Lleva tiempo ponerse al día y existen momentos que se hacen cuesta arriba. La comunidad siempre estará dividida por el cisma del time skip, a Oda cada vez le da menos pudor mostrarse como un viejo verde y algunos arcos argumentales como los de Skypiea, Thriller Bark, la Isla Gyojin o Punk Hazard aún me provocan escalofríos de puro sopor. Tampoco creo ir a llorar nunca de nuevo tanto como lo hice con la saga de Water 7. Pero con todo, os voy a contar un secreto: estos 1000 capítulos de One Piece sólo se antojan “demasiados” cuando aún no se ha embarcado rumbo al Nuevo Mundo. Cuando ya se atisba Laugh Tale en el horizonte también son demasiado, pero demasiado poco. Lo mejor está por llegar y aunque no parece ir a ser el caso, ojalá tuviéramos otros 1000 episodios por delante.
Porque lejos de lo que pudiera parecer, la serie llega a su episodio número mil en estado de gracia. Desde que empezara el arco de Wano, la animación ha experimentado el mayor salto de calidad de su historia. Nunca en sus más de veinte años en emisión había sido tan ambicioso y cuidado a nivel visual. Con la ayuda de Tatsuya Nagamine (responsable de las películas One Piece Z y Dragon Ball Super: Broly), Toei Animation ha revitalizado la obra y desterrado cualquier signo de fatiga. Entre los avances técnicos y el dibujo y diseño de cuanto acontece en el país de Wano, un continuo homenaje a Hokusai y la pintura japonesa ukiyo-e, la animación de One Piece está brillando como nunca antes y es capaz de mirar de tú a tú a cualquiera.
Pero si visualmente estamos disfrutando más que nunca, a nivel argumental la cosa todavía es mejor. Estamos ante uno de los momentos cumbres del anime. Wano parece ir a cerrar tramas que se llevan arrastrando desde hace años y presumiblemente sentará las bases de la que será la recta final de One Piece. La ansiada batalla contra Kaido y la venganza de Kinemon, cebadas durante años (Punk Hazard —2013—, Dressrosa —2014—, Zou —2016—); la resolución de la Alianza Pirata con Law y la Peor Generación (en precario equilibrio desde 2012); el último desencuentro con Big Mom y la incorporación definitiva de Jinbe (temas recurrentes desde el arco de la Isla Gyojin, de 2011). Wano es la conclusión de más de una década de intrigas, lo que llevamos soñando con ver desde el time skip del capítulo 516. Luffy contra el Nuevo Mundo.
Hablando desde esa máquina del tiempo que me permite ver el futuro (es decir, el manga), no me tiembla la voz al prometer que este capítulo 1000 es sólo el pistoletazo de salida a un conflicto que será tan recordado y aclamado como la guerra de Marineford. No sólo se avecina la mejor batalla de la serie (cierto 2 vs 5) y las mejores peleas de muchos mugiwaras, sino un continuo devenir de power ups para los protagonistas, giros de guion imposibles de predecir y avances narrativos fundamentales de cara al final serie. Y encima cabe recordar que el arco de Wano viene a superar las ya de por sí excepcionales temporadas de Dressrosa y Whole Cake Island. ¿Acaso el anime había acumulado alguna vez tres sagas seguidas de tanto nivel durante estos 22 años? Incluso con los respiros de Zou y Levely de por medio, lleva un lustro pletórico. Por no hablar del reciente flashback sobre Oden, Barbablanca y Gol D. Roger, uno de los más bonitos, emotivos y reveladores de One Piece.
Sinceramente, no se me ocurre mejor momento para empezar o retomar One Piece. Porque aún si aquellos que se enrolen por primera vez llegan con Wano concluido (y está por ver, raro sería que terminara en 2022), aterrizarían justo a tiempo para el acto tres de One Piece. Una recta final en la que mi catalejo atisba la visita a Elbaf, el reencuentro con Shanks, la guerra final contra el Gobierno Mundial, el esperado duelo con Kurohige y el paso por la última isla del Grand Line, con el descubrimiento del One Piece y la proclamación de Luffy como Rey de los Piratas. ¡Y ni siquiera creo que vaya a ocurrir en ese orden! ¿Cómo será el despertar de la akuma no mi de Luffy? ¿Qué pasó durante el siglo perdido? ¿Son la D. y el One Piece lo que todos esperamos tras conocer la teoría del sake de Binks? ¿Con cuál de los sombrero de paja acabará Oda para partirnos el corazón de por vida? ¿Habrá un nuevo time skip a modo de epílogo?
Es difícil no sonar como un fan que se ha dejado llevar por la emoción y la ilusión con semejante horizonte ante nosotros. Pero aún más difícil es crear algo que, 1000 capítulos después, aún provoca en tus seguidores las mismas ganas y las mismas sonrisas bobaliconas del primer día. La felicidad es ver aparecer cada domingo los logos de Crunchyroll y Toei Animation en tu pantalla. Por eso hay que ponerlo en valor y sacudirse los prejuicios y la pereza de encima. One Piece ha llegado a los mil episodios, pero lo hace siendo aún más recomendable que cuando llevaba la mitad y con lo mejor aún por llegar. Vente conmigo, vámonos ya, esto va comenzar...