Metroid Dread, uno de los grandes bombazos de Nintendo Switch

Hablar de Metroid es hacerlo de una de las sagas más queridas de Nintendo, además de una de las más longevas. 35 años de historia, los mismos que The Legend of Zelda, en los que Samus Aran ha salvado planetas y galaxias en 2D y en 3D, dependiendo de cada ocasión. Una serie tan importante que ha sido capaz de crear un subgénero propio tan de moda como el metroidvania, y que ya en su primera entrega en NES demostró que el talento que había detrás de la propuesta era inagotable. Ahora llega Metroid Dread en exclusiva para Nintendo Switch, un juego que se convierte en referente para la serie y en uno de los mejores títulos de la consola. Así de simple. Así de claro.

Además, Metroid Dread tiene un elemento diferencial y especial para todos nosotros: el desarrollo patrio de la mano de Mercury Steam. El estudio liderado por Enric Álvarez ya dejó buenas sensaciones con Castlevania Lords of Shadow Mirror of Fate, un título que dejaba claro el buen hacer del estudio madrileño en formato 2D. Tan buena fue la recepción del juego que la propia Nintendo se interesó por las capacidades de Mercury Steam para entregar el remake de uno de los mejores juegos de Metroid: Samus Returns. La segunda parte numerada de la serie original volvía a la vida en 3DS con una jugabilidad bien medida y elementos diferenciales. La relación entre Nintendo y Mercury Steam estaba ya forjada a fuego, y Metroid Dread es la demostración.

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La confianza en el estudio fue tal que se les encargó el desarrollo de un juego que debía cerrar el arco argumental de Samus Aran cinco entregas después, que es capaz de conectar con Fusion pero que no quiere desviarse de lo importante: la trama acompaña pero solo eso, dejando que sea la jugabilidad, el diseño de niveles y los jefes finales los que realmente sean el reclamo de la última aventura de Samus Aran.

Más ágil que nunca

Nuestra amada protagonista destaca en Metroid Dread por ofrecer una agilidad superlativa en lo que es movimientos más dinámicos que nunca. Samus es rápida, precisa y necesita ser así porque el título lo va a exigir. Sin lugar a dudas, estamos ante uno de los juegos de la serie con un control y una respuesta más inmediatas. A esto se le añade un dash a modo de contragolpe que servirá para reaccionar y desarmar a los enemigos, con una implementación bien equilibrada. Todo ello, perfectamente mezclado con una de las novedades que Dread nos aporta: el sigilo.

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Por primera vez nos enfrentamos a bestias mecánicas que son simplemente invencibles. No hay manera de acabar con ellos y por lo tanto toca ir con cuidado, no ser descubiertos y si eso pasa… saber escapar. Metroid es sinónimo de exploración, de aprender caminos y deshacerlos en muchos casos, cuando tenemos nuevas habilidades; pero aquí se añade el hecho que a la hora de escapar, debermos aprender por donde salir, trazar caminos sobre la marcha y encontrar recovecos donde meternos. Si a esto añadimos los secretos, objetos y diseño laberíntico del mapa marca de la casa en la saga, tenemos un Metroid que mantiene la esencia pero que es más intenso todavía.

Ni Souls ni roguelike: solo Metroid

El género metroidvania ha ido evolucionando y mezclándose con muchos otros en los últimos tiempos, y es normal porque las influencias van llegando de distintos lugares. Pero Metroid sigue siendo Metroid, y eso sienta unas bases: mapa laberíntico que vamos a ir desbloqueando a medida que tenemos mejores objetos y progresamos con nuevas habilidades que nos permiten acceder en aquel lugar imposible hace unas horas. Y eso es en esencia, la serie. Si le sumamos zonas de plataformeo muy bien medidas, espectaculares jefes finales y un progreso sin fin a lo largo de la aventura, el resultado final es un juego que no debe asustar por conceptos como reiniciar muertes perdiéndolo todo o escenarios que cambian a cada visita. No. Metroid brilla en su concepto de aventura con backtracking y es lo que le hace tan bueno y a la vez, accesible a todo tipo de jugadores. La exploración y la acción llevan a la victoria, de manera orgánica y con sensación de recompensa merecida a medida que avanzamos.

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Además, el juego brilla con luz propia a nivel audiovisual. Los escenarios orgánicos parecen vivos y repletos de detalles; mientras que las zonas más tecnológicas aportan una frialdad y una tensión única. Si a esto sumamos la llegada de Nintendo Switch OLED, donde el juego destaca muchísimo, sobre todo en los contrastes en zonas más oscuras con otras con luz, tenemos la combinación perfecta para este último trimestre de 2021.

Sin olvidar que más adelante, el próximo 5 de noviembre, Metroid Dread recibirá los amiibo específicos del juego. Samus ofrecerá un tanque de energía (una vez) y recuperar una cantidad aleatoria de energía una vez al día. El de EMMI nos ofrecerá un tanque de misiles adicional (una vez) y recuperará una cantidad aleatoria de munición una vez al día. Un extra para ayudarte en tu aventura.