El cierre de las tiendas digitales amenaza con imponer una fecha de caducidad a los juegos
Las informaciones que apuntan al cierre de las tiendas de PS3, PSP y PSVita reavivan el debate sobre la perdurabilidad de los juegos digitales.
“Las compras digitales no son para siempre”. Esta frase la publica Limited Run Games en su cuenta de Twitter oficial. La empresa, que se dedica a la distribución de títulos en formato físico, recuerda que las tiendas digitales dejarán de existir en algún momento, todo ello a colación de la noticia —todavía no confirmada— de que las PlayStation Store de PS3, PSP y PSVita cerrarán sus puertas de manera definitiva el próximo verano. En honor a la verdad, las compras en caja tampoco son para siempre, puesto que el formato físico también se deteriora, por no hablar de que los productos actuales se nutren de parches que se distribuyen a través de estas plataformas.
El futuro de los juegos digitales está ligado a las empresas que controlan las tiendas. Si un día deciden eliminarlos de sus servidores, no habrá opción de descargarlos de nuevo, por mucho que te hayas dejado parte de tus ahorros en ellos. Esta premonición de futuro ya se ha dejado entrever en productos concretos. Por ejemplo, cuando Konami dio carpetazo al proyecto Silent Hills, la demo P.T. dejó de estar disponible tan pronto como los derechos expiraron. Los que lo descargaron en su consola lo tienen a buen recaudo en el disco duro, pero ya no es posible descargarlo aunque lo conserves en tu biblioteca.
Al acceder a la página de preguntas y respuestas de Nintendo Wii, una de las plataformas más exitosas del mercado, me he encontrado con un mensaje que resume a la perfección lo que tal vez sea un augurio de lo que ocurrirá en unos años. “Ya no es posible comprar contenido nuevo en la Tienda Wii. Sin embargo, por el momento, puedes seguir descargando el contenido que compraste o transferir el contenido de una consola Wii a una consola Wii U. Ten en cuenta que estas funciones finalizarán en el futuro”. Las palabras clave son “por el momento” y “estas funciones finalizarán en el futuro”. Sin especificar un plazo concreto, se señaló con claridad cristalina que no, que las compras digitales no son para siempre. Y en Wii así lo fue.
Desconozco cuánto les cuesta a las compañías mantener estos servicios, pero creo firmemente que las empresas deben garantizar al máximo que sus clientes mantengan sus compras digitales, que no olviden rápidamente la confianza que han depositado en ellos. Con ese mensaje, Nintendo ha colocado una etiqueta de caducidad, aunque la fecha todavía se leía borrosa entonces. Cuando ese plazo venza, cuando los de Kioto decidan que ha llegado el momento de apagar las luces, todas esas compras se evaporarán y los jugadores tendrán que pensar si les merece la pena descargar todo lo que han adquirido en las tiendas (algunos necesitarán muchas tarjetas SD). Y eso hay que aplicarlo a todas las empresas.
Jim Ryan, jefe de PlayStation, dijo unas palabras que me costará olvidar: "Recientemente, estuve en un evento de Gran Turismo en el que había juegos de PlayStation, PlayStation 2, PlayStation 3 y PlayStation 4. Los juegos de las dos primeras generaciones de PlayStation se veían antiguos. ¿Por qué querría alguien jugar a esto?”. Si ese es el valor que se le da a los productos clásicos, mucho me temo que la suerte está echada. Confiemos en que el éxito de la retrocompatibilidad en Xbox conciencie a todas las empresas de la necesidad de mantener su legado intacto.
Este problema que se vislumbra en el horizonte es hoy en día más importante que nunca. El mercado marca las pautas y apunta inequívocamente hacia un futuro digital. Además, el coronavirus ha acelerado la recesión del formato físico, que terminará devorado por las descargas. Al final, el cliente queda a merced de las condiciones que acepta cuando adquiere el producto. Sin un marco de seguridad establecido, los juegos durarán tanto como la empresa lo desee, ni más ni menos.