Vídeo análisis: DOOM Eternal

Cuando hace 4 años llegó a nuestras manos el renacer de Doom tras 23 años de tener la franquicia en barbecho, había ciertas dudas: que si el género del shooter se había alejado de esa fórmula, que si ID Software buscaba la nostalgia del usuario para vaciarle la cartera... Pero la realidad fue bien distinta. Fue un reboot en toda regla pero manteniendo el espíritu del juego original, con uno de los mejores gunplays vistos hasta la fecha y un aspecto técnico espectacular. Doom Eternal ya no es el sleeper de 2016: es un título que la gente espera con ganas y al que se le va a mirar con lupa. Y bueno, pasa cualquier examen con muy buena nota. Es el juegazo que la mayoría imaginaba que iba a ser sin ningún tipo de discusión.

No era fácil la tarea de ID para mejorar esta segunda entrega pero las sensaciones son impresionantes. No hay ahora mismo ningún otro juego de disparos en primera persona que mejore las sensaciones de Eternal; no es nada en concreto sino la combinación de los ingredientes, como lo haría un buen perfume, lo que lo eleva a la excelencia. Pero una cosa es cierta: no es un shooter al uso. Es un juego que se juega en las distancias cortas, que exige de un aprendizaje por parte del jugador y que, eso sí, lo recompensa con un subidón de adrenalina cada vez que hace las cosas bien. Y como todo funciona tan perfectamente, dan ganas de hacer esas cosas cada vez mejor.Y es que la mayor parte de las primeras horas estaremos aprendiendo todo lo que podemos hacer, tanto lo nuevo como lo viejo. Estaremos cogiendo familiaridad con el protagonista pero especialmente con las mecánicas del título y con una muy en concreto :Doom Eternal es un juego en el que no existe el combate a larga distancia, que si paras quieto dos segundos estás muerto y en el que la agresividad tiene premio.

Constantemente hay que ir a buscar la pelea en el cuerpo a cuerpo porque esa es la única manera de mantenerte vivo, de conseguir munición, de rellenar tu armadura. Contínuamente intercambiaremos rondas de disparos a la vez que saltamos, apuñalamos, incendiamos, congelamos o directamente partimos por la mitad casi todo loque haya en el escenario.

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