Aunque hoy día vale tanto como un smartphone, elegir un TV es siempre un proceso cuidadoso y un punto complicado, porque a diferencia del móvil, el televisor es algo que no vas a cambiar tan a menudo. Y como sucede con todo en esta semana del Black Friday y con el posterior Cyber Monday, cuando vas a comprar una televisión te encuentras con que hay muchísimo entre donde elegir. Así la pregunta del millón es: ¿con cuál me quedo? ¿cuál elijo?. Primero vamos a empezar por el tamaño:
Distancia de Visionado
Sí, en cuanto abrimos la web o llegamos a la tienda es fácil pensar “quiero el más grande“. Pero lo cierto es que las pantallas exigen una distancia mínima de visionado. Y aunque en sí la percepción es siempre subjetiva, la recomendación es que la separación entre el sofá y la tele sea en torno a “tres veces la medida de la diagonal de pantalla”, para maximizar el grado óptimo de visualización del panel. Eso sí, si la quieres para ver contenidos en 4K o quizás 8K, recuerda que cuanto más grande el panel y más cerca te sientes, mejor.
TVs de 32 pulgadas
Los televisores con este tipo de pantalla resultan muy indicados para habitaciones de tamaño limitado, como una sala de estar pequeña o como TV para colocarlo en una habitación.
TVs de 40’’ a 43’’
Para habitaciones de un tamaño mediano. La distancia de visión adecuada es de entre 2,4 y 3,5 m, siempre en función de la resolución y de la calidad de imagen del modelo de estos tamaños.
TVs de 46’’ a 51’’
Una tele con esta pantalla resulta adecuada para una distancia de visión que oscile entre 2,5 y 4 metros, como un salón de tamaño estándar. Sus dimensiones ya las convierten en demasiado grandes para meterlas en una habitación, por ejemplo.
TVs de 55’’ a 60’’
Una gran pantalla sin duda que requiere un espacio grande para su visionado óptimo. La distancia a la tele debe ser en cualquier caso de más de 3 metros, por lo que son paneles ideales para un salón grande encontrando una gran variedad.
TVs de más de 60 pulgadas
Es lo más parecido a tener un cine en casa, sobre todo si en vez de tenerlo sobre una superficie vas a colgarlo en la pared. Eso sí, debido a su gigantesco tamaño necesita estar en una sala grande, ya que en salones pequeños se perderá su efecto. Sin embargo, podrás encontrar gran variedad de TVs de este tamaño.
Tecnología del Panel
Lo primero: no os dejéis engañar por los típicos vendedores que van a comisión y os cuentan eso de “mira que verde se ve el césped del campo en esta tele“, -algo a posta, porque el TV está puesto en modo Demostración en Tienda que suelen incluir los vendedores- sino ir con una idea de las tecnologías de visualización actuales que hay en el mercado: LCD, OLED, LED, QLED… un lío de siglas en el que es fácil perderse:
Televisores LED
La llegada del LED al mundo de la imagen ha contribuido al diseño de televisores más estilizados, especialmente en las gamas más altas, con menos fugas de luz que en los LCD y con un sistema de iluminación más homogéneo que en los antiguos. Las ventajas de la retroiluminación LED son varias: emiten la misma cantidad de luz independientemente del tiempo que lleven encendidas, tienen un consumo energético inferior a los fluorescentes y permiten un nivel de negro más puro que el de los LCD.
La duración de estos diodos emisores de luz es muy superior a la de un tubo fluorescente, por lo que, si nos decidimos por esta tecnología, será bastante probable que nuestro televisor deje de funcionar por otro motivo distinto al desgaste de sus lámparas.
Dependiendo de la ubicación de éstas, podremos encontrar tres tipos de retroiluminación: Edge LED, Direct LIT o FULL LED:
Televisores OLED
Los televisores OLED son completamente diferentes a los LED, a pesar de que, comercialmente hablando, sólo les diferencia una letra. Hasta el momento, tanto los LCD como los LED eran televisores retroiluminados con algún tipo de emisor de luz activo. En los OLED la cosa cambia, porque pueden iluminar cada pixel individualmente, logrando un detalle minucioso a la hora de apagar zonas del televisor y la consecuente reducción en el consumo energético.
A diferencia del LED habitual, un OLED está formado por un compuesto orgánico sumamente pequeño, con cualidades electroluminiscentes que varían dependiendo de la tensión eléctrica aplicada. Su minúsculo tamaño permite la fabricación de televisores extremadamente livianos y delgados, y en un futuro no muy lejano, flexibles. El brillo, el ángulo de visión y el mayor detalle en las zonas oscuras de la imagen son elementos que hacen destacar a una OLED de una TV LED
Televisores QLED
Los televisores QLED son una evolución comercial de los anteriores SUHD de Samsung, que al igual que sus predecesores, buscan lograr el mejor contraste y nivel de negro posible. La ventaja frente al LED convencional es evidente, no sólo en el precio sino en la calidad obtenida. Ofrecen un brillo muy superior, llegando en algunos casos a 1500 nits, frente a los 900 de un OLED o los 700 de un LED (en términos genéricos).
Mejoran también el contraste y el nivel de negros, gracias a sus puntos cuánticos, que permiten la reproducción de colores puros, sin filtros ni suma de blancos que contaminen la longitud de onda original. La gama QLED, exclusiva de Samsung, es una seria competidora de la tecnología OLED, aunque no llega al nivel de negro de los diodos orgánicos, porque a pesar de todo, hoy en día se sigue usando la retroiluminación.
Televisores ULED
La recién llegada como quien dice -se presentó en 2017-, más que un tipo nuevo de tecnología se trata del uso conjunto de un pack de distintas tecnologías y patentes que ha llevado a cabo la marca china Hisense, que ha patentado el ULED como algo suyo. En sí el ULED o Ultra LED hace uso de una veintena de patentes en apartados clave como son el Color, el nivel de Oscuros, la resolución y el Movimiento.
Podríamos llamarlo una versión de gama alta de las QLED, con ventajas como colores más puros y menos saturados, el ángulo de visión, el nivel de brillo, la fluidez en las imágenes; y desventajas como que el nivel de negros no llega a ser tan bueno como en una OLED por ejemplo. De hecho, justo hace un mes Hisense presentó la tecnología ULED XD, la cual usa dos paneles LCD superpuestos para multiplicar el contraste de un TV LCD x10 y con un nivel de brillo de casi 3.000 nits, todo ello para iluminar mejor y aumentar el contraste estático de los paneles LCD.
Como siempre sucede, la decisión final queda en manos del usuario, que debe decidir qué modelo elige en función también de su presupuesto y espacio para colocar la TV, además de si esta pantalla será un modelo transitorio o es vuestra intención que os dure varios años.
¿4K u 8K?
Hoy dia, incluso un TV de 300 euros puede venir con soporte para el 4K, una resolución que supera al Full HD y cuyo ‘truco’ para apreciar todo lo que es capaz estriba en el tamaño de pantalla y lo cerca que estés de ella. Como vemos en este gráfico, cuantas más pulgadas tenga la pantalla y más cerca te sientes de ella, mejor apreciarás el evidente salto que hay entre contenidos a 1080p y a 2160p, palpable sobre todo si te pones a ver demos de YouTube o películas en formato doméstico.
Lo que nos lleva al 8K, la más reciente de las tecnologías que ya se está probando en Japón. De hecho el 8K lleva desde 2015 ya en el mercado, pero es ahora cuando está empezando a tener más tirón entre las principales marcas. La duda es simple, ¿me quedo con una TV 4K, que es la resolución cuasi estándar ahora mismo, o invierto en tener una 8K y ya me preparo para el futuro, como las emisiones de los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020?
Cuestión de Presupuesto
Aquí lo principal es el presupuesto, porque las televisiones 8K, al ser una tecnología tan nueva -al menos en Occidente- como los móviles con pantalla flexibles, cuesta mucho dinero. Los paneles pueden ir de los 3.000 a los 70.000 euros, y salvo demos y poco más, el contenido del día a día que sueles ver no está aún en 8K.
De hecho, en los canales españoles pocos emiten en 4K -algunos sí alcanzan la resolución, otros parecen un reescalado del HD. Ni siquiera todos emiten aún en Full HD, por lo que si ya un contenido en SD -la resolución de toda la vida antes del salto a la era HD- se ve bastante mal en un 4K, imagina en un 8K.
Eso si: si eres un ‘geek’ de la Tecnología y es tu vicio, date el gustazo si tienes el dinero; pero si no, o no te corre tanta prisa o sólo quieres una TV para ver bien Netflix y los deportes, cíñete al 4K, que ya ha alcanzado ese momento tecnológico en el que los precios se han vuelto para todos los bolsillos.