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Scuf Prestige, análisis del nuevo mando premium para Xbox One

Es la hora de saltar y apuntar a la vez.

Scuf Prestige, análisis del nuevo mando premium para Xbox One

El mundo de los mandos competitivos no se detiene. La marca Scuf, conocida por haber modificado mandos como el DualShock para poder ofrecer nuevas experiencias en consolas como Playstation 4, cuenta con una línea premium basada en Prestige, Vantage y e Infinity. En este artículo nos vamos a centrar en el primero, diseñado para Xbox One y que se convierte en una propuesta interesante para los que quieran un mando centrado en experiencias competitivas como puede ser el Elite.

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Porque este es uno de los retos a los que se enfrenta Scuf cuando lanza un mando para Xbox One. En otras plataformas, los dispositivos con controles posteriores no tienen ante sí la competencia de un producto oficial como pasa con Microsoft. En PS4 seguramente Vantage es una de las mejores experiencias para la consola de Sony. ¿Se puede decir lo mismo de Prestige en Xbox One? A pesar de la competencia, sí, es un mando a tener en cuenta. Dentro de su gama, ofrece elementos mejores y peores respecto a otros. Veamos cuáles son.

Dos son los elementos que destacan en la composición de este mando respecto a la competencia. Por un lado, la personalización del color y carcasa. La tapa principal se puede quitar con cierta facilidad para colocar otra y cambiar de color, algo que ofrece un toque único distinto a lo que podemos ver tanto en Elite como en otros mandos, como los también destacados Razer. De hecho, los botones y los analógicos son también intercambiables, aunque no la cruceta -que responde a la perfección- ni tampoco los sistemas de vibración.

El otro factor diferencial es cómo podemos asignar las acciones que queramos en las palancas posteriores. El sistema de botones extras sirve sobre todo en juegos de acción, donde podemos asignar las acciones de correr, lanzar granadas o saltar a un lugar mucho más cómodo que, en el caso del salto, nos permite hacerlo mientras usamos el analógico derecho para ir apuntando a la vez. Esa era su principal ventaja respecto a los mandos tradicionales y eso es lo que sigue siendo su gran reclamo. El mando llega con una pequeña pieza magnética que se coloca detrás del controlador y sirve de llave para hacer el mapping de botones. 

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Colocamos esta llave, dejamos pulsado el botón que queremos asignar y acto seguido, pulsamos la palanca en la que queremos colocarlo. Los botones que podemos reasignar son: A, B, X, Y, Menú, opciones, direcciones de la cruceta, botón LS, botón RS, LB y RB. Lo que no se permite reasignar son los dos gatillos.

Una vez hemos escogido qué vamos a recolocar, nos ponemos a probar el mando a fondo. Lo hemos estado trasteando con juegos como Gears 5, Sea of Thieves y TITANFALL 2. La respuesta de los analógicos es perfecta y precisa, y el agarre tanto a la hora de usar los sticks como con la parte rugosa posterior del mando se adapta al jugador sin que resbale ni tengamos contratiempos en este sentido. En el caso de los shooters, podemos cambiar el recorrido de los gatillos para que sea más inmediato al disparar.

Las palancas posteriores también responden bien y son lo suficientemente robustas para que no pulsemos sin querer alguna acción. Es cierto que seguramente para las manos más pequeñas, las dos palancas interiores son algo menos cómodas de pulsar que las exteriores, aunque su posición es mejor que otros mandos donde dos de los botones extras se coloca en la parte superior del controlador. A todo esto, se le añade otra característica muy demandada y que aquí sí marca la diferencia con el mando Elite: la batería. No funciona con pilas, sino que se carga con el propio cable, de tal manera que podremos jugar conectados y también vía Bluetooth con conexión sin problemas tanto en Xbox One como en Windows 10. 

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Scuf Prestige es un mando premium que ofrece casi todo lo que se busca en este tipo de controladores. Botones extras en la zona posterior, personalización en los gatillos y los analógicos y batería que acabe con el uso de las pilas. A todo ello se le añade la posibilidad de personalizarlo con las carcasas, cosa que marca la diferencia respecto otras opciones. A un precio de 160 dólares, compite directamente con productos como el mando Elite. El mando de Microsoft permite ajustar muchos más elementos de control mediante su app, mientras que éste apuesta por la batería, la facilidad de asignar acciones y sus carcasas como factores diferenciales, aunque eso sí: los acabados no llegan al nivel de calidad del mando de Microsoft.

Lo mejor

  • Las opciones de personalización con la carcasa
  • Cuatro botones extras en forma de palancas y un sistema para asignar acciones rápido y sencillo
  • Viene con batería en lugar de pilas
  • El agarre tanto del mando como de los analógicos

Lo peor

  • Las palancas interiores no son tan cómodas como las otras
  • Tal vez un precio un punto más ajustado lo haría más competitivo ante las otras opciones que hay en Xbox One