Pillars of Eternity: Complete Edition
- PlataformaPS49XBO9NSW8
- GéneroRPG, Acción
- DesarrolladorObsidian Entertainment
- Lanzamiento29/08/2017 (PS4, XBO)08/08/2019 (NSW)
- TextoEspañol
- VocesInglés
- Editor505 Games
Pillars of Eternity: Complete Edition, análisis Nintendo Switch
Pillars of Eternity llega a la híbrida de Nintendo en un port fiel al original que evidencia las dificultades que conlleva adaptarlo a portátil.
Creemos que no es necesario descubrir a estas alturas Pillars of Eternity. Lo que empezó con el nombre de Project Eternity se convirtió en su momento en el juego de mayor recaudación de la historia de Kickstarter, en los tiempos de mayor bonanza de la plataforma. Cuando finalmente salió a la venta, pasó a ser definitivamente uno de los máximos precursores de esta nueva etapa dorada del RPG clásico, que posteriormente nos trajo otros títulos como Wasteland 2 o Torment: Tides of Numenera, por ejemplo. Quién si no Obsidian podría hacer un juego capaz de iniciar eso, un juego que ya hemos analizado en profundidad tanto en su versión primigenia en PC como en su posterior llegada a consolas de la presente generación, así como su correspondiente secuela, Pillars of Eternity II: Deadfire.
Ahora, en un ejercicio de alta complejidad, celebramos su lanzamiento en Nintendo Switch. Y hablamos de complejidad porque Pillars of Eternity está concebido originalmente para jugar en PC, y cualquier intento de trasladarlo a otra plataforma exige de máximo estudio para que se sienta medianamente intuitivo. En la hibrida de Nintendo se consigue en algunos aspectos, pero en otros se evidencia que su naturaleza de juego netamente de PC es demasiado fuerte.
Así rinde el rol de siempre en Nintendo Switch
Pillars of Eternity no es precisamente la mejor puerta de entrada posible al rol clásico (¿qué juego puede serlo?), ya que su altísima profundidad y exigencia hace de él un gran exponente del género. La acción pausada y estratégica, una narrativa muy densa y centenares -muchos- de líneas de texto son santo y seña de esta producción, y no son ni mucho menos características que vayan a entrar rápidamente por los ojos de alguien que quiera iniciarse en una manera de hacer rol que hasta hace no tanto parecía olvidada.
Hablamos de un juego no solo largo, sino con mucho contenido de lore: lugares, personajes, conceptos… desarrollados todos a través de largas conversaciones o escenas estáticas en las que como si de un libro de “Elige tu propia aventura” se tratara, podemos elegir entre diferentes opciones para asumir sus consecuencias. Hay que tener las cosas claras: se lee mucho en Pillars of Eternity, y el tamaño del texto al jugar en modo portátil debería ser sin duda una de las preocupaciones de cualquiera interesado en el juego de Obsidian. Buenas noticias: la fuente es enorme en conversaciones y narrativa, y lo suficientemente grande en la descripción de objetos y menús, con lo que se ha resuelto más que bien uno de los principales caballos de batalla que podría tener este port.
Pillars of Eternity no da muchas facilidades, la verdad sea dicha. No hay muchas dificultades para seguir la historia principal, pero a lo largo de la aventura se presentan numerosas misiones secundarias que solo es posible encontrar siendo curioso: hablando con personajes no jugables, interactuando con objetos… Y esto, avisamos, es completamente imprescindible, ya que solo es posible conseguir puntos de experiencia a través del cumplimiento de misiones: nada de grindear experiencia combatiendo, no nos servirá de nada. Este es uno de los motivos -entre muchos otros- por los que el juego de Obsidian es tan exigente: no da nada por sentado, no hace regalos ni concesiones al jugador, simplemente deja que este trace su aventura a su ritmo.
Dicho lo cual, en lo relativo a la exploración, el control directo del personaje está bien implementado aunque se siente inferior al point & click original, pero que al menos en esta versión para Nintendo Switch es más recomendable. Eso sí, la cercanía de la cámara por defecto hace que el campo de visión sea realmente escaso. No es ningún problema per se, porque podemos alejarla pero trae consigo dos detalles negativos: la manera de hacerlo no es del todo intuitiva -se hace con los comandos arriba y abajo de la “no cruceta” de los Joy Con- y por otro lado, al cambiar de escenario, la cámara se reinicia de nuevo a su distancia original.
Más allá de esto, el combate es otro pilar importantísimo del juego, adaptado de manera sólida aunque con matices, y cuya primera complicación llega a través de la ausencia total de un tutorial in game. El sistema de batalla es estratégico, siendo posible pausar la acción siempre que queramos para dar órdenes de dónde situarse en el escenario, que habilidad o hechizo ejecutar o qué conjunto de armas usar, algo que se lleva a cabo mediante la selección de cada personaje, menú radial de cada uno y selección de objetivo. En pantalla grande esto no supone muchos problemas, pero en formato portátil la dificultad se duplica, máxime cuando nos encontramos con muchos personajes en liza, en los cuales a veces es prácticamente imposible poder actuar con precisión. Por suerte, esa posibilidad de pausar la acción que mencionábamos nos permite tomarnos nuestro tiempo para planificar lo necesario, pero la acumulación de 5 o 6 personajes en unos pocos metros cuadrados de escenario dificulta tremendamente la eficacia en combate, el cual es -como casi todo en Pillars of Eternity- realmente exigente.
De todas formas, aunque el combate sea una parte importante del juego, también es necesario mencionar que es posible evitar muchos enfrentamientos menores gracias a una mecánica de sigilo no muy trabajada pero sí lo suficiente para pasar de largo ante batallas que a buen seguro nos dejará en cuadro. Porque sí, no importa cuan trivial sea un combate, lo más probable es que de una manera u otra, salgamos escaldados. Así de exigente es.
La adaptación técnica
Nunca ha sido el aspecto visual un requisito sine qua non para disfrutar este tipo de juego, pero el de Pillars of Eternity es más que solvente, sin ser espectacular. Además, la lejanía de la cámara que recomendamos para poder disfrutarlo -además de ser la más práctica- minimiza cualquier defecto sobre todo en cuanto al detalle del diseño de personajes o escenarios, lo que no significa que este sea pobre, más bien todo lo contrario. Lo principal y que hay que tener claro es que no hablamos de un juego no ya espectacular, sino siquiera bonito visualmente, pero esta oscuridad y diseño somero forman parte inherente del género, salvo raras y modernas excepciones como puede ser la saga Divinity: Original Sin. Como decíamos antes, el apartado técnico solo afecte de manera directa y negativa al juego en el aspecto del combate, que aunque salvable con la pausa, no deja de ser ciertamente engorroso.
Cabe mencionar de la misma manera que Pillars of Eternity no es un juego de mundo abierto, sino que se compone de zonas de variados tamaños conectadas a través de un mapamundi, y al pasar de una a otra tendremos que sufrir tiempos de carga bastante altos. Lamentablemente esto ocurre también cuando salimos, en una misma zona, de una casa, tienda, o mazmorra. Estos tiempos de carga son omnipresentes, y ni siquiera el carácter de ritmo lento del juego hace que sean más llevaderos. De hecho, hemos experimentado incluso algún crasheo puntual tras terminar alguno de estos periodos de carga de los que por suerte nos salvará el pellejo el guardado automático. En lo que respecta al sonido no cabe absolutamente ningún reproche. Banda sonora rica en piezas, doblaje -este realmente bueno- y voz narrativa están a un muy buen nivel, saliendo con nitidez de los propios altavoces de la consola cuando jugamos en modo portátil.
Conclusión
El rol clásico de altos vuelos se estrena en Nintendo Switch -con permiso de Wasteland 2- con un port convincente de uno de sus mejores representantes de los últimos años y de manos de un estudio maestro en estas lides. Pillars of Eternity es muy disfrutable en la híbrida de Nintendo, manteniendo todas las virtudes del original -más la expansión- pero añadiendo algunos defectos inherentes a su naturaleza meramente de juego para PC: dificultades en el combate, tiempos de carga más largos... Aún así, se han resuelto perfectamente algunos puntos críticos que podría haber habido en este port pero finalmente rayan a gran altura: apartado visual, interfaz y tamaño del texto, algo realmente importante cuando vamos a pasar horas leyendo diálogos y narraciones. En definitiva, una buena versión de un juego fabuloso.
Lo mejor
- Gran profundidad narrativa y de lore, con traducción perfecta
- El diseño de las misiones y la libertad para encararlas
- Diseño con mucha personalidad y que sorprende en algunos escenarios
- Mucho contenido, gracias también a la inclusión de la expansión The White March
- Sistema de combate pausado, estratégico y desafiante...
Lo peor
- ... que se torna caótico con muchos personajes en pantalla, más en portátil
- Tiempos de carga excesivamente largos
- Crasheos puntuales (gracias, autoguardado)
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.