Los fighting games son especiales.
Las lágrimas de Shanks y la emoción de la lucha
ApologyMan no parecía el nombre más temible para enfrentarse, menos tras haber ganado con solvencia a Dogura
ApologyMan no parecía el nombre más temible para enfrentarse, menos tras haber ganado con solvencia a Dogura. Pero no tardamos demasiado en empezar a maldecir ese Piccolo infernal que había volteado la situación a nuestra A18, y que a base de sus mixups en esquina, con las múltiples granadas impidiendo adivinar por donde te va a atacar y esas patadas en el aire que parecen no tener fin, desesperan a cualquier. Piccolo tiene esto. Sobre todo esto. Y nos heló a todos, viendo como la presión de Shanks se diluía, Gohan no entraba y Goku no tenía respuesta.
Todo parecía realmente negro, hasta la mitad del segundo combate. Con ApologyMan dominando Piccolo mediante. Hasta que por fin A18 despertó, empezó a mandar en esquina y Shanks fue deliberadamente a eliminar al namekiano, su peor enemigo. Una vez conseguido, empató el set. Y en el tercer y último combate, Shanks destrozó a su rival. Se puso las manos a la cara y empezó a llorar. Pocos segundos más tarde llegaban corriendo los compañeros de la comunidad española. Sharin, Fasoll, Galletas y muchos más. Todos Amigos. Todos Familia. en la FGC es lo mismo. Se abrazaron y gritaron. Shanks había hecho historia.
La ruidosa y orgullosa comunidad española, como dijeron en el streaming. No era para menos. Tras grandes resultados en distintos torneos, Shanks se confirmaba como uno de los cuatro mejores del mundo.
Y lo hizo en medio del aura especial que rodea los fighting games. Porque sí, esto es algo diferente. Ni los premios ni los viewers son tan masivos como en otros lugares. Hay torneos, pero a los que se va a competir y a ser el mejor. Esa es la verdadera meta. Y donde se mantiene la esencia de las recreativas: uno al lado de otro, luchando cara a cara. Sin nada más que interfiera. En las recreativas nació el género, en las recreativas se decidía qué juegos tendrían recorrido hasta hace bien poco y esa esencia, presencial e incluso íntima -el escenario para los dos combatientes, alejado de la multitud- es la que mantiene un sabor distinto.
En casa éramos cinco amigos, cuatro de los cuáles no habían visto un combate entero de FighterZ nunca. No necesitaron entender lo que eran blockstrings, como funcionaba el sparking ni qué pasa con la barra azul para entender que Shanks estaba jodido a mitad del segundo combate y que empezó a remontar hasta ganar de manera épica. Tampoco lo necesitaron para quedarse enganchados al stream hasta el final. Porque los juegos de lucha también son esto: cristalinos y viscerales. Y nos emocionan, como lo hizo Shanks. Sus lágrimas son nuestra alegría por vivir algo tan intenso y tan cercano, aunque estén a miles de kilómetros de distancia.
Lloró Shanks. Como lo hizo Go1, quitándose un peso enorme de encima al ganar el EVO. Y SonicFox, un segundo después de perder la final, sonreía feliz porque su gran rival lo había conseguido. Y levantó el brazo del japonés para recalcar quién era el campeón. Y se fundieron en un gran abrazo. Y es esto lo que hace tan especial los juegos de lucha.
Fotos cabecera e interior: @vexanie
- Acción
Dragon Ball FighterZ, desarrollado por Arc System Works y editado por Bandai Namco para PC, PlayStation 4, Xbox One, Switch, PlayStation 5 y Xbox Series, es un videojuego de acción y lucha de los creadores de sagas como Guilty Gear o BlazBlue, con combates de 3 contra 3 y mecánicas basadas en las 2.5D. Permite a los jugadores entrenar y manejar el estilo de más de un jugador, con lo que se consigue una jugabilidad más profunda. Disfruta de combos en el aire, escenarios que se pueden destruir y escenas famosas del anime de Dragon Ball.