Más conocida popularmente por su nombre inglés, el electroshock o terapia electroconvulsiva es un tratamiento psiquiátrico usado para tratar cuadros de depresión mayor en pacientes que no han respondido a otros como los psicofármacos, y en el que se inducen convulsiones utilizando la electricidad. A día de hoy se sigue utilizando en hospitales públicos y privados, aunque la imagen que nos viene a la cabeza al pensar en el electroshock suele ser el médico loco torturando a un paciente a base de descargas. Básicamente lo que hace la smartband Pavlov, solo que a menor nivel.
Quítate los vicios con Pavlov
En sí una pulsera inteligente que parece la smartband FitBit personalizada para el superhéroe Flash de DC, el Pavlok es un dispositivo creado con fines terapéuticos que sustituye a la clásica gomilla elástica en el tratamiento de una adicción o mal hábito. Si tenemos por ejemplo la costumbre de mordernos las uñas, si queremos dejar de fumar y no lo conseguimos, o si no podemos dejar de comer y necesitamos acabar con esa adicción, el Pavlov no nos dará una reprimenda, sino que directamente nosotros nos infligiremos una descarga eléctrica a modo de auto-castigo para cada vez que hagamos lo que se supone que no deberíamos hacer.
Llamado así por el premio Nobel ruso Ivan Pavlov, que descubrió el condicionamiento clásico por el cual un estímulo neutral como una campana se puede emparejar a un estímulo biológico como es la comida para crear un reflejo como sería salivar (o hacérsenos la boca agua) cada vez que escuchásemos una campana que nos haría pensar en comida. El psicólogo americano BF Skinner expandió el trabajo de Pavlov con el condicionamiento operante, por el que un comportamiento es modificado según una dinámica de recompensa o castigo (lo que le ocurría al protagonista de La Naranja Mecánica por ejemplo).
Auto-electroshock
La terapia de aversión es la que suele tratarse en el caso de las adicciones y comportamiento compulsivo, asociando un castigo a un determinado comportamiento que se quiere evitar. En este caso, si uno quiere dejar de fumar y no puede, tener el Pavlov puesto puede inducirle a que lo deje en base a una serie de castigos del tipo de darnos a nosotros mismos una sacudida eléctrica cada vez que encendamos un cigarrillo que no tendríamos que estar fumando. Solo con darle un toque a la pulsera, esta nos soltará una descarga que va desde unos inofensivos 50 voltios (como si fuera una vibración fuerte de un smartwatch), hasta un máximo de 450 voltios, como sentir clavándose en el brazo un aguijonazo enorme de una abeja o que un animal te ha mordido.
El dispositivo viene con una app móvil para personalizarlo, y permite modificar no sólo la intensidad de las descargas, sino también el tiempo que durarán con sólo pulsarlo una vez. También viene con un modo que pone al Pavlov en vibración a la hora de hacer gestos como llevarnos la mano a la boca, pero sólo es una vibración y no nos soltará una descarga por sí mismo, sino que eso es algo que lo hace el propio usuario autocastigándose.
Terapia de choque por 176 euros
Disponible en diferentes colores, con el paso de los años desde su estreno inicial en 2016, el Pavlok ha conocido una segunda versión más avanzada que es la que la compañía vende en su web a un precio (rebajado) de 199 dólares, unos 176 euros al cambio. Y servir nos sirve para abandonar malos hábitos como mordernos las uñas, comer demasiada comida basura o fumar, basta con programarlo en la app del móvil.
Lo mejor es que tiene otro dispositivo llamado Shock Clock 2 para ayudarte a dormir mejor y levantarte por la mañana sin tener que programar varias alarmas. Lo que no queda claro es que este último, aparte de despertarte de forma suave, tiene también un modo para que te levantes de golpe con una pequeña descarga...