Crean un pez robot que usa sangre sintética como fuente de energía
Tenemos el concepto de los robots como máquinas que necesitan electricidad. Pero este en particular funciona con otra energía.
Desde que Mary Shelley plasmó la versión más popular del concepto de la galvanización en su Frankenstein, y mucho antes que ella el folclore medieval y la mitología judía creasen al Golem o Da Vinci bosquejase a su león mecánico, el ser humano ha estado pensando en el concepto del Robot antes que la propia robótica y electrónica fuesen creadas. Pero ya en el siglo 20, con la fascinación que el concepto de robot ejerció sobre la imaginación de la humanidad, la idea de recrear un ser artificial se ha vuelto una obsesión para la Tecnología actual.
Un pez robot que funciona con sangre
Hemos pasado de simples máquinas al inicio de la Revolución Industrial a autómatas y a los hiperrealistas robots actuales. ¿Y qué tienen todos ellos en común? Su fuente de energía es la misma: o combustible o electricidad generada por el medio que sea. Pero, ¿podéis imaginar un robot que funciona con un líquido que no es combustible y una energía que no viene de ninguna batería? ¿Podéis imaginar un robot que al igual que el ser humano, funciona con sangre? Pues existe, semejante pesadilla Asimovniana existe.
Un equipo de investigadores de las universidades de Cornell y Pensilvania han creado algo único en la robótica: un pez robot de diseño en apariencia ‘simple’ comparado con los complejos robots hiperrealistas actuales, pero con un sistema circulatorio basado en el de los seres vivos con un mecanismo y sistema energético e impulsor únicos. La gracia esta en que la ‘sangre’ que bombea y circula por todo el sistema está compuesta por una solución de electrolitos que actúa a la vez como fluido hidráulico y almacenamiento energético.
Una sangre sintética
En sí se trata del primer experimento de su clase: un sistema complejo multiproprósito que combina a la vez almacenamiento y ejecución energética con transmisión de fuerza hidráulica. Todo dentro de ese sistema circulatorio que ayuda a que el pez robot nade hasta un total de 36 horas ininterrumpidas, 8 veces más que un robot del mismo diseño con un sistema convencional de batería y engranajes.
Un robot que funciona con su propia ‘sangre’ en un sistema circulatorio diseñado a semejanza de los de los seres vivos. Sin duda ya la idea fascina y asusta, porque el descubrimiento es muy importante de cara a crear robots que no dependan de recargas externas para sus células de energía. Pero también asusta por la idea de qué pasará cuando creemos robots tan reales como nosotros. Al menos nos queda el axioma de Arnold Schwarzenegger en ‘Predator’: “Si sangra, podemos matarlo”.