Europa no aplicará la Tasa Google
Los países miembros no comparten el modelo español para aplicar una tasa especial a las empresas tecnológicas.
Los fabricantes de cualquier dispositivo electrónico saben que los precios varían según el país donde se venden. Es verdad que comprar en dólares no es lo mismo que hacerlo en rupias, euros o libras, pero es que cada país tiene sus propios aranceles y tasas que cada compañía tiene que hacer frente y que afectan posteriormente al consumidor. Una de estas tasas es la famosa Tasa Google que el gobierno aprobó el año pasado. Sin embargo, hoy se ha sabido que Europa no aplicará la Tasa Google, algo que afectará a la presencia de compañías en el viejo continente.
La Tasa Google en Europa para 2020
España lleva dos meses aplicando la Tasa Google. Para quien no sepa de qué va, se trata de un Impuesto que grava con un 3% los ingresos entrantes de la intermediación o venta de datos. Esto afecta a todas las compañías que operen en España y que facturen más de 3 millones de euros en nuestro país, que no es poco. En esencia, esta tasa es una forma de que estas compañías paguen lo que se ahorran en impuestos que tendrían que pagar a otros países, pero que a la larga podría suponer un aumento del precio de los productos.
Del mismo modo, también veríamos cómo algunas compañías dejan de apostar por nuestro país en pos de otros territorios europeos donde no se impondrá la Tasa Google. Y es que países como Suecia, Dinamarca, Irlanda y Finlandia se oponen a esta medida fiscal contra las empresas tecnológicas.
El debate lleva tiempo en alza, y parece que se pospondrá hasta 2020. Y es que para instaurar una medida en toda Europa de este calibre se necesita que los países de la Unión estén de acuerdo. De lo contrario, solo los más aventurados, como es el caso español, podrán tomar las medidas que consideren oportunas.
Europa y las empresas tecnológicas
Lo cierto es que parece que hay cierta confusión en el marco económico de Europa en lo que se refiere a tecnología. Por un lado, la Tasa Google ocupa una parte importante de las agendas de los países, aunque parece que la preocupación de otros tiene que ver con el crecimiento de China. Y es que según comentábamos China es una amenaza tecnológica para la UE. Equipos hackeados y la certificación son los grandes problemas a los que se enfrenta y para los que tendrán que buscar una solución.