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Spike Volleyball

Spike Volleyball

Balón a la red

Spike Volleyball, análisis PC

Analizamos esta vertiente de simulación de un deporte durante tantos años inédito en consolas, y acierta en la teoría pero falla estrepitosamente en juego.

Es difícil ser hoy aficionado a los videojuegos y serlo a su vez a determinados deportes, pretendiendo disfrutar de una simulación virtual a la altura. Si exceptuamos los dos deportes más populares del mundo como son el fútbol y el baloncesto, y los de más tradición en Estados Unidos como el béisbol, el football o incluso el hockey sobre hielo, lo que nos encontramos después es un desierto ocasionalmente interrumpido por algunas propuestas ofrecidas por estudios pequeños que no siempre cuentan con los recursos que les gustaría. La editora gala Big Ben Interactive ampara a varios de ellos, reuniendo la valentía necesaria para lanzar videojuegos de balonmano, rugby o el caso que nos ocupa, este Spike Volleyball. Aunque bien es cierto que la línea que separa la valentía de la inconsciencia a veces es muy delgada.

La dificultad de adaptar el volleyball a consolas y PC

El volleyball es un deporte donde hay cambios de ritmo muy pronunciados y Big Sheep, el estudio a cargo, ha acertado sobre el papel a la hora de plantearlos. Mientras el ataque es relativamente pausado -salvo a la hora del remate-, la defensa tras el resto se centra en preparar el golpe definitivo que nos haga puntuar, y hay que reconocer que implementar esto en cuanto a controles no es para nada sencillo, aunque se ha resuelto, en teoría, bien. Decimos en teoría porque por desgracia, los defectos técnicos propios de una producción de este valor echan por tierra cualquier buen trabajo previo.

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Los controles, como decimos, son sencillos. Con un botón restamos, haciendo que al soltarlo en el momento justo, este sea más preciso y esté mejor colocado para que el jugador que elijamos efectúe el remate. Esto se consigue simplemente pulsando el comando seleccionado y correspondiente al jugador, para después cargar dicho remate a tiempo que situamos el punto del campo rival que queremos como destino para nuestro smash. Mientras, en defensa, tres jugadores se sitúan automáticamente frente a la red para defender el remate rival, los cuales moveremos en una dirección u otra pulsando los gatillos tantas veces como jugadores queramos que se desplacen. Hasta aquí la teoría, sencilla y efectiva, pero lamentablemente, la práctica es otra historia muy diferente.

Lo es principalmente porque las físicas son, cuanto menos, extrañas. Ver remates efectuados con el codo y bloqueados con la cabeza es más frecuente de lo que nos gustaría, y la defensa se complica sobremanera cuando es absolutamente imposible leer dónde va a acabar el balón. Máxime cuando nuestro defensor, bien colocado a priori, se queda mirando y solo a última hora hace un esfuerzo -no muy grande, hablamos de moverse 50 cm- en vano por lograr alcanzarlo. Para ver este despropósito más en profundidad, Spike Volleyball nos “regala” tras cada punto una repetición a cámara lenta donde deja evidentes, aún más, sus no pocas costuras. Estas vienen también en forma de contactos inexistentes con el balón o incluso jugadores mirando a cualquier parte excepto donde deben estar completamente centrados, que es en el juego. ¿Tal vez han visto algo en la grada que les ha llamado la atención? Sea como fuere, son aspectos que si bien ni lo hacen completamente injugable, enturbian tremendamente la experiencia.

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Esto, como cabía esperar, se acentúa en el juego online, donde la aleatoriedad del balón convierte los partidos en algo no muy diferente de un juego piedra, papel y tijera. Nuevamente, se puede disfrutar si es es fan acérrimo del volleyball, pero no cabe esperar un partido justo o un nivel de simulación extraordinario cuando prácticamente cualquier cosa puede pasar con el lag presente. Existen opciones atractivas, como poder personalizar el logo y uniformes de nuestro equipo -entre algunos ya predefinidos-, poder hacerlo masculino o femenino, pero son virtudes que además de no ser para nada novedosas en el género deportivo, quedan en agua de borrajas cuando la pelota se pone en juego.

Si decidimos “disfrutarlo” en solitario, probablemente sea esta la decisión más inteligente de jugar Spike Volleyball, ya que incluye un modo carrera en el que manejar algunas de las opciones con las que cuenta un mánager de un equipo de volleyball, eso sí, sin jugadores ni jugadoras licenciados, lo que no es ni mucho menos el mayor de los problemas. Además de, como decíamos antes, elegir logotipo y uniforme de nuestro equipo, tenemos cierto control sobre la plantilla, pudiendo enviar a los scouts a ojear nuevos jugadores por los torneos de todo el mundo al tiempo que disputamos una liga, completamente ficticia, evidentemente, frente a otras selecciones. Son opciones realmente muy básicas que no sirven para ocultar un hecho irrefutable, y es que Spike Volleyball no está ni mucho menos bien dotado de contenido. Este modo será el que ocupe seguramente la mayor cantidad de horas de quien se decida -por el motivo que sea- a hacerse con el juego, pero ni la variedad de funciones ni de situaciones incitan a continuar durante mucho tiempo con él. Las decenas de partidos que podamos jugar solo se verán interrumpidas para incorporar un nuevo fichaje, hecho que en absoluto será motivo de celebración porque a la hora de ponerlo en juego, el título falla lo suficiente para enturbiarlo todo. Ni siquiera los desafíos semanales nos sacarán de una rutina en la que seguramente hubiéramos preferido no haber entrado.

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Técnicamente de otra generación

Por desgracia, y como no podía ser de otra manera, Spike Volleyball es un despropósito completo en sus apartados técnicos, aunque afortunadamente, el sonoro un poco menos por irrelevante. Aún estando las canchas bien representadas -para lo que es la línea general del juego-, el modelado de los jugadores es tan de hace dos décadas que empaña cualquier buen trabajo previo. Representaciones faciales nulas, miembros y cabezas de formas cuadradas, modelos completamente genéricos que solo se diferencian en el color de la piel, animaciones antinaturales y el sistema de físicas con absurdos resultados del que hablábamos antes… Estos son algunos de los defectos que completan un videojuego que visualmente se puede calificar de feo, y es algo que sería medianamente salvable si a la hora de jugar fuera ciertamente disfrutable, pero… no es el caso.

Conclusión

Es difícil recomendar Spike Volleyball incluso a un fan del deporte. El recurso de apelar a buenas ideas ejecutadas de manera errónea queda aquí invalidado al ser esas ideas positivas realmente escasas, limitándose a una jugabilidad bien planteada, pero que está enturbiada por un apartado técnico de otra época y unas animaciones totalmente surrealistas a las que una Ia impredecible para mal no ayuda en absoluto. Ni siquiera podemos encontrar una oferta de contenido que haga de Spike Volleyball un juego digno en el que sumergirse durante horas aun llevando a cabo actividades fuera de la cancha, ya que un modo carrera con opciones muy básicas se antoja a todas luces insuficiente. Lamentablemente, los fans del volleyball tendrán que seguir esperando para poder disfrutar un videojuego a la altura.

Lo mejor

  • Mecánicas jugables bien planteadas en la teoría...

Lo peor

  • ... pero mal ejecutadas por motivos diversos
  • Animaciones robóticas e impredecibles
  • Sistema de colisiones y físicas que da lugar a situaciones absurdas
  • Visualmente pobre, con modelos feos y genéricos
  • Muy parco en contenido en cuanto a modos de juego
3

Malo

La idea era buena pero se ha llevado a cabo de forma desastrosa. No te lo compres, está mal terminado.