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Tour de France 2018

Tour de France 2018

Solo para fans

Le Tour de France 2018, análisis

Cyanide vuelve a ofrecer el único simulador de ciclismo del mercado con escasas novedades y una jugabilidad muy particular.

El Tour de Francia es una prueba extremadamente dura donde más de 100 corredores pedalean a lo largo y ancho de más de 3.000 kilómetros del país galo en un ejercicio de resistencia con el que ninguno de nosotros puede ni siquiera soñar con ser capaz, y que tradicionalmente han ganado Miguel Indurain, Lance Armstrong -de aquella manera-, Alberto Contador y en los últimos años, el británico Chris Froome. Esta prueba ya lleva días entre nosotros en forma de videojuego, y Le Tour de France 2018 es exáctamente un fiel reflejo de su homólogo real: una durisima prueba de resistencia -mental, en este caso- que generalmente ganará cualquier ciclista excepto tú, querido lector.

Porque los franceses de Cyanide -creadores de Styx y con amplia experiencia en este deporte- no tienen absolutamente ninguna concesión con el jugador casual que quiera acercarse al ciclismo de manera esporádica esperando engancharse. Ojo, esto no es algo malo per se, y de hecho para los aficionados seguramente se trate de algo excelente, pero también lo convierte en un titulo única y exclusivamente desarrollado y pensado para ellos. Le Tour de France 2018, al igual que sus anteriores entregas, es tremendamente exigente con quien está al mando, en todos los sentidos, pero vamos a pasar a desgranarlo para explicar mejor todo esto.

Pedalear... y establecer estrategias

El que no es aficionado al ciclismo cree erróneamente que para ganar basta solo con pedalear más rápido que los demás, pero siempre es sorprendente escuchar a alguien que entiende y deja entrever la cantidad de estrategias y vicisitudes de este deporte. El estudio francés acierta plasmando este aspecto en su videojuego, ya que en efecto, la base es la gestión de la barra de resistencia, nada baladí teniendo en cuenta la velocidad a la que esta desciende en cuanto le damos al pedal con más frecuencia de la que debemos. Es más, si esta desciende a cotas mínimas antes de tiempo podemos dar por perdida la etapa en cuestión, ya que no tardamos en desfondarnos, o como se dice en el argot ciclista, sufrir una pájara. Para aprovecharla al máximo lo mejor es aprovechar el rebufo de nuestros rivales, los descensos tras una dura escalada y sobre todo, ser conservador a la hora de atacar, todo ello imprescindible porque al fin y al cabo, nos vamos a encontrar con etapas de alrededor de una hora de duración.

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Sí, podemos pasar 60 minutos, poco más o poco menos según la distancia de la etapa en cuestión, al mando de nuestro ciclista, aunque existe la opción de adelantar el tiempo. Afortunadamente Tour de France 2018 cuenta con una función de guardado en cualquier momento, y así poder continuarla en cualquier momento, y después de todo, no es más que otra dosis de realismo, pero también de tedio. Esto es principalmente porque la emoción no hace acto de presencia sino en momentos puntuales como sprints intermedios o finales, o los mencionados ascensos a puertos, más duros que ninguna otra cosa. En estos casos, lo mejor es seguir a un corredor cercano pulsando cuadrado -hemos jugado en la versión de PS4-, pero también aporta aún más sensación de aburrimiento, porque podemos recorrer kilómetros simplemente dejando pulsado este botón, ya que ni siquiera será necesario manejar manualmente a nuestro protagonista.

Pero lo dicho, a lo largo de una etapa, que da para mucho, vamos a tener que gestionar muchas más cosas además de nuestra resistencia, como es la estrategia de equipo. En este sentido, Le Tour de France 2018 ofrece una gran cantidad y profundidad de opciones, como enviar todo tipo de órdenes a nuestros compañeros -atacar, dar apoyo, etc...- o incluso tomar directamente el control de alguno de ellos, un nuevo y gran guiño a los aficionados, los cuales sabrán aprovechar al 100% el amplio abanico de opciones. Aún así conviene insistir en que el sentimiento más frecuente durante el recorrido es de tedio, algo que ni siquiera los paisajes galos pueden remediar.

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Tradicionalmente la contemplación del paisanaje de Francia es motivo de “disfrute” por parte del no aficionado, y podríamos aplicar eso en el caso del videojuego, pero lamentablemente… no podemos. Y no podemos porque el apartado técnico sufre en sus carnes, comprensiblemente, los presumibles bajos valores de producción del juego, y salvo los protagonistas y sus bicicletas, que presentan texturas dignas, no es así en el resto de elementos del escenario. Los entornos poco detallados y repetitivos son solo el principio de un apartado visual mediocre que se ve colmado por un sistema de físicas terrible en el que los ciclistas se fusionan entre sí y los cuales son también inmunes a los choques con vallas y demás objetos del entorno.

Una cantidad y variedad dignas de pruebas

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No es este un deporte que se preste a que el videojuego ofrezca un número elevado de modos de juego, así como una variedad suficiente para mantener al jugador enganchado durante meses, pero Cyanide lo intenta. Es absolutamente imprescindible pasar por el tutorial para descubrir las vicisitudes del control, que no son pocas, y una vez completado, la tentación más inmediata podría ser pasarse por los desafíos, pero lo insulso de estos hace que descartemos esta opción a las primeras de cambio, ya que se tratan simplemente de pruebas contrarreloj en descensos de montaña. Nada destacable, en resumen. El grueso de Tour de France 2018 lo encontramos en otras modalidades.

Podemos correr simplemente una etapa suelta, pero el mayor atractivo está presente en el modo Pro Team, que no es sino aquel en el que intentamos encumbrar a nuestro propio equipo a lo más alto del panorama ciclista. Eso sí, con no muchas opciones de personalización, ya que habrá que elegir entre los maillots de los equipos presentes, que no son los oficiales sino réplicas, para después conformar nuestra plantilla con el límite de un presupuesto y teniendo en cuenta que los mejores, como el mencionado anteriormente Froome, Nibali o nuestro compatriota Valverde, por ejemplo, dirán que no a las primeras de cambio. Tras este primer paso llega lo complicado de verdad, y es completar actuaciones dignas en las diferentes pruebas del circuito -reales, como la Dauphine o la Paris Robeaux- para ir completando los retos propuestos -muy complicados, en algunos casos- y hacernos con la popularidad suficiente para atraer a las grandes estrellas del mercado. Eso sí, pensando en lo que dura una temporada -8 pruebas, algunas de ellas de varias etapas- y lo que duran las pruebas en sí, si pensamos en el tiempo que puede llevarnos llegar a ese momento… pues tal vez estemos hablando del lanzamiento de la próxima entrega, no nos engañemos.

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La gran “novedad” en cuanto a modos de juego es el modo Líder Pro, y hay que entrecomillarlo porque no es especialmente novedoso, sino más bien una variante de Pro Team, con la diferencia de que en nuestro equipo tendremos que contar con nuestro ciclista personalizado. No hay muchas opciones de edición más allá del nombre y el color de la piel, y aunque al igual que en el resto de modos podremos tomar el control de cualquiera de nuestros compañeros, este solo progresará si es él quien consigue los objetivos de etapa, algo sumamente difícil porque como imaginamos, al comienzo es un completo novato. En definitiva, si estamos pensando en el clásico modo Carrera donde contratar un agente, negociar contratos con equipos y patrocinadores y mejorar nuestras habilidades mediante un sistema similar al de un RPG, nos vamos a llevar una profunda decepción, así que mejor estar avisado.

Conclusión

Esta frase es un tópico, pero en pocas ocasiones es más apropiada que en esta: solo los verdaderos aficionados al ciclismo -no quienes cogen una bici de vez en cuando- van a poder disfrutar de Le Tour de France 2018. Sus mecánicas y lo pausado de su desarrollo no son nada amigables con quien quiera tener un acercamiento a este deporte, lo que unido a su pobre apartado técnico, sobre todo visual, hace que solo un fan pueda perdonarlo. Sus modos de juego tampoco son lo suficientemente profundos como para que puedan mencionarse como algo destacado, limitándose a copiar los similares de otros títulos deportivos, aunque con poco acierto.

Lo mejor

  • Fidelidad al deporte que representa
  • Profundidad en sus mecánicas, no todo es pedalear

Lo peor

  • Pobre apartado técnico, sobre todo visual
  • Pruebas demasiado largas, por encima de una hora
  • Modos de juego poco inspirados
  • Un desarrollo tan pausado que aburre sin remedio
5

Mejorable

Puede tener elementos aceptables y entretener, pero en general es una experiencia que no dejará huella. Sólo recomendable en caso de sequía de este género de juegos.