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Captain Toad: Treasure Traker

Captain Toad: Treasure Traker

  • PlataformaNSW
  • GéneroPlataformas, Puzle
  • DesarrolladorNintendo
  • Lanzamiento13/07/2018
  • TextoEspañol
  • EditorNintendo

Captain Toad: Treasure Tracker, análisis Switch

Nueva versión del juego de Wii U, que llega con cooperativo local y algunas fases de Mario Odyssey.

Wii U fue una consola que no triunfó a nivel comercial y que para muchos entra en el catálogo de las peores plataformas de Nintendo. Tanto lo primero, algo objetivo y evidente, como lo segundo, más interpretativo y a opinión de cada cual, no quitan que fue un lugar en el que nacieron juegos impresionantes y nuevas propuestas frescas. Nuevos nombres como Wonderful 101, Mario Maker o Splatoon se gestan en Wii U. Viene bien recordarlo. Porque entre ellos también hay otra nueva IP que se hizo un hueco: Captain Toad. No hablamos de una entrega que compita con Mario, Zelda o Metroid, pero sí un nuevo camino en esto de los rompecabezas interesante y que dejó buen sabor de boca. Ahora llega su revisión en Switch.

Captain Toad, análisis en Switch

La política de Nintendo con Switch en este 2018 está siendo algo controvertida, para qué engañarnos. La consola gozó de un primer año único en calidad de lanzamientos, el éxito comercial es evidente y no parece que vaya a frenarse pero la aparición de nuevos títulos propios ha pegado un frenazo en la primera mitad de 2018. Mario Tennis Aces como juego más destacado en un mar de ports, indies vistos hace meses en otros lares y poco más. Si hablamos de calidad neta, seguramente es fácil identificar Bayonetta 2, Hollow Knight y Donkey Kong Country Tropical Freeze como lo mejor que ha salido (junto al sí novedoso pero multiplataforma Celeste) hasta la fecha.

Dentro de esta política ha caído también Captain Toad, juego que no tiene el relumbrón de Donkey o de la Bruja de Umbra pero que fue una notable y fresca entrada en Wii U. La voluntad de hacer llegar productos de calidad a un parque mayor de usuarios es lícita, y las ventas de los ports de este año dan la razón a Nintendo, pero esto acaba chocando con una realidad de la que no podemos escapar: Captain Toad es prácticamente el mismo juego que vimos en 2014. Con todo lo bueno y malo que eso supone.

De minijuego a estrella

Las misiones de Captain Toad nacieron de Mario 3D World. Eran fases en las que controlábamos al champiñón explorador en escenarios pequeños y compactos con varias particularidades. La primera, que no se podía saltar. La segunda, que debíamos interactuar con el escenario hasta llegar a la energiluna de turno. Esto tuvo una gran aceptación y Nintendo se lanzó a este Treasure Tracker como juego entero. Y sólido.

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Para quien no conozca esta propuesta, Captain Toad básicamente nos obliga a ir visitando escenarios de tamaño variado (empezamos con zonas pequeñas y acabamos con localizaciones de grandes dimensiones, cambios de nivel e incluso jefes finales) donde con un Toad que no puede saltar y solo puede interactuar con su alrededor moviendo piezas, lanzando nabos, tocando piezas movibles con la pantalla táctil, usando cerezas multiplicadoras y explorando zonas escondidas hasta dar con la estrella de turno. Esto, a lo largo de decenas de niveles (más de 70) con temáticas variadas y con aroma a Super Mario en cada una de ellas.

Hay dos elementos básicos para entender el éxito de Captain Toad a nivel jugable. El primero es la estructura de los niveles, donde el movimiento de la cámara y la perspectiva juegan un papel relevante para encontrar caminos que no se ven a simple vista en estas fases construidas a modo de dioramas. El segundo, la rejugabilidad. Cada nivel tiene unos diamantes escondidos y, tras conseguirlos, algunas tareas extras como encontrar un champiñón dorado, conseguir un número de monedas concreto o acabar con todos los enemigos. Además se añade la aparición de un Mario retro tipo pegatina escondido en algún rincón del mapa que debemos encontrar. En estas tareas radica el verdadero reto de Captain Toad que parece beber de su lugar de origen, Mario 3D World: terminarlo no es difícil –ni largo- pero completarlo al 100% es el verdadero reto.

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Y Captain Toad como juego de puzles vale la pena. Ni los primeros niveles de los dos primeros libros ayudan, ni es un juego para todo el mundo. Pero su fórmula te atrapa a base de secretos que no ves a simple vista, combinar habilidades y solucionar acertijos mientras el juego aprovecha las limitaciones (no se puede saltar ni golpear con nuestras manos enemigos) del usuario para presentarle desafíos diferentes a los habituales.  

Cambios menores en Switch

La versión de Switch llega con algunas modificaciones menores. La primera y más destacada seguramente es la posibilidad de jugar con un amigo separando los joycon. Por desgracia se trata de una propuesta muy liviana y en la línea del multijugador de Mario Odyssey. Básicamente un jugador controla a Toad y el otro, usa el puntero del joycon derecho para atacar a los enemigos, congelarlos y ayudar al usuario principal. Que nadie espere puzles cooperativos o cosas por el estilo.

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El segundo son los niveles temáticos de Mario Odyssey. Se pueden conseguir desbloqueándolos jugando o usando los amiibos de boda de dicho juego (Mario, Peach, Bowser). Son bastante variados y ricos entre sí, aunque se antoja algo escaso que como gran novedad sean tan pocos. Han pasado casi cuatro años y seguramente se podría haber apostado por expandir de manera más atractiva el juego base, y no solo con un puñado de fases que acaban siendo cortas. El desierto es protagonista con una pirámide invertida marca de la casa y un cambio de escenario en cierto momento; la gran cascada transcurre en una fase de vagoneta donde vamos disparando nabos para destruir enemigos, bloques y conseguir monedas y diamantes; el mundo de la cocina se convierte en una carrera de obstáculos con las cerezas multiplicadoras de objeto y el chef pajarraco persiguiéndonos; y por último, Nueva Donk, incluida su zona subterránea, en un diseño ágil y compacto.

En términos de control, en modo portátil debemos usar la pantalla táctil para mover ciertas estructuras que cambian de posición al tocarlas, y en modo dock podemos usar los joycon separados para apuntar con la derecha y realizar esa misma mecánica.

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A nivel audiovisual, el título se ve nítido y convincente en modo portátil –mucho mejor que en el gamepad de Wii U, naturalmente- y sigue igual de vivo y colorido en modo dock, donde tal vez se echa en falta algún jaggie menos en ciertos momentos. La banda sonora, con melodías fácilmente reconocibles de la franquicia Mario, acompaña perfectamente como pasaba en la entrega original.