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Shadow of the Tomb Raider: Lara se pasa al sigilo

Lara Croft regresa con la última entrega de este reboot. Una vuelta más dura, sangrienta, violenta y directa que lo visto en Tomb Raider y Rise of the Tomb Raider. El paso de una Lara Croft que era oveja y ahora es lobo.

No deja de ser peculiar la manera en la que Crystal Dynamics ha contado la historia de esta nueva Lara Croft. Desde la primera parte lanzada en 2013 para PlayStation 3 y Xbox 360, el estudio nos ha estado vendiendo que en este reboot íbamos a ver cómo una joven británica se convertía en la intrépida exploradora. Hemos tardado dos juegos más en ver dicha evolución, y decimos esto porque en Shadow of the Tomb Raider sí se vislumbra ya el cambio esperado.

Square Enix nos llevó a unos pocos medios a Londres a probar la demo que ya pudieron disfrutar algunos compañeros varias semanas atrás, aunque en esta ocasión se incluía nuevo material gameplay con importantes novedades. Parte de este se ha mostrado en la conferencia de Square Enix en el E3, pero otro sigue escondido y sin visionarse públicamente.

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Tomando como referencia este último punto en concreto, en esta nueva demo ampliada pudimos ver algunos de los apartados más singulares que va a poseer este Shadow of the Tomb Raider como, por ejemplo, las misiones. Lara Croft expande su universo gracias a las actividades secundarias que ya estaban presentes en Rise of the Tomb Raider, pero que ahora cobran más protagonismo.

De acuerdo a sus creadores, la intención es recrear un mundo abierto donde Lara pueda interactuar con cualquier persona. Para mostrar esta implementación, el estudio nos enseñó la ciudad de Paititi, un lugar similar al campamento de la anterior entrega. Con unas dimensiones hasta tres veces más grande que su predecesor, Paititi tiene vida: costumbres propias, arquitectura única, un doblaje exclusivo que recrea la cultura que aborda, la posibilidad de comprar y craftear materiales en las tiendas de la región, etc. Salvando las distancias, y que esto quede bien claro, se ha buscado un mayor componente de personalización, más cercano al RPG que a lo habitual de los juegos de acción. Por suerte, no le queda mal, y tanto las sidequests como las posibilidades de expansión cumplen de sobra.

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Este sería el punto de socialización, mientras que luego habría una vertiente de exploración y otra de acción. Son tres planos bien delimitados que a veces se mezclan entre sí, pero que por lo general van por vías independientes. Por ejemplo, el apartado aventurero o de exploración es sencillo de identificar gracias a las tumbas o criptas, una de las señas de identidad de la saga desde sus orígenes.

Si en el primer reboot de Tomb Raider eran prácticamente inexistentes y en la segunda se insertaron con cierta duda, ahora se cambia a tumbas mortales, donde el fallo acaba con la partida de manera inmediata y es necesario no sólo una buena coordinación, sino también una capacidad racional para superar los puzles y acertijos.

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Por último, estaría el combate. Hay un concepto que los desarrolladores quisieron que quedara claro: depredadora. Ya el primer tráiler mostrado al público dejaba caer esta nueva faceta de Lara Croft, y el gameplay no hace más que corroborar lo enseñado. Nuestra protagonista puede entrar en refriegas cuerpo a cuerpo, por supuesto, pero el propio juego invita a que toda acción se ejecute a través del sigilo. Para ello, Lara puede parapetarse entre las sombras, hierbas, árboles, etc. A través de aquí, el combate hace hincapié en la infiltración y el componente silencioso, más arraigado a Metal Gear Solid, Splinter Cell o Assassin’s Creed que a Tomb Raider. ¿Lo mejor? Encaja de maravilla y no desentona.

Este sigilo también está presente en las armas. El cuchillo o el piolet tienen ahora más usos que nunca. Así mismo, también se han incorporado más armas silenciosas, como pueden ser las flechas enloquecedoras. Estas recuerdan mucho a los dardos de Assassin’s Creed, es decir, se lanzan al enemigo y este queda confundido o aturdido, de tal manera que algún compañero tendrá que acabar con su vida.

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Estas nuevas vías para abordar la situación no sólo se quedan aquí: Lara se puede pintar la cara y el cuerpo para pasar más desapercibida; puede tirar objetos para distraer a los enemigos cercanos; hay nuevos comandos y animaciones tanto a la hora de golpear como de acabar con los rivales desde los árboles, etc.

Cómo no, para que todo esto funcione también es necesario una buena implementación a nivel técnico. Si en el primer Tomb Raider teníamos una isla y en el segundo se apostaba en demasía por la nieve, en este tercero el campo de recreo tiene que ver con la selva. De hecho, las dos demos jugadas nos han llevado hasta esta parte en concreto, siempre con la organización Trinity persiguiendo nuestros pasos.

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Shadow of the Tomb Raider mantiene la misma esencia que se vio en las dos partes ya lanzadas. A esta se le suman pequeños cambios que potencian la aventura, de manera que dé la sensación de encontrarnos ante un viejo amigo al que conocemos bien, pero que a la vez tiene mucho que contarnos tras un tiempo. Esperemos que la conversación sea agradable y no aburra, aunque eso no lo sabremos hasta otoño cuando salga el juego.

Shadow of the Tomb Raider

  • STD
  • PS4
  • XBO
  • PC
  • Acción
  • Aventura

Shadow of the Tomb Raider, desarrollado por Eidos MontrealCrystal Dynamics y editado por Square Enix para PC, PlayStation 4, Xbox One y Stadia, es una nueva entrega de la saga de acción y aventura protagonizada por Lara Croft ambientada en Mesoamérica. Vive el momento más crucial de la vida de Lara Croft, en el que se convierte en saqueadora de tumbas. En Shadow of the Tomb Raider, Lara debe dominar una selva mortal, superar tumbas aterradoras y perseverar en su hora más aciaga. Mientras trata de detener un apocalipsis maya, Lara terminará por convertirse en la saqueadora de tumbas que está destinada a ser.

Carátula de Shadow of the Tomb Raider
8.6