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Cazadores de Lore: Bayonetta y las Brujas de Umbra

Bayonetta es un título festivo, hilarante y frívolo, pero no por ello vacío; al contrario. Su universo se basa en el equilibrio de dos mundos opuestos: la luz y la oscuridad, el cielo y el infierno, ángeles y demonios. Dos clanes rigen el orden mundial: las Brujas de Umbra y los Sabios de Lumen. Hoy profundizamos en estas sociedades antagonistas.

Bayonetta, tan derrochante de carisma como la propia saga de videojuegos  de Platinum Games e Hideki Kamiya a la que pertenece, es una bruja. En nuestro imaginario popular, dicha palabra está cargada de connotaciones negativas: una bruja es una fémina de aspecto desagradable, practicante de la magia oscura, aliada de las criaturas infernales y muy peligrosa. Sin embargo, en Bayonetta se dignifica esa figura: nuestra heroína es una mujer de belleza incontestable, con un poder temible que se transmite al jugador con cada combo espectacular que ejecuta. Toda ella, además, es una celebración de la feminidad que se percibe en sus tacones-pistola, en su inseparable labial y su sensual lenguaje corporal, que convierte la lucha en danza. Tampoco es baladí que, al ser herida, se desangre en pétalos, o recupere su salud o magia a través de chupachups. 

Mari Shimazaki, diseñadora de personajes del juego, ha declarado en el blog oficial de Platinum Games que creó a Bayonetta siguiendo las indicaciones de Hideki Kamiya: una protagonista femenina, bruja moderna y armada con cuatro pistolas. El resultado es una reapropiación de todo lo que supone ser bruja: independiente, segura de sí misma, casi omnipotente. Todos esos valores quedan representados en el clan del que desciende Bayonetta: las Brujas de Umbra, contraparte de los Sabios de Lumen.

Debido a la naturaleza de este reportaje, se darán spoilers de la saga Bayonetta, con lo que advertimos al lector antes de adentrarse en el presente Cazadores de Lore.

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Lumen y Umbra, dualidad de luz y sombra

El cosmos en el que se sustenta el mundo de Bayonetta se basa en el concepto de dualidad: luz y sombra. Ambas dimensiones coexisten y representan polos opuestos, pero complementarios. Para asegurar un equilibrio entre ambos, se crean Las Brujas de Umbra y los Sabios de Lumen, dos clanes muy diferenciados cuya relación se basa en el respeto y temor mutuos. A lo largo del juego hallamos fragmentos de los estudios realizados por Antonio Redgrave, periodista que investigaba ambas sociedades. 

Las Brujas de Umbra se compone de una hermandad de mujeres, que dominan las artes oscuras y han pactado con demonios para obtener su poder. Su reino es la sombra, como indica su nombre en latín, están ligadas al Infierno y la Luna es el astro que rige su magia. Los Sabios de Lumen, por otra parte, se componen de hombres que dominan la luz —como también indica su nomenclatura— y son aliados de los ángeles. Su reino es el cielo y el día, y su magia sagrada viene conferida por el Sol. 

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Este organigrama se inspira en el dualismo, doctrina religiosa y filosófica que reconoce la existencia de 2 principios supremos antagónicos y coexistentes, como la luz y la oscuridad. En China, esta idea de interpreta a través del ying y el yang, concepto del taoísmo que nos resulta familiar. En Occidente, este sistema se halla presente a lo largo de la historia de la filosofía: Platón y su división del mundo de las ideas y el mundo sensible, Descartes y la dualidad del espíritu y la materia, y Aristóteles, que profundizaba en la existencia del bien y el mal. La religión cristiana, que inspira en parte el lore de Bayonetta, bebe del dualismo en su planteamiento del mundo dividido entre el bien, encabezado por Dios, y el mal, encabezado por Satán. En el arte, el dualismo inspira la fantasía épica, que versa sobre la lucha de estas dos potencias morales.

Los Sabios de Lumen, a simple vista, evocan al clero católico: sus vestimentas blancas y amplias, con motivos dorados y un cubrecabezas que se asemeja al solideo papal. Mantienen una alianza con los ángeles, regidos por la Jerarquía de Laguna, quienes les confieren sus poderes basados en la luz y en lo sagrado a cambio de su alma, la cual, tras la muerte, será destinada al Paradiso —la dimensión angelical, cuya ambientación luminosa y etérea guarda reminiscencias con el cielo cristiano— y convertida en parte de un Worship, un sub-género de ángel similar a un navío celestial. En cuanto a los ángeles que respaldan el poder de los Sabios de Lumen, guardan similitudes bíblicas que no trascienden la cultura popular. En el imaginario común, los ángeles son representados como bellísimos humanoides alados, pero en Bayonetta su diseño es mucho más grotesco, basado en descripciones bíblicas como las múltiples alas repletas de ojos o ruedas gigantescas. Sus rostros marmóreos e impertérritos, así como sus voces distorsionadas, provocan incomodidad en el jugador, lo cual ayuda a presentarlos como enemigos. Y es que en Bayonetta, la corte celestial no será, precisamente, el heraldo del bien. 

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Las Brujas de Umbra, por su parte, tampoco aspiran al ideal de bondad, pero es con este bando con el que simpatiza el jugador, puesto que Bayonetta, como veremos más adelante, pertenece a este clan. Atractivas, esbeltas y vestidas con ropajes ajustados y elegantes, se alejan mucho del estereotipo negativo que ha permeado en nuestra cultura. Maestras de las artes oscuras, dominan varias áreas que pueden identificarse con el progreso y la ciencia: alquimia, medicina, química, etc. 

Desde su infancia, las Brujas de Umbra consagran su vida al estudio de las artes oscuras, al que es bienvenida toda niña sin importar su linaje; tanto las que manifiestan un don sobrenatural como las que lo consiguen mediante un duro entrenamiento son bienvenidas. Una vez alcanzada la edad adulta —¿tal vez una alegoría del paso de niña a mujer?— pronunciaban sus votos, que consisten en jurar lealtad al clan y establecer un pacto con una diablesa que, a su vez, se convierte en una madrina que le confiere poderes superiores y especiales —la patrocinadora de Bayonetta es Madama Butterfly y la de Jeanne, Madama Styx—. En dichos votos, a su vez, se comprometen en no establecer ninguna relación íntima con ningún sabio de Lumen. En vida, las Brujas de Umbra conservan una juventud longeva e inmunidad a las enfermedades, y sólo pueden perder la vida si son asesinadas. Como precio por su magia demoníaca, sus almas van al Infierno, donde les aguarda un destino poco halagüeño. 

Si alguna bruja aspira a liderar el clan como Anciana de Umbra, debe someterse a un desafío de duelo, en el que escogerá a su oponente. La vencedora se convertirá en la nueva líder.

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Las Brujas de Umbra canalizan su magia a través del cabello, para lo que se dejan crecer profusas melenas con la que cubren su cuerpo. A través de un rito que incluye una danza y un cántico en enoquiano —idioma artificial creado por los ocultitas John Dee y Edward Kelley—, invocan a un demonio colosal que las asiste en sus batallas. En las disciplinas bélicas de las Brujas de Umbra se incluyen la gimnasia acrobática y la balística, manifiestas en el uso extravagante de las pistolas de Bayonetta y en sus coreografías durante la lucha.

La elección del cabello como canalizador de magia no es casual. Símbolo de la belleza femenina, se halla muy presente en muchas mitologías como elemento de poder. El secreto de la fuerza de Sansón residía en su propia melena, de la cabeza de Medusa nacen terroríficas serpientes y muchas criaturas mágicas femeninas de diferentes folklores son descritas con frondosas cabelleras: ninfas, xanas, sirenas, etc. En la cultura nativa americana, el cabello representa una extensión del alma y de las propias vivencias. En rituales paganos, el uso del cabello es habitual en algunos hechizos, como forma de identificar al destinatario. Y esto son sólo unos ejemplos en diferentes culturas de la interpretación del cabello más allá del ornamento estético.

Las Brujas de Umbra, al igual que Bayonetta, representan una revalorización de la esencia femenina tradicional: la coquetería, la belleza como poder, y la sensualidad como fortaleza, más que debilidad que poner al servicio del hombre.

Así, tenemos a los Sabios de Lumen, que representan lo conservador y lo eclesiástico, mientras que por otro lado, las Brujas de Umbra simbolizan el progreso y el paganismo. Luz y oscuridad, mantienen el equilibrio del mundo, pero es fácil que dos fuerzas opuestas colisionen. 

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Los Ojos del Mundo y la Caza de Brujas

Los Ojos del Mundo son un tesoro compuesto por dos gemas conocidas como el Ojo Izquierdo y el Ojo Derecho, custodiados respectivamente por las Brujas de Umbra y los Sabios de Lumen. Este conjunto de joyas fue creado por Aesir, dios del caos, para velar por el equilibrio del mundo. La divinidad se divide en dos partes; su lado bondadoso, representado por Loki, y su lado maléfico, encarnado en Loptr —y es que la mitología nórdica es otra fuente de inspiración en Bayonetta, aunque se advierten muchas licencias—. 

“La intersección de luz y oscuridad traerá calamidad a esta tierra”, es el mandamiento por el que se rige la relación entre ambos clanes, basada en una paz armada en la que ninguno interferiría con el otro. Sin embargo, un sabio llamado Balder y una bruja llamada Rosa se enamoraron y tuvieron a una niña llamada Cereza, que es a quien conoceremos en su vida adulta como Bayonetta. Como castigo por su delito, Rosa fue encarcelada y Balder exiliado, mientras que las Brujas criaron a Cereza, la cual forjó una amistad con Jeanne, pese a que la mestiza era tratada como una paria por el resto de sus compañeras. Ambos clanes, culpándose mutuamente de la transgresión contra el equilibro, estallaron en un apoteósico conflicto bélico conocido como la Guerra de los Clanes que sumió a Europa en un pozo de destrucción y violencia, y las Brujas se erigieron victoriosas. 

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Balder, de regreso de su exilio, convenció a los humanos de lo peligrosas que eran las Brujas de Umbra y los dirigió a una persecución encarnizada conocida como la Caza de Brujas. Aquí vemos una clara alegoría de la Inquisición y la homónima caza de brujas que se dio en Europa central durante la Edad Moderna. Balder crea un enemigo común al que temer, puesto que es desconocido y atenta contra el orden establecido, y la masa se suma a un linchamiento que acaba por extinguir al clan por completo. Sin embargo, Jeanne y Bayonetta sobreviven a la masacre.

Jeanne, que aspiraba al Trono de Umbra, había desafiado a Bayonetta para demostrar su poder y había sido derrotada. Mientras se alzaba la polémica sobre si Bayonetta era digna de ser la Anciana de Umbra debido a sus orígenes, la sede de las Brujas de Umbra fue atacada. Jeanne sospecha de Balder como autor de este atentado y de su plan de robar el Ojo Izquierdo, con lo que sume a su amiga y rival en un letargo y la sella con el preciado tesoro en un preciado ataúd que lanza al fondo de un lago. 

En Bayonetta, descubrimos que el plan de Balder era reunir los Ojos del Mundo para invocar a Jubileus, diosa de la creación, para reformar el mundo conocido y moldearlo a sus deseos. 

En Bayonetta 2, ahondamos más en el pasado de nuestra Bruja de Umbra. La Guerra de los Clanes y la subsiguiente Caza de Brujas eran parte del plan de Loptr, que ansiaba a volver a su ser completo. 

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Luz y oscuridad con roles invertidos

La luz y oscuridad, en la narración épica, representan respectivamente el bien y el mal. Sin embargo, en Bayonetta apreciamos una inversión de roles. Balder encarna la idea de un sacerdote corrupto que, aunque pertenece al bando luminoso, ansía el poder abosluto. Su irritante verborrea puede interpretarse como una parodia de los sermones religiosos. Los ángeles de Paradiso distan mucho de la imagen benévola de nuestra cultura, para convertirse en un enemigo al que deseamos derrotar. Por otro lado, las Brujas de Umbra representan un rostro más amable del reino de las sombras: es sencillo empatizar con su filosofía de independencia y su visión de la magia como un camino de autosuperación y empoderamiento, en el que el carácter femenino, a veces tan denostado como la oscuridad, es una fortaleza que convierte a personajes como Bayonetta o Jeanne en sujetos, no objetos.