A Total War Saga: Thrones of Britannia
- PlataformaPC8
- GéneroEstrategia
- DesarrolladorThe Creative Assembly
- Lanzamiento03/05/2018
- TextoEspañol
- VocesInglés
- EditorSEGA
Total War Saga: Thrones of Britannia
Creative Assembly lanza, por fin, la última entrega de su conocida franquicia. Un título que sirve de nexo de unión entre sus grandes producciones para probar algunas nuevas funciones y potenciar otras ya vistas con anterioridad.
Muchos consideran que Creative Assembly lanza demasiados Total War en cortos periodos de tiempo. Sin embargo, la realidad del estudio británico, desde hace relativamente poco, es que va alternando productos de gran envergadura con otros más pequeños, es decir, una serie de producciones de menor coste que sirven para experimentar con un momento histórico en concreto.
Total War Saga: Thrones of Britannia es precisamente esto que resaltamos, una obra cuidada que aprovecha lo ya visto en anteriores entregas, lo potencia en ciertos aspectos y no tiene el miedo de innovar en otros, ya sea para bien o para mal. Es una probeta cada vez más habitual en esta industria donde gana, como siempre, el jugador.
Vikingos
Coger a los vikingos como marco temporal no sólo es un acierto por la fuerte difusión con la que cuentan en estos momentos, sino que para colmo la historia la tenían en su propia casa y ha sido más fácil documentarse. Porque Britannia transcurre, como su propio nombre indica, en las famosas islas. En concreto, todo parte desde el año 878 después de Cristo, tras la batalla de Edington. Alfredo el Grande vence a los vikingos en una cruenta batalla y consigue acabar con casi todos ellos. Y lo hemos escrito bien: “casi”, ya que no todos los nórdicos caen en la pelea, por lo que muchos se asientan en diferentes partes del país.
El objetivo del jugador, por tanto, es sencillo. No sólo hay que expulsar a los vikingos que quedan, sino intentar formar lo que sería la histórica alianza entre Inglaterra, Escocia, Irlanda y Gales. En nuestras manos está el establecer lo que se conoce hoy en día, acto no baladí.
A partir de aquí, este Total War se desarrolla en los dos planos asiduos de la saga: por un lado, con un mapa estratégico – diplomático; y por otro, un mapa de batalla donde las tropas luchan hasta que sólo quede un bando. Total War en el sentido más puro.
Si algo destaca en este Total War es que las relaciones diplomáticas son más fuertes que nunca. Ya en entregas anteriores se habían visto algunas características, pero ahora se apuesta por el componente que suelen tener los juegos de Paradox. Bodas, alianzas de paz, tratados de guerra, gobernadores de regiones, pactos militares para atravesar el mapeado, etc. Todo esto forma parte de este Britannia, lo que supone un gran salto respecto a su predecesor. De hecho, ahora la novedad es que los territorios se dividen en diferentes provincias, cada una de ellas con una capital y varios pueblos pequeños.
Esta modificación es todo un acierto, pero a su vez también posee un fallo: llega a ser caótico. A veces uno se pierde con la interfaz que el juego posee, hasta el punto de no saber si una parte del escenario es nuestra o del enemigo. Así mismo, ocurre similar con el plano diplomático, donde todo lo que aparece en pantalla es profuso, recargado de texto y alejado de la simplicidad.
Con este párrafo anterior ya estamos poniendo la primera piedra en el camino: es un juego que potencia lo ya visto en entregas predecesoras, por lo que los fans de la saga lo van a disfrutar mucho, más allá del caos existente. Al fin y al cabo, hablamos de que ya no hace falta combatir para ganar: lo mismo casamos a nuestra hija con otro rey y tenemos un nuevo reino vasallo. Sin embargo, los jugadores novatos en el mundo de la estrategia van a tener la sensación de agobio y de no enterarse de nada (y la IA del juego no ayuda a ello, todo sea dicho).
El plano gubernamental es donde se pone mayor énfasis, no cabe duda. En cambio, los combates apenas modifican nada. Seguimos teniendo el mismo sistema de control de unidades, con las condiciones meteorológicas como factor estratégico o la orografía del terreno como factor estimulante en una batalla. Para qué modificar lo que funciona, ¿no? Quizás, el cambio principal se dé en lo que respecta a reclutar soldados. Ahora se puede hacer desde cualquier asentamiento del mapa, dado que sólo hace falta contratar a un general e ir añadiéndole tropas.
Este sistema potencia las batallas entre los diferentes ejércitos, y a ser posible entre pequeñas facciones. Cuando reclutamos a las unidades no lo hacemos con un pelotón entero, sino con una parte de este. Sólo si continúa dentro del asentamiento aumentará el cupo de unidades, es decir, su profesionalización.
Quién sabe si con esta leve modificación se buscan escaramuzas más rápidas y directas, y no batallas de miles de soldados entre sí –que también se pueden dar, lo decimos por experiencia- y de muchos minutos. Además, y gracias a ello, a nivel técnico las refriegas se mantienen estables y sin tirones. No tenemos altibajos o el lento procesado de texturas que caracteriza a la saga.
Cabe alabar la traducción del título, uno de los que más carga textual tiene de toda la franquicia, así como el doblaje al castellano en determinados puntos.
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.