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Ciencia y tecnología

ACADEMIK LOMONOSOV

La primera central nuclear flotante es rusa, el 'Titanic nuclear' para Greenpeace

La Academik Lomonosov dará energía a una ciudad, una planta de desalinización y varias plataformas petrolíferas.

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La primera central nuclear flotante es rusa, el 'Titanic nuclear' para Greenpeace

Fueron los primeros en poner un satélite en el Espacio, y fueron los primeros en poner un hombre en el Espacio. Pero cuando cayó el muro de Berlín y se acabó la Guerra Fría, la URSS, reconvertida en Rusia, perdió algo más que su hegemonía política y militar frente al resto del mundo. Aunque ojo, que quien siga viendo al que es el país más extenso del mundo de esa manera está muy equivocado, porque acaba de hacer algo que muchas naciones llevaban buscando, incluyendo su viejo rival de Occidente: poner una central nuclear en el mar.

La primera central nuclear flotante móvil

Algo que naciones como la poderosa China o la dominante Estados Unidos llevan buscando desde hace décadas, la idea de poner un reactor nuclear flotante en el mar es algo que ha conseguido Rusia con su Academik Lomonosov, la primera central nuclear flotante móvil que cuenta con dos reactores gemelos para producir 70 megavatios. En construcción desde 2007, ha tardado 11 años y 232 millones de dólares en convertirse en realidad, y su misión será la de ‘flotar’ por el Mar Báltico llevando energía a diferentes zonas.

La Academik Lomonosov, la primera de su clase
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La Academik Lomonosov, la primera de su clase

Creada por Rosatom, una compañía dirigida por el Estado ruso, la Academik Lomonosov partirá de San Petersburgo y navegará alrededor de Noruega hasta la ciudad rusa de Murmansk, en la que repostará combustible nuclear. Y tras hacerlo partirá hacia el Ártico, a brindar energía y electricidad a las 100.000 personas de la ciudad de Pevek -situada en el mar de Siberia Oriental-, así como a una planta de desalinización y también a varias plataformas petrolíferas situadas en su recorrido. La idea inicial era que la Lomonosov repostara en San Petersburgo y de allí partiera directamente a Pevek, pero este plan se encontró con un rechazo de varios estados bálticos y de organizaciones como Greenpeace.

Un Titanic nuclear que debe ser remolcado

Pensar en Rusia y en la energía nuclear es pensar inmediatamente en el desastre de Chernobyl, sin parangón en el mundo de las plantas nucleares. Y la idea de ver una planta nuclear moviéndose por un entorno marino que podría llevarla a pique ciertamente aterra a Greenpeace y otros grupos dedicados a la protección del Medio Ambiente, sobre todo porque la Academik Lomonosov debe ser remolcada, ya que no puede moverse de manera autónoma.

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De hecho, desde Greenpeace opinan que “trasladar las pruebas de este ‘Titanic nuclear’ fuera del ojo público no quitará irresponsabilidad al test. Reactores nucleares yendo por todo el Océano Ártico se convertirán en una amenaza obvia a un entorno frágil, el cual ya está bajo una enorme presión debido al cambio climático”. La central reemplazará a la que se encontraba en la región de Pevek, y aunque su concepto flotante abre nuevas posibilidades a los sistemas energéticos por todo el mundo, el concepto de algo nuclear yendo de océano en océano es ciertamente inquietante porque, ¿qué sucede si una de estas centrales flotantes se fuese a pique y se hundiera? ¿Sería un desastre medioambiental mayor que el un petrolero vertiendo crudo?