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Battletech

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Battletech, Análisis

Harebrained vuelve a demostrar que es uno de los equipos que más y mejor ha aprovechado la ola crowdfunding.

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Battletech necesita poca presentación, quizás todavía menos que la que necesita Shadowrun, el otro universo característico de FASA. El juego de estrategia táctico comenzó a andar a medidados de los ochenta bajo el nombre de Battledroids (rebautizado de emergencia como Battletech en la segunda edición ante la amenaza de Lucasfilm de demandar a la joven empresa por el uso de la palabra “Droids”, que todavía hoy sigue siendo marca registrada). En todo caso, para los que no estén familiarizados con la franquicia, se trata de un universo de ciencia ficción en el que la humanidad se ha expandido por el universo gracias al descubrimiento del viaje a velocidades superiores a la luz. De tan brillante momento para la humanidad nació la Star League, un esfuerzo unido en el que el ser humano dio lo mejor de sí mismo en todas las áreas para colonizar amplias porciones de la galaxia y crear la mayor era de prosperidad material y tecnológica que se ha conocido.

Pero, por supuesto, eso fue un momento efímero que implosionó para dejar paso al conflicto más devastador de la historia de la humanidad, una guerra intergaláctica sin cuartel en donde las pérdidas  se contaron por billones y en donde las atrocidades se realizaron a una escala nunca vista. De sus cenizas nació una galaxia dividida, peligrosa y atrapada en una eterna lucha de poder entre casas nobles, piratas, renegados, bandidos… y mercenarios. Rodeados de un conflicto sin fin, muchos han hecho fortuna formando parte de compañías que ponen sus servicios en manos del mejor postor, usando un sistema regulatorio imparcial que hace de intermediario entre ambas partes. Y el arma más poderosa y versátil disponible para estas misiones es el Mech, un gigantesco vehículo bípedo armado y acorazado hasta los dientes. Lejos del concepto de robots japoneses capaz de dar volteretas, los Mechs aquí son enormes tanques que algunas veces se sujetan juntos por palillos dependiendo de la antigüedad y mantenimiento; pero incluso un Mech desvencijado puede ser un elemento decisivo en un combate dada su capacidad ofensiva, por lo que se mantienen durante generaciones.

Estos son los detalles, extremadamente a grosso modo, de lo que es el universo de Battletech y donde se sitúa la acción de esta nueva entrega, la última en una larga tradición de juegos -especialmente a través de la querida saga MechWarrior-. Mientras que la mayoría de juegos ambientados en el universo de Jordan Weisman y Ross Babcock III tienen una perspectiva en primera persona, dejándonos ser el piloto protagonista en medio del fragor de la batalla, este Battletech nos lleva al plano táctico, ofreciéndonos el clásico combate de guerrillas por el que se caracterizan las contiendas mercenarias con estos vehículos -un Mech es extremadamente difícil y caro de adquirir y de mantener, así que no abundan-. Desde una visión aérea, controlamos a un equipo de hasta cuatro pilotos enfrentados a diversas misiones a lo largo y ancho de un sector de la galaxia, implicados además en un “juego de tronos” por los derechos de sucesión y el conflicto interno de una casa noble.

La campaña principal, que es la columna principal del juego, es una mezcla entre misiones primarias, que son las que hacen avanzar la historia, y todo un elenco de contratos mercenarios de diferente dificultad que podemos tomar siempre que queramos. Hay un factor económico interesante que hay que tener presente ya que nuestra compañía de mercenarios no se sostiente por amor al arte, sino que necesita ingentes cantidades de dinero para reparar nuestros mechs y para pagar a nuestros empleados y mercenarios, por lo que aceptar encargos de diferentes clientes es una parte vital para tener una economía saneada. Un sistema de paso de tiempo nos obliga a pagar nóminas y el trabajo de reparaciones si has sido descuidado puede inflar en gran medida el tiempo y el presupuesto que necesitas para poner otra vez el vehículo en el campo de batalla. 

Todo esto va ligado al sistema de combate por turnos, que por referenciar a algo cercano, tendría ciertas semejanzas al de Xcom, en donde el posicionamiento de las unidades es tan importante como el punto de suerte que separa un disparo crítico de un fallo. Cada mech está compuesto de 11 partes y si disparamos sin más, nuestros láseres y proyectiles que acierten en el blanco se repartirán entre esas partes, cada una acorazada de forma independiente. Por lo tanto, es tan posible que nuestro daño quede tan esparcido en la superficie rival que acabe siendo casi inofensivo, o que en un golpe de suerte acertemos con un crítico que desmonte uno de los subsistemas rivales, o todavía mejor, que consigamos tanto daño que desmontemos una parte de la maquinaria rival -lo que le impedirá usar cualquier equipamiento que tuviera equipado ahí, e incluso puede generar extra de daño si había depósitos de munición-.

Ese componente de azar puede desesperar a más de uno, pero es coherente con la naturaleza del sistema de combate de Battletech. Los que estén familiarizados con los triunfos y horrores del azar en juegos como Xcom seguramente reconocen los puntos altos y bajos de este sistema, que lo mismo te da una inesperada victoria in extremis que lo mismo te mata a un valioso miembro de tu equipo sin darte tiempo de reacción. Este juego es incluso más exigente y más caprichoso en sus azares y además la muerte de tus mercenarios no es el único problema que debes asumir. Incuso en un combate en el que todos tus hombres sobrevivan, un excesivo daño en los mechs y acumulación de heridas puede suponer un sablazo de tal magnitud a tu cuenta corriente que seguramente desearías haber cancelado la misión mucho antes -por no hablar de que los soldados heridos pueden tardar también semanas en estar disponibles, y que el tiempo para reparar los Mechs puede congelar las actividades de la compañía durante mucho tiempo lo que puede poner en jaque tu economía-. 

De hecho, jugando se descubre un lado un tanto inhumano y materialista de uno mismo. Todos los aficionados a la estrategia, particularmente los que hemos pasado por el mencionado Xcom, conocemos bien esa sensación de perder a nuestro soldado favorito, ese que ha sobrevivido a decenas de batallas, que ha protagonizado los más extremos altos de valentía, el que nos ha acompañado horas y horas en nuestras incursiones, creciendo con nosotros. Cuando una ráfaga de mala suerte nos lo arrebata, siempre nos deja ante la disyuntiva: cargar partida y trampear el destino, sabiendo que lo que vendrá a continuación será una mentira a nosotros mismos; o tragar saliva y seguir adelante, llevando la muerte de nuestro héroe sobre nuestra conciencia. Pero en Battletech, más que la muerte de nuestros mercenarios, lo que más nos duele muchas veces es ver como nuestro flamante y carísimo Mech pesado de asalto pierde su brazo y con él un arma que equivale al PIB de algún país mediano. Sí, no pasa nada, podemos ganar la batalla y reparar la máquina, pero la sensación es similar a la de sentir como tu coche nuevo se estampa con una columna el primer día. 

Como se puede desprender de lo comentado, Battletech es un juego tenso que te invita a ser cauto y a examinar todos los condicionantes tácticos que separan la victoria de una derrota, y hay muchos. Distancia, posicionamiento, rotación, trayectoria, obstáculos, aptitudes de tirador del piloto, condición del objetivo… cosas como mover o saltar con los impulsores constantemente aumentarán la movilidad del Mech y por tanto su posibilidad de evadir las acometidas rivales. El tipo de armas que usemos también es fundamental: hay fuego de láser, más concentrado pero que solo ofrece una oportunidad por disparo; mientras, los misiles ofrecen mayor número de posibles impactos menores y la posibilidad de desestabilizar al Mech rival a base de acumular explosiones. Armas especiales, como lanzallamas o láseres de muy corta distancia, o balísticas a la más vieja usanza como rifles de francotirador pero del tamaño de un autobus terminan de componer los grandes grupos de utensilios ofensivos -a lo que hay que unir la posibilidad del cuerpo a cuerpo, que sigue sus propias reglas y cambia según el modelo de Mech-. 

Precisamente, la configuración de nuestros vehículos de batalla es uno de los puntos fuertes del juego y una fuente de constante entretenimiento. A medida que acumulamos más modelos de Mech y conseguimos un mayor abanico de armas y tecnología, obtenemos más posibilidades de especializar nuestro grupo de cuatro en diferentes áreas. A eso también contribuye la evolución de nuestros pilotos, que pueden mejorar en diversos atributos que se traducen en habilidades específicas como la capacidad de entrar en posición de guardia si disparamos sin movernos -muy útil para minimizar daño enemigo, especialmente si atacamos desde una cobertura como un bosque- o la habilidad de atacar a varios blancos distintos, además de mejorar en atributos generales como resistencia, daño o movilidad. A este respecto, aunque si bien la capacidad de personalización de los Mechs resulta muy satisfactoria y entretenida, la progresión de los guerreros se antoja un tanto simple y homogénea; se echa en falta más especialización que distinga más a unos pilotos que otros, lo que al mismo tiempo aumentaría su valor y haría que su pérdida doliera más. Pero en conjunto, es un juego que admite muchísimas posibilidades entretenidas de probar, y eso es algo que se agradece siempre en un título de estrategia.

En general, todos los pilares fundamentales del juego están hechos con oficio. La IA enemiga es competente y tendrá en cuenta qué puede hacernos más daño o cuál de nuestras unidades es más débil, las misiones presentan un grado suficiente de variedad entre tareas de asalto, defensa, conquista, asesinato o escolta, con diversas situaciones y terrenos dependiendo de las condiciones planetarias. El interfaz también se muestra bastante intuitivo, enseñando una gran cantidad de información de forma clara, especialmente teniendo en cuenta la cantidad de elementos, porcentajes y datos que recoge. Visualmente no es gran cosa, pero tampoco es algo que deba preocuparnos, la representación de los Mechs está hecha con mimo y los escenarios, aunque algo áridos y propensos a mostrar elementos repetidos, no distraen de lo importante de este juego. Haciendo buen uso de los limitados recursos que proporciona un crowdfunding, Harebrained ha optado además por evitar escenas cinemáticas y utilizar bellísimas ilustraciones con elementos animados para dar forma a la historia y a los personajes, lo que sirve perfectamente para sustentar la presentación del juego con clase y estilo.

Battletetech tiene además una progresión bien ajustada, lo que evita que siempre y cuando el grado de dificultad se acople al tonelaje de nuestro escuadrón de cuatro, tendremos tanto oportunidades de ganar como de salir escaldado. La naturaleza aleatoria las misiones y algunos momentos puntuales de la campaña pueden dar paso a saltos en la dificultad, pero en general nuestra travesía está expertamente ajustada y nos ofrece el abanico completo entre derrotas totales y victorias holgadas, evitando que nos durmamos en los laureles pero sin ponernos montañas en el camino. Sí que hay indicar que el juego puede hacerse un poco pesado por sus cargas y la tendencia en batalla a utilizar una cámara de cercanía para mostrar el movimiento y la acción de nuestras unidades de una forma más vistosa., lo que está bien para algunos momentos pero no tanto en los turnos previos cuando tenemos que desplazarnos hasta el punto donde se encuentran los enemigos. Por ello, es bastante aconsejable usar un disco duro sólido por un lado y por otro usar el menú de configuración para controlar la frecuencia de la cámara cercana y personalizar el ritmo de la batalla a nuestro gusto -aún así, es un juego que puede pecar de lento, incluso en un género como la estrategia por turnos. Hay demasiado “tiempo muerto” entre las acciones o al desarrollar ataques y aunque individualmente no es significativo, su acumulación puede acabar por saturar. No es de extrañar que se hayan visto ya esfuerzos de la comunidad por crear mods y ficheros de configuración destinados a aumentar significativamente el ritmo del juego más allá de lo que se puede hacer en el menú.

8

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.