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Guns, Gore & Cannoli 2

Guns, Gore & Cannoli 2

Guns, Gore & Cannoli 2, análisis

Crazy Monkey Studios regresa tras tres años de trabajo y presenta una secuela que mejora a su predecesor. El juego mantiene su bonito acabado visual y ofrece unas horitas de diversión frenética para hasta cuatro jugadores.

Guns, Gore & Cannoli 2, análisis

Si preguntamos a cualquier persona de la calle qué le viene a la cabeza al escuchar el topónimo “Sicilia” seguramente la respuesta sea bastante coincidente: “mafia”, “calor” y “postres”. Por mucho que a los sicilianos les fastidie, como a los españoles cuando se nos relaciona con los toros, el flamenco y la Sagrada Familia, el crimen organizado es un problema no resuelto que se ha proyectado hacia el exterior y que forma parte de la imagen colectiva compartida por el resto del mundo.

Sicilia se erige asimismo como el paraíso de los golosos, pues los dulces autóctonos son verdadera ambrosía para el paladar. Este hecho no es ajeno a la mixtura de culturas que se ha dado desde antiguo, con influencias de la Grecia y Roma clásicas, el Imperio de Oriente, los árabes y los europeos. Todos estos saberes se han entrecruzado y han permeado en el arte y el conocimiento, conservándose de esta manera para la posteridad. Así, el empleo de frutos secos en los postres es herencia directa de su pasado musulmán, cuando la isla mediterránea configuraba el Emirato de Sicilia.

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Se cree que los cannoli (cannolo en singular), una masa enrollada en forma de canuto que se elabora utilizando queso ricotta como base, tiene su origen en ese pasado árabe. Que un manjar tan sabroso sea capaz de restituir la salud es mucho decir, pero en la ficción alocada de Guns, Gore & Cannoli 2 todo es posible. El protagonista se atiborra a dulces a ritmo de pistola, disparando contra un sinfín de blancos en movimiento y saltando de plataforma en plataforma mientras evita los obstáculos más peligrosos. Ah, y tampoco es casualidad que su nombre sea, ¡oh, sorpresa!, Vinnie Cannoli.

Crazy Monkey Studios firma una secuela que vuelve a desafiar el tan manoseado “segundas partes nunca fueron buenas”. Y es que la primera entrega, a pesar de su bonito envoltorio visual, pecaba de limitado en muchos sentidos. La incomprensible decisión de que los disparos se ejecutaran en una única dirección constreñía las posibilidades jugables del título, amén de otros elementos que no terminaban de cuajar. Afortunadamente, el estudio ha dispuesto de tres años para presentar un producto mucho más pulido que abrirá el apetito a los aficionados de la acción 2D. Alguna caída de framerate puntual afea un pelín el acabado final, pero nada excesivamente grave.

La música ambienta sin grandes pretensiones a través de composiciones inspiradas en los sonidos de la época. El doblaje, correcto sin más, incluye frases ácidas que hacen referencia a lo contemporáneo, por ejemplo a Donald Trump y su Make America great again”.

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Un mafioso contra Hitler y su horda de zombis

Vinnie Cannoli está de vuelta. Tras los hechos acaecidos en el primer juego, Europa se encuentra en el filo de la navaja. Los felices años veinte han concluido, Estados Unidos trata de salir de la crisis del 29 y en el Viejo Continente se respiran aires viciados, puesto que Adolf Hitler se ha alzado como Führer de la Alemania nazi. La historia ya la conocemos, las hostilidades de los nazis provocaron la II Guerra Mundial, conflicto devastador que enfrentó a los aliados y a las fuerzas del eje en cruentas batallas por la supervivencia. Como no podía ser de otro modo, en Guns, Gore & Cannoli 2 los acontecimientos narrados son un tanto diferentes a lo que se cuenta en los libros de la escuela.

La obra de Crazy Monkey Studios apuesta por el surrealismo y mezcla a la mafia con los nazis en una historia tan disparatada como hilarante. ¿Os imagináis a un capo como don Corleone entre los soldados estadounidenses que protagonizaron el Desembarco de Normandía? Quizá hubiera alguno de uniforme, quién sabe, pero desde luego no vestido de traje y con sombrero, ni luciendo una barriga prominente debajo de la camisa.

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Si a este cóctel de lunáticos ingredientes le añadimos que Adolf Hitler y sus soldados experimentan con un virus que transforma en zombis a humanos y animales, el resultado deviene en una chifladura de nivel. Guns, Gore & Cannoli 2 continúa la línea frenética del anterior a través de múltiples niveles que ofrecen diversión para el jugador solitario y para el que busque una experiencia cooperativa.

Lo nuevo del estudio sigue las directrices del género run and gun, esa modalidad de juego al que pertenece el legendario Metal Slug y que tantas horas de diversión nos ha dado a lo largo de los años. El producto conserva un toque retro que le confiere encanto y que se puede apreciar a simple vista gracias al fantástico estilo visual en dos dimensiones del que hace gala.

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Se trata de un shooter en scroll lateal que combina disparos y plataformas a velocidad de vértigo. Oleadas de enemigos saldrán de todos los lugares con la intención de acabar con la vida de Vinnie. La variedad de los antagonistas es, esta vez, bastante notable. Es cierto que al final se repiten, pero en las filas rivales nos topamos con una maraña de mafiosos, nazis de distinto rango, zombis diferentes y monstruos como ratas o brutos gigantes de laboratorio. Cada clase y subclase dispone de sus propios patrones y armamento específico, por lo que es importante observar cómo se comportan con el fin de hallar sus puntos débiles. A veces seremos testigos de cómo los nazis se enfrentan a las alimañas zombis, aunque no hay que confiarse: mister Cannoli está enemistado con todos. Dispara, dispara a matar, y si es a la cabeza, mejor que mejor.

En esta producción hay espacio para las plataformas. Los saltos configuran otra de las mecánicas básicas que haremos bien en dominar si queremos contar batallitas a los nietos. El título exige al jugador moverse en todo momento, esquivar las balas enemigas y brincar de un lado para otro. Por si eso fuera poco, los escenarios son interactivos y brindan soluciones alternativas a los ataques directos. Así las cosas, si Cannoli dispara sobre unos barriles colgantes es posible que caigan encima de los enemigos y los aplasten. Si vacía el cargador sobre un vehículo, explotará como en las mejores películas hollywoodenses, calcinando a todo aquel que se encuentre en las inmediaciones.

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La variedad de armas es considerable: pistolas, escopetas, lanzallamas, lanzacohetes, un bate de béisbol, una motosierra…todo sirve para sembrar el caos. El hecho de que en la secuela se pueda apuntar en cualquier dirección subsana el encorsetamiento de la primera entrega, muy limitada en este sentido. Ahora bien, teniendo en cuenta que la propuesta de este título se basa en una jugabilidad rápida y horizontal, la acción de cambiar el arma no es todo lo ágil que debería ser. Ninguna de las dos opciones, la rueda de selección y el botón rápido, permiten elegir el arma deseada con la presteza necesaria si juegas con mando. Cuando al bueno de Vinnie le cae plomo desde todos los puntos cardinales, seleccionar la pistola adecuada en el momento oportuno es capital. De todos modos, el mando plantea un problema de diseño difícil de solucionar. En cambio, con el teclado en mente, el estudio ha esquivado el problema: cada botón numérico tiene un arma asignada. Por otra parte, el sistema de apuntado es de lejos mucho más satisfactorio con teclado y ratón, como suele ocurrir con los shooters.

No fueron pocas las personas que criticaron que en el primer título se decidiera implementar la recarga de las armas como mecánica. A pesar de ser algo anómalo en el género, Guns, Gore & Cannoli 2 se resiste a prescindir de este aspecto jugable. Si bien aporta un plus de dificultad, no encaja bien del todo, pues es una barrera que no nos ha parecido ni divertida ni inteligente teniendo en cuenta el tipo de juego que tenemos entre manos. En el fragor de la batalla, recargar la pistola se siente como antinatural, toda vez que la vertiginosidad de la partida demanda mecánicas más ágiles.

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En este avanzar irreflenable, Vinnie se verá las caras con hordas de enemigos, pero también deberá hacer frente a la amenaza de poderosos jefes finales. No desvelaremos nada de ellos para no arruinar la sorpresa. Basta decir que no son tan numerosos como nos hubiese gustado, aunque cada uno tiene su intríngulis.

Además de implementar un modo cooperativo local amenísimo, los belgas han introducido una modalidad online que permite disfrutar de la campaña en compañía. Nos apena, sin embargo, que sea casi imposible encontrar partida: lo hemos intentado en franjas horarias diferentes sin éxito.

El juego se adapta al nivel del jugador y brinda la posibilidad de elegir un modo de dificultad acorde con las necesidades de cada uno. Abre las puertas tanto al usuario que busca retos como al que no desea complicarse la vida. De una u otra forma, acompañar a Vinnie en su guerra se convierte en una sangrienta odisea. Entre tiro y tiro y con tanto cannoli de por medio, a uno le ruge el estómago. Tras seis horas de juego, lo único que nos apetece es darle otra vuelta y degustar unos cuantos dulces, si son de Sicilia mejor que mejor. ¿Te hace tomar la merienda con Vinnie?

 


7.5

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.