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Warhammer: Vermintide II

Warhammer: Vermintide II

  • PlataformaPC9PS4XBO
  • GéneroAcción, Aventura
  • DesarrolladorFatshark
  • Lanzamiento08/03/2018 (PC)11/07/2018 (XBO)18/12/2018 (PS4)
  • TextoInglés
  • VocesInglés
  • EditorFatshark

Warhammer: Vermintide 2, análisis

Nos resistimos a rendirnos al fin de los tiempos. Los cinco inseparables de la obra de Fatshark vuelven a la carga con su versión más renovada. Warhammer: Vermintide 2 aterriza para disputar el trono cooperativo en línea.

Warhammer: Vermintide 2, análisis

Siempre es de agradecer la llegada de un nuevo título bajo la licencia Warhammer Fantasy. Los marines espaciales de 40k siempre han tenido mayor visibilidad frente a las andanzas del Viejo Mundo, cosa que para fortuna de sus seguidores ha comenzado a cambiar con grandes estudios tras de sí. El título que hoy tenemos entre manos apuesta por la confrontación en primera persona como contraste a sendos Total War de Creative Assembly. Para más señas, su planteamiento es similar a la del incombustible Left 4 Dead pero incidiendo en otras mecánicas cercanas al RPG que, unidas, aportan mayor consistencia al conjunto.

Es el caso de Warhammer: Vermintide 2, secuela directa de Warhammer: End Times – Vermintide, donde Fatshark se afianzó en el desarrollo independiente. Esta primera entrega tuvo su pequeño hueco en ordenador. No hablamos de grandes números ni mucho menos, pero sí que consiguió la suficiente repercusión para formar una comunidad a su alrededor. Algunas asperezas y la mezcla de contenidos adicionales previo pago terminaron por echar un poco atrás a aquellos reticentes de la plaga Skaven. Afortunadamente la compañía ha aprendido en estos cerca de tres años desde que debutara, dejándonos lo que a todas luces parece una segunda entrega mucho más redonda.

El Pacto Oscuro

La principal novedad en términos jugables —y uno de los caramelitos para los seguidores de Fantasy— es la combinación de dos de las fuerzas hostiles más imponentes del panorama Warhammer. Además de los ya conocidos Skavens, ratas con el más mínimo sentido del honor, se sumarán las fuerzas del Caos en un pacto que hará temblar los cimientos de aquellos reductos del Imperio que aún permanecen en pie. El encuentro en el campo de batalla con estas dos facciones, como podéis imaginar, impone y exige jugar de una manera diferente respecto a una lucha mano a mano con las ratas.

Los Guerreros del Caos son quizá menos feroces que sus colegas de larga cola, pero lo compensan con su fuerza y contundencia en una disputa cuerpo a cuerpo. Tras vivir varios combates iremos teniendo una mayor percepción de la jerarquía de sus tropas. En lo más bajo de la piramide encontramos a unos seres de forma humana totalmente consumidos, casi esqueléticos. Tan solo portan una hoja corta y van ataviados con la única protección de un taparrabos y unas botas desgastadas por las largas marchas. Sin duda alguna son la carne de cañón del Caos. La mayor parte del tiempo vienen en grandes grupos liderados por los guerreros más aptos para la batalla.

De los más prescindibles pasamos a las tropas rasas. Son similares en forma a sus colegas escuchimizados salvo por el pequeño detalle de que aguantan más golpes —hasta tres cuerpo a cuerpo—, son más fuertes en aspecto y portan alguna pieza más de armadura. A su vez, existen otra variante de éstos mejor pertrechados, quienes son los enemigos únicos de menor valor —aquellos que aparecen con rostro en el marcador de eliminación—. Debemos ponernos en serio con los grandes Guerreros del Caos: soldados de gran tamaño que cuentan con una armadura por todo el cuerpo, hacha a dos manos en ristre. Son el paso previo a los jefes, una especie de minijefe por así decirlo en el que la perforación en nuestro armamento será crucial para poder abatirlos. Por último, y no menos importante, también cuentan con sus propias maquinas de guerra andantes. La abominación del Caos, sin ir más lejos, es un amasijo de carne deforme con tentáculos que nos atraparán al más mínimo descuido. Una vez raptado chupará nuestra salud para así regenerar la suya. También contaremos con la presencia del Trol Bilioso, criatura de tamaño considerable que como su propio nombre indica expulsa bilis ácida que reducirá nuestra velocidad, visión y por ende también la salud. 

Estos son solo unos ejemplos de lo que encontraremos en estos nuevos rostros. Por parte de los Skavens siguen en su línea de atacar en superioridad numérica, con hordas incesantes que minan la rival de todo aquel que se enfrenta a ellos. Cabe destacar el comportamiento de varios de los jefes en esta segunda entrega, como es el caso de la Rata Infernal. Iniciar un ataque frontal es prácticamente una tarea imposible. El motivo son los dos cañones lanzallamas de disformidad que sostiene en cada brazo. Un disparo de esta sustancia que aman los Skavens deja un largo rastro horizontal en el escenario; cruzar una llama verde reducirá considerablemente nuestra barra de salud, por lo que hay que evitar contacto directo a todas costa. Aquí entra en juego el trabajo de equipo del escuadrón, puesto que mientras unos —preferiblemente aquellos de buenas dotes en el ataque a distancia— distraen al objetivo, otros deben atacar su espalda para ocasionar el máximo daño posible. En concreto, un punto en especial actúa como daño crítico: una rata feto colgada. Los chillidos alertarán al Skaven mayor; ahí entra el juego entre tus compañeros y tú para que siempre esté apuntando hacia aquellos que se encuentran a una distancia segura.

Tanto por separado como juntos son terriblemente divertidos de combatir. La adición de los Guerreros del Caos insufla de variedad a los encuentros, mayor pega de la primera parte. Combatir con cada facción requiere cambiar el chip. Si contra los Skavens, por ejemplo, abusamos de repetir ataques sin ton ni son, no servirá contra el Caos. Tendremos que ser más propensos a los bloqueos, mantener una distancia prudencial ante sus acometidas —recordad que los soldados rasos ya soportan tres golpes en el modo de dificultad más sencillo— etc. En líneas generales: ser más prudentes. Llevar una estrategia predeterminada durante los niveles también puede conllevar consecuencias negativas debido a lo impredecible que resulta Warhammer: Vermintide 2. El estudio ha elevado en gran medida la aleatoriedad de la aparición de los enemigos, sus hordas y el encuentro entre los minijefes y jefes. Quizá no te enfrentes a ninguno como que en una ocasión te encuentres a tres seguidos. Esto también ayuda a que la experiencia sea amena, puesto que no sabes con certeza qué ocurrirá a la vuelta de la esquina. El número del grupo en partida sigue siendo de cuatro —cooperativo por internet clásico—, rellenando los huecos con bots controlados por la CPU cuando no hay un jugador humano en el hueco.

Juntos somos fuertes

No hay cambios en el plantel de personajes. Markus, Bardin, Kerillian, Víctor y Sienna vuelven a la carga algunos cambian que aportan un mayor abanico de opciones a la hora de especializar a nuestro personaje. En primer lugar, cada héroe cuenta con tres profesiones diferentes que cambian de forma drástica su papel en la batalla. El ejemplo más claro lo encontramos con el caballeroso Markus Kruber. Su profesión básica, Mercenario, le permite estar en primera línea surtiendo el mayor daño posible utilizando, sobre todo, armas a dos manos con filos que permitan atravesar armaduras. Por otro lado encontramos su versión Cazador, pensada para estar rezagado en el grupo gracias a su bonificación por disparo a la cabeza —recupera munición por cada headshot— y la posibilidad de envolverse entre las sombras durante un breve periodo de tiempo. Por último, y no menos importante, está Caballero de a Pie; tanque puro que absorbe daños gracias a su área de resistencia, pudiendo también cargar contra los enemigos en un momento de tensión.

Durante la explicación habréis pillado cómo funcionan en este Warhammer: Vermintide 2. A diferencia del primero, cada profesión cuenta con una habilidad pasiva y otra activa, siendo ésta última activable a modo de ultimate previa carga. Iremos desbloqueando estas nuevas versiones al alcanzar los niveles 7 y 12. Lo cual os deja ver por dónde van los tiros, y es que no existe un progreso global de usuario entre todas nuestra travesía en el juego. Desde Fatshark han elaborado un sistema individual por cada uno de los cinco seleccionables. Si elegimos a Markus tan solo subiremos experiencia de dicho personaje —entre sus tres profesiones—, mientras que si nos trasladamos a Kerillian tendremos que realizar el mismo viaje que dimos previamente. De esta forma se pretende garantizar que el jugador ha superado una liviana curva de aprendizaje por cada uno de los miembros del grupo. Cada cinco niveles hasta alcanzar 25, desbloquearemos la oportunidad de elegir una de las tres habilidades pasivas de dicha rama. Al principio no parecerá gran cosa, pero a poco que nos aventuremos en dificultades más altas conoceremos que una buena elección que empaste con nuestro estilo de juego es esencial para alcanzar la victoria. La elección, como es normal, no es definitiva; podremos variar a nuestro gusto cuando queramos sin ningún tipo de problema.

Pero, ¿y el equipo? Además de los niveles de personaje, existe otro valor que nos dará una idea aproximada de cómo estamos preparados. El poder del héroe es la valoración global de cada una de las cinco piezas de equipamiento que el personaje lleve equipadas en ese mismo momento, entre los que se encuentra el arma cuerpo a cuerpo, a distancia, collar, amuleto y baratija. El principal método de obtención de nuevos enseres será a partir de la apertura de las ya asentadas cajas de loot. En Warhammer: Vermintide 2 tan solo son obtenibles de dos formas: alcanzando un nuevo nivel de personaje o alcanzando la victoria de un nivel. Cuando ocurre esto último, una pantalla al final de la partida indicará los factores que alterarán el valor de la caja, así como de los objetos en su interior. Encontrar los cinco coleccionables, equipando los dados desperdigados por los cofres, la dificultad de la misión, etc.

Al abrirla nos encontraremos nuevo equipo para el personaje que tengamos equipados al finalizar la misión, dándonos únicamente equipo de mayor poder para dicho héroe. La rareza de estos items variará, además de lo comentado con anterioridad, de un componente aleatorio del que no podremos alterar. Quizá este método tan basado en el RNG no guste a todos, sobre todo cuando hemos tenido precedente no muy amables con el usuario, pero realmente no está del todo mal llevado siempre y cuando las cajas de equipo sigan siendo obtenibles únicamente con nuestras hazañas.

Quienes busquen algún objeto en específico tendrán que acudir a la forja, lugar en donde tendremos a nuestra disposición diferentes opciones a la hora de crear o manipular equipo. Desde despiezar items de nuestro inventario para así conseguir materiales de fabricación, pasando por la creación de objetos a partir de plantillas o la extracción de atributos mágicos para trasladarlos a nuevas piezas. El sistema es bien sencillo y nos ayudará a personalizar de forma precisa qué llevar al campo de batalla. Si bien hablábamos de los materiales de fabricación, no solo podremos conseguirlas arrojando al fuego aquellas piezas que no queramos, sino que también podremos encontrarlas durante los niveles.

La principal pega de su antecesor en este aspecto era la excesiva aleatoriedad a la hora de obtener nuevo equipamiento. Sin mejoras es difícil pasar aquellos niveles que se nos atraganten, especialmente si jugamos con desconocidos. Sin embargo, y como dejábamos entrever en anteriores párrafos, se ha tenido muy en cuenta el feedback de la comunidad a la hora de elaborar estos nuevos sistemas. Hemos pasado de la famosa tirada de dados que daba un objeto aleatorio de cualquier personaje a obtener hasta tres objetos para el que estemos usando en esos momentos. Sin olvidarnos de que algunas piezas como las baratijas son equipables en otros personajes. Lo mismo ocurre con la forja: pasamos de no conocer con exactitud qué obtendremos a la hora de fusionar equipo a utilizar plantillas que nos dará ese item que deseemos de un poder determinada. Sigue existiendo ese componente RNG, además de que terminar niveles a partir de la segunda dificultad no es una tarea sencilla. Aun así se agradece el esfuerzo de la compañía por haber sabido escuchar y actuar en consecuencia.

Objetivo: matarlos a todos

El Pacto Oscuro, como así se hace llamar el tratado entre Skavens y el Caos, es una frágil alianza de la que nosotros podremos salir beneficiados. Estos seres peludos no han conseguido darle la suficiente fiabilidad al portal que traerá a las masas del Caos. El líder de éstos, como es normal, no se encuentra muy confiado de las palabras del Señor de la Guerra Skaven, aunque consigue darle una última oportunidad para hacer funcionar este aparato endiablado que traería consigo más violencia si cabe a este reino. De esta forma comenzará la campaña, oyendo las palabras de los mismísimos labios de sendos guerreros mientras permanecemos enjaulados por errores del pasado. Por cuestiones del azar nos liberaremos, dando así comienzo al tutorial inicial, donde conoceremos los aspectos básicos de la jugabilidad y al resto de integrantes del grupo. Una vez finalizado llegaremos a la Fortaleza, que hará las veces de la taberna original y donde podremos administrar a los personajes, comenzar las misiones o buscar compañeros.

La campaña consta de trece misiones en total divididas en tres actos. Seguir el orden cronológico será nuestra decisión. Podremos pasar simplemente por las partidas rápidas entre las desbloqueadas de inicio —las tres iniciales de cada acto— o mediante una búsqueda personalizada para la misión que queramos jugar en específico. La propia compañía apenas da relevancia a la trama, que tan solo sirve como leve hilo conductor entre los acontecimientos que dan pie al inicio de la operación mediante una breve sinopsis.

En cuanto a diseño de niveles sigue la tónica de End Times. Estancias lineales que cuentan con pequeñas habitaciones secundarias que explorar a la hora de encontrar coleccionables u objetos básicos para la supervivencia tales como pociones y botiquines. La pérdida de ritmo de la recta final de cada misión que se le achacó en su día al anterior se ha visto paliada en mayor medida. En Warhammer: Vermintide 2 todas las misiones terminan con un gran objetivo. Completar pequeños puzles o sobrevivir dentro de áreas determinadas son tan solo algunos ejemplos de lo que nos encontraremos, hordas de enemigos incluidas. Pasaremos por multitud de entornos entre bosques, ciudades, cuevas o hasta el mismísimo templo de Sigmar. Su duración es de aproximadamente veinte minutos en un recorrido sin muchos imprevistos, alargando esta cifra si estamos en dificultades elevadas. 

Si ya comentábamos que el factor aleatorio en cuanto a situaciones y enemigos ha crecido sensiblemente, también lo ha hecho la dificultad. De inicio contaremos con recluta, una experiencia sencilla pero no sin miga que nos permitirá crecer nuestro personaje ante el verdadero reto que nos espera más adelante. Dar el paso al siguiente escalón, veterano, es más duro de lo que ocurría en el primer título. Cuando decimos que es difícil no es a la ligera. La zona de confort de las primera dificultad desaparece por completo para arrojarte directamente a las brasas. El trabajo en equipo es más esencial si cabe, y un pequeño momento de relax puede acabar con toda la operación. Conseguiréis experiencia, pero lejos de lo importante: el botín. Además de Recluta y Veterano contamos con otras dos más, llamadas Campeón y Leyenda; una auténtica locura que requiere pleno conocimiento del título.

Rendimiento por mejorar

Por el momento la incursión de Warhammer: Vermintide 2 ha comenzado únicamente en la plataforma de compatibles. Su llegada a Xbox One y PlayStation 4 está prevista para un futuro a medio plazo sin ninguna fecha concreta. El rendimiento que nos hemos encontrado tras nuestras sesiones en él no ha sido todo lo que esperábamos. Ha sido analizado bajo una gráfica GTX 970 con procesador i7 2600k y 16GB de memoria. Contamos con una buena gama de opciones gráficas para ajustar la calidad en vistas de alcanzar un rendimiento óptimo. En nuestro caso hemos apuntado a 60 frames por segundo bloqueados mediante la sincronización vertical. Consigue alcanzar la cifra pero no de manera estable en unos ajustes alrededor de alto y medio.

Si ya el primero tiraba mucho de procesador, la secuela no se quedaría atrás. En cuanto se aglomeran enemigos en pantalla pasa a rondar entre 40 y 50 imágenes. La realidad es que es menos molesto de lo que parece en el papel, pero seguimos echando en falta ese algo más en términos de optimización para que la gran gama de equipos pueda con él en unos términos decentes. La mejora en la calidad gráfica es patente en cuanto a modelados tanto de enemigos como de aliados, además del texturizado general de los escenarios y su complejidad poligonal. Sin embargo, para lo que muestra esperábamos un mejor rendimiento. Por ejemplo, el sistema anti trampas que utiliza el juego realiza comprobaciones cada cierto tiempo que producen microcortes de varios frames que si que puede llegar a resultar molesto. Entre el baile de fotogramas quizá no se note tanto que si estuviera clavado, pero esperamos que la compañía solucione este tipo de problemas en los parches venideros.

9

Excelente

Un título referente en su género, que destaca por encima de sus competidores y que disfrutarás de principio a fin, seguramente varias veces. Un juego destinado a convertirse en clásico con el paso de los años. Cómpralo sin pestañear.