Toki Tori 2+, Análisis

Un metroidvania muy particular

Desde el primer momento queda claro que Toki Tori 2 es un juego diferente. Lo que puede parecer un plataformas “mono” orientado quizás hacia un público más infantil resulta ser un juego extremadamente complejo y satisfactorio, un ejemplo ideal de juego sistémico. Nuestro pollo protagonista es incapaz de la violencia directa y os anticipamos ya que a lo largo del juego no vamos a conseguir poderes que nos permitan decimar a nuestros enemigos o movernos con mayor libertad por los niveles. Al contrario, en Toki Tori 2 contamos con dos movimientos desde el comienzo del juego y aunque sí descubriremos distintas canciones que podemos silbar, sus efectos están más bien orientados a mejorar la experiencia jugable. De alguna forma este es otro toque de diseño fantástico: en vez de abrir un menú cuando algo salga mal y queramos probar de nuevo simplemente pulsaremos el botón de sonido con las cadencias correspondientes (como si de un código morse pajaril se tratase) y nuestro pollito protagonista se desvanecerá en una nube de polvo para reaparecer en el último punto de guardado automático. De la misma forma podremos tomar fotografías (uno de los coleccionables que podremos conseguir) o incluso movernos de forma rápida por los distintos niveles pero en ningún momento nos concederán ninguna ventaja dentro de los mismos.

Vayamos al grano. Los dos movimientos que podemos usar son un salto con el que golpearemos el suelo sobre el que caminemos y un silbido. Además de ello, por supuesto, podemos caminar hacia la izquierda y derecha pero si nos enfrentamos a un obstáculo de más de medio metro nuestro pollito protagonista se verá incapaz de superarlo por si mismo. Aquí es donde entran en juego los ecosistemas, el alma de Toki Tori 2. A lo largo del juego encontraremos que diversas criaturas pueblan el mapa. Cada una de ellas tiene sus propios comportamientos, ya sean gigantescos pájaros que llevan cualquier otra criatura a su nido sin posibilidad de escapatoria, ranas capaces de crear una pompa-eructo con la que llegaremos a lugares más altos o murciélagos dispuestos a comerse a quienquiera ose despertarles de su eterno sueño. Entre nivel y nivel podremos movernos por un enorme mapa que hace las labores de selector de niveles.

Aprendiendo a volar

Toki Tori 2 no funcionaría si no fuera por una de las más excelentes curvas de dificultad que hemos visto nunca. Desde el comienzo del juego se emplean técnicas de tutoriales visuales al más puro estilo de Super Metroid. Las pequeñas melodías que podemos entonar, por ejemplo, las aprenderemos a base de imitar pájaros blancos que aparecen ocasionalmente. Cuando encontramos nuestra primera rana el juego se asegura de que veamos que si se come algo crea una pompa y que si nos metemos en esa pompa podemos flotar y llegar a puntos previamente inaccesible. Si los desarrolladores quieren enseñarnos a hacer crecer el césped mojándonos los pies antes de caminar sobre el mismo, optarán por forzarnos a llegar a esa conclusión en vez de emplear un simple mensaje de texto para instruirnos. Más adelante, podremos usar estos conocimientos adquiridos en zonas que ya habíamos sorteado para desbloquear rutas o zonas alternativas. Así, el juego consigue dar una textura adicional a la clásica recolección de poderes del metroidvania. Aquí no obtenemos poderes de extrañas estatuas alienígenas sino que toda mejora vendrá de nuestro propio intelecto, de como comprendemos mejor el mundo de Toki Tori 2 y el funcionamiento de sus personajes.

Artísticamente se trata de un juego encantador. El estilo gráfico, que en fotografías parece simplón, en movimiento es una maravilla y bastante único. De alguna forma logran que las criaturas bidimensionales tengan verdadera sensación de relieve sin usar modelos 3D. Sea como sea, este es un juego precioso, con un colorido brillante y diseños de niveles y personajes excelentes. No deja de sorprender con elegantes secuencias cinematográficas o jugables como no hemos visto en la última media centena de metroidvania que hemos jugado. Quizás juegos como Ori o Hollow Knight sean más gráficamente impresionantes que Toki Tori 2, pero de alguna forma este último consigue transmitir con su arte una alegría y placidez que suele estar reservada a juegos de Nintendo. La banda sonora es apropiada en todo momento a la acción, una agradable colección de melodías con la suficiente variedad para no hacerse repetitiva.