Gaming Club
Regístrate
españaESPAÑAméxicoMÉXICOusaUSA
Chuchel

Chuchel

Análisis Chuchel

Por fin podemos echarle el guante a la nueva obra de los creadores de Machinarium, Botanicula y Samorost, en una aventura que deja atrás en gran medida la complejidad de sus predecesores para ofrecernos un festival cómico que no dejará de sorprendernos a cada segundo que disfrutemos de su imaginativa propuesta.

Una de las principales bondades de los videojuegos es la tremenda libertad, flexibilidad y variedad de planteamientos que ofrece a los creadores para que plasmen en pantalla su visión. Todas ellas válidas, todas ellas llenas de posibilidades para conectar con el jugador. Este amplio abanico de opciones abarca desde inabordables mundos abiertos en los que perderse, a historias más encorsetadas donde la narrativa es la principal baza para encandilar al jugador, pasando por juegos donde se nos ofrece un complejo y profundo sistema de control para que sintamos que mejoramos con cada partida y tratemos de llevar nuestra pericia con el juego al límite. La pequeña desarrolladora independiente responsable de la maravilla que hoy analizamos se ha mantenido fiel a su peculiar estilo y nos vuelve a mostrar que en esta bendita forma de entretenimiento hay hueco para toda clase de propuestas.

Desde que en 2003 lanzaran el primer episodio de la saga Samorost para navegadores, el genial estudio checo Amanita Design ha optado por enarbolar la bandera de la imaginación y la ensoñación para regalarnos aventuras gráficas fantásticas en universos llenos de mágicas sorpresas y descubrimientos. En 2005 lanzaron Samorost 2, pero fue en 2009 cuando se consagraron definitivamente con esa joya contemporánea que es el soberbio Machinarium. Buscando darle una vuelta de tuerca a su propuesta, en 2012 nos volvieron a sorprender con otra auténtica maravilla, Botanicula, y hace un par de años demostraron de nuevo su inigualable habilidad para tejer universos de fantasía con Samorost 3.  Los juegos de Amanita suponen una explosión exacerbada de imaginación y creatividad, en unos títulos que están envueltos en un halo especial de magia, títulos que mientras se disfrutan hacen patente al jugador de forma constante de que está frente a algo especial. Siempre con ese apartado visual preciosista de tonos pastel marca de la casa, siempre con ese apartado sonoro tan personal que mezcla deliciosas bandas sonoras con unos efectos de sonido llenos de encanto. Y por supuesto, siempre llevando esa propuesta del point and click a su máxima expresión, dejando atrás complejos inventarios e iconos de acciones para impulsarnos a hacer clic con nuestros ratones en sus mágicos mundos de fantasía para comprobar las sorprendentes consecuencias de nuestras acciones.

Y así, llegamos a este 7 de marzo de 2018 donde Amanita nos ha obsequiado con su nueva obra, este Chuchel al que han tenido a bien catalogar como Comedy Adventure. Como ellos mismos han comentado, han tratado de buscar una fusión entre las particulares aventuras gráficas que nos venían ofreciendo con los cortos de animación humorísticos, en una sucesión de gags a cada cual más sorprendente y desternillante. No estamos aquí ante una aventura gráfica al uso, si no ante una serie de pantallas que nos ofrecen una amplia variedad de situaciones cómicas, algunas de las cuales se superan simplemente haciendo clic en los objetos o personajes adecuados, mientras que en otras ocasiones deberemos desentrañar unos puzles por lo general simples y que no supondrán un obstáculo excesivo. Se trata de la aventura más simple y corta que nos ha ofrecido Amanita en su inmaculado historial (exceptuando los títulos de navegadores), lo que supondrá una ligera decepción para ciertos jugadores tras disfrutar de las joyas que nos han ofrecido estos genios en el pasado. Pero sin duda, también se trata de la propuesta más loca, divertida y sorprendente de todo su catálogo, lo que en conjunción con el reducido precio de lanzamiento del título lo hace merecedor de que todo aquel que desee disfrutar de una buena ración de la mejor comedia le dé una oportunidad.

Ampliar

Una bola de pelo hipervitaminada en busca de su amada cereza

Con esta desconcertante frase resumimos por completo la historia detrás de este irreverente Chuchel. Nuestro protagonista, que recibe su nombre de la palabra checa homónima que significa literalmente “bola de pelo y polvo”, ve como su amada cereza le es substraída por unas misteriosas manos gigantes al comienzo del juego. En compañía de su colega Kekel, un bichejo redondo rosado con el que mantiene una relación un tanto tirante, deberá superar multitud de avatares para recuperar su amado fruto. No hay más. Amanita no necesita de complejos argumentos de proporciones cósmicas para embarcarnos en viajes de ensoñación y fantasía irrepetibles. Y en este caso, todo ello sazonado hasta los topes del mejor humor y comedia. Chuchel se juega con la más amplia de las sonrisas en el rostro desde la secuencia de inicio donde tratamos de despertar a nuestro protagonista por todos los medios, hasta su entrañable final. Siempre sorprendente, siempre fresco, este hilarante viaje nos engancha por completo, escena tras escena, gag tras gag. Y como es tradición innegociable en todas las obras de Amanita, sin necesidad de emplear el más mínimo diálogo, ni escrito ni hablado, ya que los sonidos que emiten los curiosos personajes de la aventura son galimatías ininteligibles. Y pese a ello, la cantidad de emociones que transmite todo lo que acontece en pantalla suple con creces dicha carestía.

El principal y casi único defecto del título es su escasísima duración, que ronda las dos horas. Se disfruta muchísimo mientras dura, y su capacidad de sorprendernos es tal que nos enganchará a nuestras pantallas hasta que lo completemos, cosa que dado lo corto de su propuesta la mayoría de jugadores harán de una sentada. Siempre quedará algún detalle por descubrir, alguna combinación que no hemos probado, pero no hay mucha más rejugabilidad más allá de esas dos horas, salvo volver a reírnos con las locuras de Chuchel. Las aventuras de Amanita nunca se han prodigado en extensión mucho que digamos, pero en esta ocasión su propuesta se nos hace demasiado corta y nos deja con ganas de más, mucho más. Se le perdona en parte porque se lanza a un precio reducido de 9.99 euros, pero hemos de reconocer que esperábamos una duración mayor.

Hace unos días publicábamos en estas páginas un texto sobre a qué jugamos con nuestros hijos. Precisamente Chuchel es una opción maravillosa para compartir con los más pequeños de la casa, porque su capacidad de sorpresa y de sacarnos una sonrisa constante engatusará por igual a mayores y pequeños. No en vano, los juegos de Amanita siempre han sido lo más parecido a volver a nuestra más tierna infancia, ya que aquí al igual que entonces todo nos resultará sorprendente y nos impulsará a interactuar con todo los que nos rodea para ver las ocurrentes consecuencias de nuestros actos.

Ampliar

Haz click, sorpréndete y sonríe

Esta es la premisa básica del juego. Como ya hemos comentado, se trata principalmente de una sucesión de gags, la mayoría transcurriendo en una única pantalla. Varios consistirán simplemente en clicar sobre escenario y personajes para que avance la acción, otros supondrán un pequeño puzle donde deberemos realizar una sucesión de acciones en un orden determinado, y también nos enfrentaremos a ligeras escenas de acción y habilidad, algunas de las cuales son un homenaje a varios arcades clásicos. En caso de que nos atasquemos, cosa poco probable, el título detectará que llevamos un tiempo en la misma pantalla y desplegará una señal con un signo de interrogación, y si pulsamos sobre ella nos mostrará unas pistas para poder avanzar. Esta ausencia de reto que presenta el título es el otro defecto que le hemos encontrado. Machinarium era una aventura desafiante que exigía nuestras mejores dotes lógicas para avanzar. Con Botanicula se bajó considerablemente el reto, pero seguía contando con sus buenos puzles, especialmente elaborados en su tramo final. Samorost  3 subía nuevamente el listón de desafío, quedando eso sí lejos del que presentaban las aventuras de nuestro querido robot.

Si abordamos Chuchel esperando nuestra ración de desafío intelectual, nos veremos irremediablemente decepcionados. Hay puzles, sí, pero el empeño de Amanita era que en esta ocasión no nos tuvieran devanándonos los sesos más tiempo que el necesario para tomarnos un ligero descanso entre carcajada y carcajada. Salvo un par de ellos, el desafío que presentan es mínimo, y probando a hacer clic aquí y allá solucionaremos la mayoría de los entuertos. En contraposición a ello, resulta sorprendente la variedad de situaciones y acercamientos que el juego nos propone en las escasas dos horas que dura. De forma constante nos está sorprendiendo con algo original, ya sea en las mecánicas jugables como en su desarrollo o en las locas posibilidades que nos ofrece. Las dos horas que dura pasan volando, siempre estamos entretenidos y disfrutando mientras estamos con él, pese a que nunca exija lo mejor de nosotros mismos para avanzar. Y como ya hemos comentado, siempre con una amplia sonrisa de oreja a oreja en nuestro rostro.

Ampliar

Soberbio regalo audiovisual para los sentidos

La creatividad y capacidad de sorpresa que exhibe cada pantalla de Chuchel resulta desbordante por completo. La loca, bizarra y entrañable dirección artística con la que Amanita nos impacta constantemente en cada viñeta viviente del juego resulta ser a la vez sublime y tremendamente acertada. Siempre haciendo gala de esos tonos pastel marca de la casa, el apartado visual de Chuchel nos enamorará por completo sin remisión. Hay una importante diferencia esta vez con respecto a títulos anteriores del estudio checo. Frente a esos fondos recargados, preciosistas y a menudo exuberantes, Chuchel centra su atención en los personajes los cuales resaltan y tienen el protagonismo absoluto frente a unos fondos que  a menudo no son más que un vacío blanco, blanco pastel por supuesto. Dicho protagonismo no viene solo por esa imaginación excesiva de la que hacen gala los diseños de los personajes de este loco universo, sino también de unas animaciones soberbias que transmiten todo lo que el juego tiene que contar de forma sobresaliente, supliendo con maestría esos diálogos que nunca echamos de menos hasta el punto de que ni nos percatamos de que no están ahí.

Y si visualmente el título es una verdadera delicia, a nivel sonoro no se queda atrás. Resulta increíble la perfección milimétrica con la que encaja hasta el más mínimo sonido del juego con todo lo que acontece en pantalla, y la brutal sinergia que alcanza el apartado sonoro en conjunción con el visual para ofrecernos un verdadero festín para los sentidos. Los apartados sonoros de los títulos de Amanita siempre han resultado ser excelsos y de importancia capital en sus títulos, pero en esta ocasión especialmente a nivel de efectos le han dado una nueva dimensión. Siempre con la clara misión de contribuir a provocar esa sonrisa que con tanto esmero persiguen los checos con este juego, el audio del mismo es una auténtica maravilla. Todo ello nuevamente coronado con una excelente banda sonora a cargo del premiado grupo checo de rock alternativo DVA, que otra vez nos deja una buena ración de melodías para el recuerdo.

8

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.