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Gravel

Gravel

  • PlataformaPS47XBO7PC7
  • GéneroConducción
  • DesarrolladorMilestone
  • Lanzamiento27/02/2018
  • TextoEspañol
  • VocesEspañol
  • EditorMilestone

Gravel, análisis

Milestone se pasa al arcade total para ofrecer una nueva IP de carreras Off-Road con el que llegar a todos los espectros de su público. La variedad y cantidad de coches, pruebas y condiciones en las que correr son el principal punto fuerte del frenético título del estudio italiano.

Análisis de Gravel.

Tras varios intentos en el terreno de la simulación de rallies y un buen montón de títulos de carreras de motos a sus espaldas, Milestone es uno de los estudios con mayor producción en el género en los últimos años sin duda, por lo que el anuncio de una nueva IP no puede considerarse una sorpresa. Sin embargo, a diferencia de lo que venía siendo habitual, en esta ocasión no se trata de un juego sobre alguna licencia particular, como fue el caso de la saga WRC o su último juego de rallies centrado en el personaje de Sebastien Loeb. Gravel trata de revivir el espíritu más clásico del género arcade y plantea un modo de juego y conducción totalmente acorde a esa premisa.

La fiebre del reality show.

El modo principal para un jugador ofrece un formato bastante reconocible si hemos jugado ciertos títulos parecidos últimamente: una serie de entradas con distintos objetivos por cumplir, en función de los cuales ganaremos puntos para subir de nivel (desbloqueando así coches, pistas y apariencias) y estrellas para desbloquear los siguientes desafíos. Dentro de cada entrada hay un número concreto de pruebas, entre tres y seis, cada una de las cuales tendrá sus reglas particulares en cuanto a tipo de competición y clase de vehículos. Algunas de éstas aparecen como pequeños torneos que agrupan varias carreras individuales. Hasta aquí todo es bastante normal, y en la práctica lo sentiremos como tal, pero existe una nota de originalidad llamada Gravel Channel que nos mete de lleno en el mundo de ficción propuesto por el juego.

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Gravel Channel es un canal de televisión ficticio dedicado al deporte de motor. En él se emite el programa Off-Road Masters, un reality que consiste en una competición anual de coches todoterreno con numerosos participantes que buscan alzarse con los títulos de cada modalidad y, por supuesto, con el cetro de mejor piloto en general. Sobra decir que nosotros encarnamos a un nuevo aspirante y nuestro objetivo es ir desbancando a los actuales campeones de sus tronos. Estos pilotos se encuentran en entradas especiales y podríamos decir que hacen de jefes finales de cada sección, teniendo que enfrentarnos a ellos en carreras uno contra uno y en su terreno particular. El comentarista, perfectamente doblado al español, analizará nuestro papel y lo que se espera de cada prueba a medida que avancemos en el juego.

En la variedad está el gusto.

Los números de Gravel son más que aceptables en cada apartado, ya hablemos de número de coches, pistas, tipos de carreras… Las distintas modalidades nos forzarán a ir siempre al límite, pero las diferencias son notables a la hora de afrontar cada una. Aparte de carreras por vueltas y pruebas contrarreloj, que son bastante reconocibles y no necesitan mayor presentación, tenemos el modo eliminación en el que el tiempo corre en contra del último clasificado y, especialmente, los modos checkpoint y smash-up. El primero es una carrera en terreno más abierto y con estilo rally, es decir, yendo de un punto a otro en lugar de acabar en el mismo lugar en el que se empezó. Hay que pasar por cada punto de control en orden si no queremos ser penalizados, y suelen ser carreras especialmente frenéticas y dinámicas. La modalidad smash-up, por su parte, es una prueba cronometrada en la que tenemos paneles luminosos por el camino que nos dicen por dónde podemos pasar y por dónde no. Si lo hacemos bien, atravesaremos los paneles sin mayores problemas, pero cada vez que choquemos con un panel prohibido perderemos bastante tiempo. Las vías abiertas o cerradas cambian de manera aleatoria en cada intento, lo que hace imprevisible cada participación que disputemos.

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Más allá de todo esto tenemos las distintas clases de vehículos y circuitos, que aportan un nuevo nivel de variedad. Evidentemente, no es lo mismo pilotar un clásico de Rally que una camioneta, como tampoco lo es correr campo a través que en una pista de asfalto o un estadio embarrado. Las categorías están bien diferenciadas y requieren aprendizaje particular para cada una de ellas, siendo inevitable que desarrollemos predilección por unas frente a otras. Hablando en números, tenemos más de 40 coches diferentes con diversas apariencias desbloqueables, 16 localizaciones con varios trazados cada una (hasta 10 como máximo) y un total de 20 entradas de campaña que completar, algo aceptable que nos llevará varias horas. Más allá de esto tenemos el modo online y los retos semanales, consistentes en pruebas concretas en las que toda la comunidad puede participar para alzarse con el mayor premio posible. Además, la existencia de DLC de pago desde el primer día con algunos vehículos extra es un tipo de práctica que no sentará bien a todos los consumidores, por mucho que la cantidad base de coches sea bastante elevada. 

Volantazo hacia el arcade.

Ya se dijo desde los estudios de Milestone hace tiempo y lo hemos comprobado desde el primer contacto con el juego: atrás quedaron los intentos de hacer un simulador con el realismo como seña de identidad. Al menos en lo referente a este juego, que ofrece acción directa y no complica demasiado la vida al jugador para poder disfrutar de ella. Es cierto que mantiene la opción de obtener una conducción más exigente a base de modificar algunos parámetros como el ABS, TCS, automatismos de frenada y dirección o cambiar entre transmisión manual y automática, pero en ningún caso se convierte en lo que podríamos llamar propiamente un simulador realista de conducción, aunque complique hasta cierto punto el dominio del vehículo. También tiene un sistema de daños que podemos activar para que repercuta en el rendimiento del coche o sea meramente estético.

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Con esta propuesta jugable, la pretensión de llegar a una mayor base de jugadores debería verse favorecida, pero hay que recalcar que tampoco convierte al juego en un paseo. Como se suele decir, es fácil de manejar pero difícil de dominar, al menos si nuestra ambición es ganar todas las carreras en cualquier modalidad y en niveles de dificultad que saquen lo mejor de nosotros. En efecto, el modo principal se puede completar sin demasiadas dificultades en nivel normal, pero, al menos para los jugadores con experiencia en estos juegos, el reto estimulante está más arriba, en los niveles difícil y, sobre todo, muy difícil, donde el manejo sobre cada una de las superficies debe ser muy bueno si queremos hacernos con el oro. Vale la pena resaltar que el juego, pese a su puesta en escena algo macarra con coches embarrados, derrapes, altas velocidades y música fuerte, no consiste en un espectáculo de destrucción ni en un simulador de accidentes, sino en un arcade con tintes clásicos donde todo se reduce a la pericia con el mando y que busca castigar las colisiones y errores de conducción más graves.

El control ofrece respuestas inmediatas a nuestras acciones, permitiendo disfrutar de la máxima velocidad posible en cada momento. Sin embargo, las distintas superficies afectan al comportamiento del coche y hay que andarse con ojo: el asfalto es nuestro gran amigo, la tierra seca nos permite disfrutar muchísimo, el barro exige bastante pericia y el hielo es, directamente, lo más imprevisible. También las condiciones de luminosidad ayudan a crear diversos ambientes y a que todas las carreras tengan su punto particular, ya que la noche en algunos escenarios salvajes puede llevarnos por el camino de la amargura al toparnos con elementos del terreno sin previo aviso. Eso sí, la (hoy en día) omnipresente posibilidad de rebobinar la acción para evitar desastres facilita mucho las cosas, algo que en ocasiones resta emoción a las carreras, sobre todo si tenemos en cuenta que la mayoría son bastante cortas. Quizás el punto menos convincente del apartado jugable sean las físicas, que en ocasiones producen efectos bastante inesperados en saltos (los aterrizajes suelen ser muy cómodos a pesar de restarles realismo, pero a veces da la impresión de que los coches son extremadamente ligeros y hacen movimientos extraños) y en colisiones (existe una especie de efecto imán que, en ocasiones, resulta exagerado). Sin embargo, no suele ser protagonista negativo de la acción en general, que transcurre de modo bastante satisfactorio y, por norma, las licencias que se han tomado los desarrolladores en este aspecto van encaminadas a no penalizar demasiado la conducción agresiva.

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Bonito pero irregular.

En el plano técnico tenemos muchos altibajos que comentar, aunque lo más importante es la ausencia de defectos que estropeen la experiencia jugable. Visualmente estamos ante un trabajo bastante bueno, con escenarios muy bien recreados, distancias de visionado generosas y un buen montón de detalles que adornan perfectamente el entorno. Las texturas de las superficies y elementos del terreno, así como los efectos de luminosidad y la climatología en general, están muy logrados y bien acabados. El modelado de los coches, por el contrario, ofrece resultados muy dispares, oscilando entre vehículos bastante detallados y otros que parecen sacados casi de otro juego. Es cierto que no ofrece posibilidad de comparación con los títulos más punteros del género en este sentido, pero existen diferencias que lo hacen pasar de mantener el tipo a cantar un poco, especialmente en los interiores, donde desafina bastante. 

Sin embargo, en el apartado sonoro sí cumple bastante bien tanto en efectos como en ambientación en general, incluyendo una banda sonora muy adecuada al estilo de juego. El ruido del motor, el chasis y el escape está bastante bien acabado y transmite buenas sensaciones durante el juego. Yendo a un plano más delicado, tenemos que destacar la limitación a 30fps del rendimiento en consolas, estando liberado y siendo bastante estable en su versión PC, ofreciendo así sus mejores prestaciones. También hay que comentar ciertos defectos gráficos como un popping evidente aunque ligeramente camuflado (la vegetación y pequeños objetos se genera a poca distancia pero de manera algo progresiva en lugar de hacerlo totalmente de golpe) y, también, un clipping que en ocasiones es bastante cantoso con hierbas altas que no reaccionan de ninguna manera al pasar a sobre ellas y atraviesan carrocerías sin ningún problema. Por lo general no son defectos que echen al traste el resultado general, pero a veces sí se notan demasiado.

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Análisis realizado con un código para Steam proporcionado por Milestone.

7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.