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Mutant Football League

Mutant Football League

Mutant Football League, Análisis

Tras varios años en los que los fans del fútbol americano en PC no han tenido nada que llevarse a la boca, Digital Dreams Entertainment nos trae un título a caballo entre un juego deportivo y un arcade sacado de las recreativas de los 90, donde podremos poner a prueba nuestra habilidad con la estrategia y con la escopeta por igual.


Mutant Football League, análisis

Existen dos grandes clases de juegos deportivos: los que van dirigidos y pensados para los fans y puristas del deporte en cuestión y los que van destinados a los fans de ese deporte... pero lo son más del género arcade. Mutant Football League es claramente de los segundos. Un juego de fútbol americano que es un título atípico dentro del mundo del PC porque no existen grandes nombres como sí los hay en consola (como la saga Madden NFL, ausente desde hace varias entregas en compatibles); y sin embargo huye de ofrecer una propuesta realista para presentar una jugabilidad directa que recuerda, y bastante, a esas recreativas de salón de SNK de la década de los 90 e inicio de los 2000 en la que el deporte era simplemente una excusa para controlar a una serie de personajes para que se pegaran entre ellos. También recuerda, obviamente, a Mutant League Football de EA, con todo lo que supone. Digital Dreams Entertainment ha puesto bastante de fútbol americano dentro de MFL, pero también ha incluido robots, zombis, esqueletos, minas, sierras eléctricas y escopetas. Conviene saber de ambas cosas para salirse con la victoria.

Un juego de... ¿fútbol?

MFL es un juego de fútbol americano, con todas las normas del fútbol americano, pero jugado 7 contra 7. Es importante recalcar lo de “con las normas del fútbol americano” porque si nos lanzamos al título sin conocer lo básico de este deporte, nos encontraremos muy perdidos entre el mar de opciones, libros de jugadas, posiciones defensivas, qué hacer en un cuarto down... Hay literalmente docenas de formaciones y consideraciones que tomar, con lo que aquel jugador que guste de tomarse su tiempo para calibrar cual es la mejor decisión a tomar para cada momento y situación del partido, tiene cabida aquí. Eso sí, puede ser que la mejor de las jugadas se venga al traste debido a las particularidades específicas del juego y que comentaremos más adelante. Pero podemos jugar a ser entrenadores, sí. Podemos diseñar una estrategia defensiva y circular por todas las variantes del “playbook” cuando estemos atacando. Podemos pasar en largo o en corto, fintar, correr con el quarterback, patear... incluso hincar la rodilla, si queremos. Podemos, en definitiva, jugar al fútbol.

Pero la gracia de MFL es todo lo demás; cuando la estrategia fracasa, cuando no encontramos el hueco entre esa fornida defensa... pues nos creamos ese hueco. Porque el juego incorpora toda una serie de jugadas “especiales” para salir del paso o abrirnos paso, mejor dicho; si estamos hartos de que cacen a nuestro quarterback antes de poder hacer una jugada, tal vez sea una buena idea armarlo con una escopeta y que elimine a ese molesto adversario en una nueva definición de una “shotgun play”. ¿Cansado de que nos intercepten los pases? Podemos lanzar una pelota explosiva para librarnos de ese defensa saltarín que tiene tendencia a no dejar que nuestro maravilloso corredor complete el touch down. ¿No hay manera de que ese QB suelte la pelota? No hay problema, le lanzamos un rayo y listos. Y así podríamos seguir durante bastante rato. No siempre podremos hacer esto, claro, pero forma parte del juego tanto como lo es el fútbol tradicional y conviene tenerlo en cuenta porque jugando exclusivamente limpio vamos a tener muy difícil ganar.

Técnicamente el título se presenta con dignidad, a pesar de los efectos que pueblan la pantalla en todo momento. Al estar alejado del tono realista, Digital Dreams se ha permitido el lujo de añadirle una paleta mucho más colorida y especialmente lucirse con desmembramientos, explotando cabezas, cuerpos partidos por la mitad, palizas nazi a un juegador abatido, runningbacks con sierras eléctricas abriéndose paso por la defensa enemiga... todo en una tasa de frames estable y una cantidad de detalle notable, sin renunciar en ningún momento a la estética cartoon. Es un juego destinado al público adulto y así debe ser tomado, porque sin el gore que lo acompaña - y que podemos "moderar" - MFL pierde parte de su encanto.

El factor campo 2.0

Los jugadores profesionales suelen hablar del factor campo como algo que afecta al rendimiento de un equipo tanto para bien como para mal. En MFL esto se lleva a otro nivel, algo que no siempre será del agrado de todo el mundo pero que, afortunadamente, puede desactivarse mediante las opciones. Es muy frecuente que tras realizar una jugada que medianamente ha salido bien, nuestro jugador caiga en una trampa de pinchos al estilo Prince of Persia y se acabe ahí nuestra carrera. Ah, y que se nos lesione el jugador, de paso. O tal vez no caiga en una trampa pero una sierra giratoria sacada de una película de Indiana Jones lo corte por la mitad. O pise una mina, tal vez. Detalles que, cuando jugamos en defensa y le ocurren al equipo contrario (sea la CPU o un adversario humano), son desternillantes; cuando nos ocurren a nosotros, y tenemos la impresión de que un evento aleatorio nos ha fastidiado la estrategia, dan ganas de tirar el mando al monitor.

A todo esto se suma el hecho de que no estamos ante un título fácil; es muy frecuente acumular derrotas durante una temporada, incluso contra los equipos teóricamente menos fuertes, simplemente porque resulta un juego muy entretenido pero bastante difícil de dominar. Hasta en el modo de dificultad normal, el segundo de los cinco que hay, el nivel de exigencia es considerablemente alto – o nos lo ha parecido a profanos como nosotros – para intentar conseguir algo de consistencia en nuestros resultados. Consistencia en victorias, claro está, porque de derrotas vamos bastante bien servidos. Un juego que, ya avisamos, requiere mando para poderlo jugar (uno de Xbox como el que hemos usado nosotros vale) y de hecho está claramente pensado para disfrutarse de esta manera.

Tackle vs Quarterback

Hay alrededor de una veintena de equipos para escoger nuestra aventura en MFL, algunos bloqueados de inicio, y cada uno con sus hombres estrella capaces de marcar la diferencia en el campo. Al principio pensamos que escoger un QB fuerte nos daría una posición dominante en los partidos, pero luego es fácil darse cuenta de que la defensa es probablemente el factor más importante, especialmente porque es más complicado defender que atacar. Tener buenos defensores da muchas garantías, eso lo principal, como también lo es tener un banquillo capaz de soportar las múltiples lesiones que sufriremos a lo largo de una temporada o de un mismo partido. Junto con la aleatoriedad del campo, las lesiones son de largo uno de los elementos más frustrantes que nos encontramos en el juego y, como casi todo, también es controlable desde el menú de opciones. Aquí es algo que recomendamos encarecidamente hacer, especialmente durante nuestros primeros pasos en el juego.

A nivel de opciones MFL va un poco justo; más allá del partido rápido o los playoffs, el modo estrella es la temprada, en el que competiremos para llegar a la Mayhem Bowl al final de una serie de partidos. Al no tener continuidad más allá de ahí (un modo carrera, por ejemplo), uno tiene la sensación de que el título es muy poco rejugable, más allá de un modo online en el que hemos sido incapaces de encontrar oponente las veces que lo hemos intentado. Otro punto en contra es el audio, completamente en inglés, que aunque mantiene el nivel despiadado y soez a la altura de lo que pretende el juego, es una pena que no se haya traducido a nuestro idioma. También resulta algo repetitivo si jugamos unos cuantos partidos, es verdad, pero tampoco es nada que no suceda por igual en todos los juegos de esta índole.

7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.