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Wulverblade

Wulverblade

Wulverblade, Análisis para Nintendo Switch

Analizamos Wulverblade, el título de Fully Illustrated que nos devuelve al pasado por partida doble. Un sólido beat’em up en 2D de corte clásico, y una historia de venganza con valor histórico ambientada en el 120 AC.

Están locos estos romanos

En el mejor y peor de los sentidos, Wulverblade se siente como volver a casa después de llevarte viviendo años en el extranjero. Las sensaciones que tendremos al coger el mando de Switch (en cualquiera de sus configuraciones) y empezar a pegar mamporros serán muy familiares. Familiares como la de clásicos como Golden Axe, o no tan clásicos como Castle Crashers.

Wulverblade es un juego de mamporros, un beat’em up en 2D de corte clásico en el que nos movemos limpiando la pantalla de enemigos y tratamos de llegar al final para derrotar a un jefe y conseguir la mejor puntuación. Volvemos hasta el año 120 AC, y nos pondremos en la piel de un bravo guerrero que se enfrentará al ejército romano que asola sus tierras. En esta versión simplificada y mucho más hipervitaminada de la historia, defenderemos Britannia de los romanos a base de combos, habilidades especiales, armas arrojadizas, y seguramente mucha paciencia.

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A la hora de afrontar la aventura de Wulverblade, tenemos tres personajes disponibles entre los que elegir. Caradoc es un personaje equilibrado, Brennus es todo potencia de ataque (aunque más lento y vulnerable que los otros) y Guinevere es muy ágil y tiene buena defensa, pero su ataque es sustancialmente menor que el de los demás. Sus esquemas de control son prácticamente idénticos, pero algunas habilidades cambian. Asímismo, cada personaje tiene una velocidad y una cadencia de ataque diferente a la que tendremos que hacernos. La experiencia de juego no cambia según el personaje que elijamos, pero cada uno se siente lo suficientemente distintivo como para animarte a probar los tres antes de decantarte por uno.

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La campaña del juego cuenta con 8 desafiantes niveles, que podemos superar solos o con un amigo (que puede unirse en cualquier momento y facilitarnos la vida). Cada uno de los niveles se sitúa en una localización diferente y trata de introducir nuevos elementos a la experiencia jugable, ya sea en forma de nuevos enemigos o situaciones, incluida alguna sorpresa hacia el final que preferimos no desvelar. La fórmula es menos flexible de lo que cabría desear, pero consigue mantener un buen ritmo hasta el final y no caer en la repetición. Es un juego corto en términos absolutos, pero que puede llegar a alargarse debido a la nada desdeñable dificultad de la aventura. A pesar de la existencia de alimentos para recuperar vida y checkpoints, moriremos numerosas veces antes de superar cada nivel. Para los más valientes, ésta dificultad puede hacerse más evidente si afrontamos el juego en modo Arcade, con tres vidas y muerte permanente. Además de la campaña y el mencionado modo Arcade, el juego cuenta con un modo Arena en el que enfrentarnos contra hordas de enemigos.

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El esquema jugable de Wulverblade sigue muy a rajatabla las formas del beat’em up clásico. Tenemos tres vidas para completar el nivel, acabando por el camino con todos los enemigos que se nos pongan por delante y con un boss final.

La mecánica principal es combatir, y el éxito en el combate, además de aporrear el botón de atacar sin parar, es una mezcla de buen posicionamiento en el escenario y el uso estratégico de contras, esquives, y habilidades especiales. El combate de base tiene todos los movimientos que podríamos esperar: tenemos ataques básicos, agarres que se pueden combinar con lanzamientos, ataques de área, tanto aéreos como en tierra... y podemos hacer uso de armas pesadas desechables que añaden nuevos combos. Cobra protagonismo el uso del escenario. Podemos, por ejemplo, hacer que los enemigos se quemen en una hoguera o que se queden clavados en estacas puestas como barricadas. También podremos hacer uso de armas arrojadizas, que se encontrarán en cajas destructibles por el escenario o que soltarán los enemigos al morir (incluidos sus propios miembros) El juego no escatima en violencia, a lo largo del nivel cercenaremos decenas de miembros romanos y veremos mucha sangre.

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Si queremos sentirnos verdaderamente poderosos, podemos rellenar un medidor de rabia mientras combatimos, para luego desatarla en un estado temporal que nos hará mucho más poderosos e invulnerables. Podemos también, una vez por nivel, llamar a nuestros lobos para que realicen un brutal ataque contra los enemigos, ideal para despejar la pantalla o para hacer mucho daño a un boss.

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Visualmente Wulverblade sigue una estética cartoon de juego en flash, en la línea de otros juegos como el mencionado anteriormente Castle Crashers. Es un juego artísticamente sencillo pero atractivo. Sus personajes tienen un diseño limpio y distintivo y los escenarios tienen personalidad. El título muestra su mejor cara cuando juega con sus colores planos para crear momentos de atardecer o de noche cerrada. Los rojos, verdes y amarillos sientan bien a un juego que, por otra parte, cuenta con una paleta de colores bastante oscura, sobre todo en los niveles finales, algo que puede llegar a afectar negativamente a la jugabilidad al jugar en la pantalla portátil de la consola.

En el apartado sonoro cobra especial protagonismo una fantástica banda sonora inspirada en ritmos celtas. Se queda atrás su doblaje al inglés, con unas voces bastante estándares y le acompaña un correcto trabajo de efectos sonoros.

La cercanía histórica es un punto importante de Wulverblade. Según sus desarrolladores el juego es fruto de 5 años de documentación, y esto puede apreciarse en la ambientación. Completando la campaña iremos desbloqueando vídeos de los lugares reales en los que el equipo se inspiró para crear el juego La trama combina un argumento ficticio con elementos basados en localizaciones y monumentos reales. Además, recorriendo los niveles podemos encontrar documentos a modo de coleccionables que nos contextualizan elementos como lugares que vemos, monumentos o incluso los propios enemigos a los que nos enfrentamos. Podemos también usar diferentes armas inspiradas en armamento que se usaba en la época, y que junto con una breve descripción, se almacenarán en un menú aparte para los más coleccionistas. Todo este componente histórico no aporta nada sustancial a la experiencia jugable de Wulverblade, pero añade un claro aliciente para amantes de la historia.

6.5

Correcto

No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.