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UFC 3

UFC 3

UFC 3, Análisis

Las artes marciales mixtas regresan a escena con su tercera edición. Electronic Arts logra parir un juego que aunque no incorpora grandes novedades, sí que redondea lo visto en su segunda parte. Y si el paso que se da es hacia delante y no hacia atrás, eso es más que suficiente.

UFC 3, análisis

No deja de ser paradigmático que la UFC en España esté cobrando ahora un poco de fama gracias a un canal deportivo de la TDT que se basa en el fútbol. Bien sea por eso o porque el primer español ya ha puesto un pie en la competición (Enrique “Wasabi” Marín), la única realidad es que la UFC mueve a millones de espectadores en todo el mundo, de ahí que nos alegramos de que poco a poco esté entrando en la vida de los españoles.

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Porque las artes marciales mixtas, más conocidas como MMA, llevan en la sangre –y nunca mejor dicho- la palabra “deporte”. Se entrena durante meses para un único combate donde no hay tablas: sólo puede ganar uno (el “cómo” ya es otro debate que daría para un artículo exclusivo). Esta tensión de estar mordiendo la lona la consigue Electronic Arts con UFC 3. Bienvenidos al combate real.

Simulación como axioma

Si tuviéramos que utilizar un vocablo para definir a UFC 3 utilizaríamos, sin lugar a dudas, “simulación”. La tercera entrega de UFC recrea mejor que nunca qué es un combate de artes marciales mixtas. No sabemos hasta qué punto es conveniente perder cierto tono arcade, pero desde luego el equipo sabe que esto no es un Dragon Ball o Street Fighter, sino que aquí se quiere sentir cada labio roto, cada hueso sacado de su sitio o cada caída sobre el tapete. Y lo logra.

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UFC 3 no supone un gran salto respecto a su segunda entrega, pero perfecciona todos los puntos más negativos que tenía el anterior. Uno de ellos es, por ejemplo, los agarres, es decir, el llevar el combate hasta el suelo. Si hay algo que no terminaba de encajar en anteriores ediciones era este campo. Se hacía algo brusco, complejo y no terminaba de cuajar, lo que provocaba que no se fuera a la lona a pelear (algo vital en la UFC). Con esta tercera entrega, el grappling encaja bastante bien gracias a unos QTE que resaltan qué hay que hacer en ese momento. El jugador más rápido se lleva el gato al agua, y una acción puede contrarrestar a la otra hasta desencadenar en una sumisión (si se entiende de artes marciales habrá mucho ganado; en caso contrario, tocará aprender a cómo escapar de un mataleón).

Manejarlo el grappling es complicado y realizar una sumisión requiere directamente de muchísimas horas de práctica, pero al fin y al cabo estamos hablando de que una sumisión termina un combate. Para ser el mejor hay que dominar todos los palos, y este es uno que decanta la balanza. No es una curva de dificultad apta para impacientes.

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La pelea en el suelo ha sufrido esta pequeña modificación que le sienta realmente bien, mientras que la que se libra de pie permanece casi idéntica. Cierto es que los gatillos traseros cobran más preponderancia para realizar ataques “especiales”, pero no existe un cambio que llame tanto la atención. De hecho, más que la propia pelea como tal, donde se vislumbra la actualización es en el sistema de impactos.

En anteriores entregas Electronic Arts apostó por colocar una figura humana que representaba el daño sufrido en cada parte del cuerpo. Para UFC 3 esto se cambia por las tradicionales barras de todo juego de lucha. Y sí, aquí aplaudimos de nuevo al equipo desarrollador, ya que se hace más agradable la pelea: es más fácil ver dónde flaquea nuestro contrincante, por lo que ir a esa parte del cuerpo en cuestión gana enteros.

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Además, las barras también hacen a su vez de contrapeso; y lo explicamos. Por ejemplo, si el rival está realizando una guardia con la pierna, el que más daño sufre en el pie no es él, sino nuestro luchador, que se ha topado con su protección. Puede parecer algo nimio, pero cambia el curso de una pelea el saber dónde acertar. Eso sí, el rival no tiene una barra ilimitada de guardia, por lo que si encadenamos golpes muy rápidos podemos deshacernos de ella. Es, como decimos, un concepto de simulación muy bien llevado y que sobre estas líneas puede parecer robusto y complejo, pero que se siente fluido con el mando sobre las manos.

Son pequeños cambios respecto a UFC 2, pero es que todas las modificaciones son a mejor. No hay un paso atrás, no se desentona, sino que se pule y mejora. Esto también se ve en los modos de juego, con el “Modo Carrera” como máximo exponente. El estudio ha dejado todo lo que funcionaba y ha sacado lo malo. Ahora se puede coger a un luchador y llevarlo hasta lo más alto, y da igual que sea uno real o uno creado por el jugador (que es lo ideal, sobre todo con las opciones tan vastas que tiene para importar tu cara de manera bastante fehaciente).

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Así mismo, vuelve el Ultimate Team que tan bien funciona en FIFA (con sus cartas y variados), modos online para competir contra otros jugadores, retos diarios, torneos o combates individuales rápidos. Así mismo, también cabe destacar la renovación del Modo KO que tan buena prensa tiene, ya que es lo más parecido al arcade que se va a encontrar (una barra de vida y gana el que primero la vacíe, así de simple).

Sobra decir que el apartado gráfico vuelve a estar pulido en todas sus aristas. Todos los luchadores están recreados con gran perfección, desde los más famosos hasta los menos conocidos. Como es obvio, los cabezas de cartel poseen animaciones más trabajadas y reales, sobre todo en posturas corporales, golpes asestados o animaciones previas a las peleas. Sin embargo, y volvemos a recalcarlo, todos gozan de un realismo que va en consonancia con la simulación más purista que ha buscado Electronic Arts.

8

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.