Gaming Club
Regístrate
españaESPAÑAméxicoMÉXICOusaUSA
Vesta

Vesta

Vesta, análisis

El juego de puzles y con toques de arcade del estudio catalán, Finalboss Games, da el pistoletazo de salida, junto a The Red Strings Club, a un año prometedor para la industria española del videojuego.

El 2017 ha pasado a la historia como uno de los mejores años para los videojuegos españoles, pues, no solo nos ha dejado una gran cantidad de títulos sobresalientes y que han sido desarrollados por empresas tan destacadas como MercurySteam o Tequila Works, sino que los juegos de estudios más modestos o llevados a cabo por tan solo una persona también han triunfado considerablemente como Maldita Castilla EX, Super Hydorah o White Noise 2. Ahora toca pasar página y, aunque ya tenemos la vista puesta en títulos tan prometedores y que llegarán a lo largo de este año como Crossing Souls o Phobos Vector Prime, comienzan a surgir propuestas que merecen una oportunidad también como la que nos ocupa: Vesta.

Podríamos decir que una de las principales ventajas de los juegos de puzles es la capacidad de innovación, que reside, directamente, en la que es la mayor característica del género: exigir cierta agilidad mental al jugador. En este sentido, el estudio español Finalboss Games ha desarrollado Vesta, un título futurista con un estilo cartoon y un tanto original, nacido para desafiarnos hasta el último nivel. Ahora bien, aunque esto último lo haga de manera notable, la manera de lograrlo no es tan genuina, pues muchas veces lleva a la frustración de manera innecesaria.

Engranajes, robots… y energía

Como decíamos, Vesta es un juego de puzles con cierto toque de arcade que tiene lugar en un universo tecnológico, concretamente, un complejo abarrotado por robots con la misión de impedir a toda costa que transfiramos energía a lo largo del mismo. Para tal misión, nos servimos del único ser humano que vive allí, Vesta, una niña de seis años un tanto marisabidilla y burlona equipada con una mochila con la capacidad de transferir dicha energía. 

Nuestra protagonista no está sola, pues, tras avanzar un poco, el juego nos presenta a Droid, un robot guardaespaldas, que fácilmente nos recuerda a los Big Daddies de Bioshock, y uno de los primeros guiños a videojuegos que hemos encontrado y que os contaremos más adelante. Juntos, forman una pareja cuyas habilidades tenemos que utilizar para resolver todos y cada uno de los puzles que forman cada uno de los 36 niveles del juego. 

Así pues, para cumplir con el principal objetivo de la historia, controlamos a Vesta, capaz de extraer energía de una especie de cubos conocidos como 'transmondadores energéticos multifunción', así como de los robots que nos encontramos a nuestro paso, tanto si son funcionales como si no. No obstante, también es necesario utilizar a Droid, pues puede lanzar a Vesta a zonas que no puede alcanzar por sí misma o hacer frente a los robots con los que nos topemos, dejándolos inconscientes para que la niña extraiga la energía de estos. Mediante este hilo conductor, avanzamos por cada una de las plantas del complejo, compuesto por numerosos elementos como plataformas, cintas transportadoras o elevadoras, conectados entre sí mediante energía. 

Tal y como os adelantábamos más arriba, si bien el juego del estudio catalán consigue su propósito de manera notable, no ofrece una experiencia de juego del todo placentera. Aunque los puzles que nos presenta resultan cada vez más desafiantes, conforme vamos avanzando es frustrante tener que repetir muchos de ellos por ensayo y error. Es decir, muchas veces, el campo de visión que nos ofrece el juego no nos permite observar un puzle en concreto al completo, por lo que utilizar la lógica y calcular las unidades de energía que tenemos que emplear para resolverlo no se pueden realizar con exactitud, lo que hace que tengamos que reiniciar toda la fase o una parte de la misma irremediablemente. 

Asimismo, hay otros elementos que empañan la experiencia de juego como los puntos de control o los valores atribuidos a Vesta y Droid. En cuanto a los primeros, malogran en numerosas ocasiones la resolución de los puzles, pues son más bien escasos, y cuando se tratan de niveles de larga duración y que contienen puzles complejos, es verdaderamente irritante tener que volver a empezar. Con respecto a los segundos, es inexplicable que, habiendo una curva de aprendizaje bien lograda durante la que se aumenta la complejidad de los puzles, así como la dificultad para hacer frente a todos los tipos de robots que hay, no se mejoren las características de nuestros protagonistas. Mientras que con Droid vamos algo más desahogados, pues puede sufrir hasta tres golpes o ataques, Vesta al mínimo contacto muere. 

Si bien todo lo anterior desluce parte de la jugabilidad de Vesta, la falta de cooperativo resulta totalmente incomprensible. Una parte de la complejidad de este título reside en la constante alternancia de ambos personajes para resolver los puzles. En la práctica, surge la imperiosa necesidad de que haya un segundo jugador durante la partida, pues, no solo añadiría una mayor diversión, sino que sería mucho más dinámica. Teniendo en cuenta la limitación del movimiento de la cámara, sería posible añadir dicho modo a pantalla partida, por ejemplo.

El cómic como fuente inagotable de inspiración

Tenemos por costumbre echar la vista atrás durante la incesante búsqueda de fuentes de inspiración que realizamos a lo largo de nuestra vida profesional. Una de ellas es el cómic, recurso que ha utilizado Finalboss Games para elaborar las cinemáticas que se alternan entre los capítulos de Vesta, hecho que se agradece ante la poca variedad que existe entre los distintos escenarios que componen el complejo tecnológico. 

A pesar de todo, es posible destacar más cosas buenas de Vesta como el humor, que sale a relucir durante las conversaciones, o los guiños. Como decíamos, los guiños a videojuegos, así como a películas, son bastante recurrentes. Si bien la gran mayoría de guiños a los primeros se manifiestan en los personajes y enemigos más bien, pues es posible encontrar una clara referencia a las Little Sisters y los Big Daddies de la excelente obra de Irrational Games en Vesta y Droid o a los vehículos de Star Wars conocidos como AT-ST, los guiños a los segundos se reservan, en su mayoría, para los momentos de diálogo, en los que se mencionan películas como, por ejemplo, Los Siete Magníficos

También hay que destacar la existencia de secretos y páginas de cómic a lo largo del juego que, aunque no supongan nada más que la satisfacción personal de haberlos encontrado, dan cierta variedad a la obra de Finalboss Games. No podemos dejar sin mencionar el apartado sonoro, pues, aunque cumple, hay momentos en los que no va acorde con lo que se ve en pantalla, especialmente, durante el visionado de las cinemáticas. 

6.6

Correcto

No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.