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Tres grandes deseos para el nuevo Dragon Age

Al rescate de Bioware

Tres grandes deseos para el nuevo Dragon Age

Bioware, ante su gran reválida

El estudio canadiense de Bioware -aunque también con sede en Austin, Texas- no pasa por su mejor momento. Otrora célebres por ser garantía de éxito a la hora de crear juegos de rol, el borrón de Mass Effect Andromeda parece haber hecho mella en la confianza de Electronic Arts, hasta el punto en que se ha rumoreado incluso con la posibilidad de que la gran editora se planteara su cierre si Anthem, el proyecto más inminente de Bioware, no triunfa. A pesar de ello, los fans son -somos- optimistas con el futuro, y ante la confirmación de una nueva entrega de Dragon Age no podamos sino emocionarnos ya que Dragon Age: Inquisition no deja de ser el primer gran RPG de la presente generación.

Sin embargo, no era perfecto, y en los más de 3 años que han transcurrido de su lanzamiento han salido títulos como The Witcher 3: Wild Hunt o Fallout 4 que han reclamado también su posición entre los mejores del rol. ¿Hacia dónde debe apuntar Bioware para volver al lugar que les pertenece?

Más trabajo en las misiones secundarias

El mencionado The Witcher 3: Wild Hunt marcó un listón a la hora de plantear misiones secundarias, ya que a las habituales de recadero -no evita aquellas en las que un NPC pusilánime nos pide recuperar un objeto robado que ahora custodia un monstruo random- añadía otras tan trabajadas que facilmente difuminaba la línea entre historia principal y quest secundaria. De este listón han tomado nota prácticamente todos los juegos de mundo abierto, viéndose obligados a reinventar su manera de llenar el mapa de actividades, y así hemos visto juegos como Horizon: Zero Dawn, Assassin's Creed Origins o incluso Watch Dogs 2 que han debido replantear su manera de distraernos de la historia.

Dicho esto, no es este precisamente el apartado más destacado de Dragon Age: Inquisition, con numerosas misiones consistentes en simplemente recolectar cierta cantidad de unidades de un elemento cualquiera. Eso ya no vale, y es algo que hicieron relativamente bien con la trilogía original de Mass Effect, con lo que cabe esperar que aprendieran la lección no solo de sus propios errores, sino también de los ajenos, así como de los aciertos.

Entornos más abiertos y de mayor tamaño

No es que fuera este el mayor defecto de Dragon Age: Inquisition, pero sí es cierto que de entre las múltiples zonas que ofrecía la Mesa de Guerra para visitar y llevar a cabo las diferentes misiones, había notables diferencias, tanto de diseño como de tamaño. En el modus operandi de Bioware no entra la posibilidad de crear un solo y gran mundo abierto, sino establecer un gran mapa y a partir de ahí, poder viajar a cada uno de los muy diferentes entornos que ofrece, algo que en realidad nunca ha sido criticado, sino todo lo contrario. Aún así, sí sería necesario que el empeño en cada uno de ellos fuera equitativo, ya que lo que sí es cierto es que muchos de los escenarios de DAI se sentían desaprovechados tanto por amplitud como por cosas que hacer en ellos.

Fieles a su estilo de combate

Bioware ha "experimentado" con el combate en clave de acción en Mass Effect, descartándolo casi por completo en Dragon Age, aunque su segunda entrega sí coqueteara con un estilo más dinámico. Tampoco es que el sistema de batalla de Dragon Age: Inquisition sea 100% estratégico, pero el estudio canadiense no debe verse tentado a satisfacer a las grandes audiencias a costa de perder su identidad, que es precisamente la que les puso desde siempre en la élite del género. La cámara táctica era todo un acierto, ya que permitía parar la acción para poder establecer una estrategia acorde al combate, pero no era del todo perfecto por culpa de una perspectiva incompleta que no dejaba echar un vistazo al campo de batalla al completo y por otro lado, un comportamiento mejorable en cuanto a la IA aliada. Las opciones de configuración de esta IA no eran del todo profundas, o al menos no lo suficiente, y hay que mencionar también un defecto "menor" pero que a la hora de la verdad se echaba de menos, como es la facultad de los magos de poder curar, debiéndonos curar únicamente con una cantidad limitada de pociones. Insistimos, no es un sistema de combate malo en absoluto, pero sí con mucho margen de mejora.

Con todo, hay algo con lo que no debemos temer, y es con el desarrollo de historia y personajes, que si ya eran geniales en DA:I, Bioware ha prometido focalizar muchos de sus esfuerzos en estos apartados en cuanto a la próxima entrega. ¿Cuándo será la próxima cita en la que podamos ver los primeros atisbos de este nuevo Dragon Age? Probablemente el E3 2018 sea demasiado pronto, sobre todo teniendo en cuenta que Bioware debería estar implicada totalmente en el desarrollo de Anthem, con lo que seguramente debamos esperar al menos un año más.

Dragon Age: Inquisition

  • PC
  • PS3
  • 360
  • PS4
  • XBO
  • Acción
  • RPG

Dragon Age: Inquisition, desarrollado por BioWare y editado por Electronic Arts para PC, PlayStation 3, PlayStation 4, Xbox 360 y Xbox One, es la tercera entrega de la saga de rol y acción ambientada en un mundo de fantasía. Un cataclismo ha sumido sus tierras en el caos. Los dragones cubren el cielo y proyectan una sombra de terror en un reino antes pacífico. Los magos declaran la guerra contra los templarios. Las naciones se alzan unas contra otras. Como líder de la Inquisición, de ti y de tu grupo de héroes depende restablecer el orden y acabar con los agentes de la entropía. Se formarán -y se romperán- alianzas a medida que avanza la campaña.

Carátula de Dragon Age: Inquisition
9.5