Hello Neighbor, Análisis

Hello Neighbor, análisis de PC y Xbox One

El fenómeno de los streamers o youtubers tiene mucho que decir en ciertas apuestas indie, videojuegos que alcanzan una gran popularidad gracias a la exposición masiva por parte de creadores de contenido audiovisual con auténticas legiones de seguidores. Buena prueba de ello es la viralización de Hello Neighbor, una llamativa apuesta de sigilo y rompecabezas a cargo de Dynamic Pixels y tinyBuild que se convertía meses atrás en uno de los Early Access de Steam más populares gracias a la ingente cantidad de vídeos de gameplay de sus diferentes betas. Ahora, con la llegada de la versión final a PC y Xbox One, analizamos un título que destaca en ciertos apartados pero que, por desgracia, no está a la altura en otros aspectos clave de su desarrollo.

El leitmotiv de Hello Neighbor apela al fisgón, a nuestros instintos menos cristalinos de meternos en la vida de otros sin despertar la más mínima sospecha. “¿Qué sucede?” o “¿Qué estará haciendo nuestro vecino?” son sólo algunas de las preguntas que nos haremos tras los primeros instantes de esta hilarante aventura. Y es que a diferencia de anteriores versiones del videojuego, Hello Neighbor apuesta ahora por un hilo conductor, una narrativa que nos conducirá a lo largo de tres actos bien diferenciados pero que basan sus cimientos en dos conceptos omnipresentes: el sigilo y los puzles o desafíos más hilarantes. Y es que más allá de la mecánica del gato y el ratón que nos invita a pasar desapercibidos la mayor parte del tiempo posible, en Hello Neighbor deberemos lidiar con unas físicas que en ningún momento están a la altura y con una inteligencia artificial tramposa que, lejos de evolucionar y adaptarse a nuestros movimientos ‒tal y como sus creadores han repetido una y otra vez‒, convierte a nuestro vecino en una suerte de némesis que arrasará con todo sin darnos la más mínima opción de profundizar en el noble arte del disimulo y la picaresca.

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La ventana indiscreta

La historia nos sitúa delante de una casa donde está ocurriendo cierto acto sospechoso; nosotros, en la piel de un joven entrometido, nos vemos empujados a investigar qué sucede en ese hogar. ¿Nuestro vecino realmente ha encerrado a alguien en el sótano? ¿Esos gritos ahogados son de auxilio? Sin darnos cuenta, y en primera persona, nos veremos de repente en el jardín del vecino. A partir de aquí se nos abre un sinfín de posibilidades para abordar cada nuevo paso con total libertad; o con la libertad que nos otorgue el malvado habitante de una casa que parece sacada de los sueños más jocosos de Tim Burton. Y es que llegamos a uno de los puntos más brillantes del título, su llamativo diseño artístico y aspecto cartoon, muy en la línea de los actuales largometrajes de animación para público infantil; o no tan infantil.

Con una clara apuesta por la personalidad más desenfadada ‒no olvidemos que jugamos desde la perspectiva de un niño‒, Hello Neighbor presenta un estilo exageradamente cómico que contrasta con la verdadera identidad de un título que avanza hacia lo sombrío, algo de lo que nos daremos cuenta muy pronto. Evidentemente, no hablaremos sobre su trasfondo, puesto que no queremos arruinar la experiencia a aquellos jugadores interesados en un videojuego con evidentes claroscuros; sólo os avanzamos que no todo es lo que parece. Dicha afirmación también tiene mucho que ver con su propia naturaleza rocambolesca. Nuestro objetivo en Hello Neighbor es avanzar en nuestro propósito mientras esquivamos al malhumorado vecino, resolviendo rompecabezas o desafíos realmente rebuscados mientras abrimos puertas, buscamos llaves y recogemos objetos. Objetos que podrán tener numerosas funciones y que pocas veces apuntan a una resolución evidente; sus propias mecánicas nos invitan a probar varias soluciones e investigar hasta el más absoluto hastío, en parte, gracias a un diseño poco elaborado que descarta por completo la progresión de aprendizaje del jugador, dejándonos ahí, sin más, huyendo de un tipo con muy malas pulgas y un “sentido arácnido” más fino que el de cierto trepamuros.

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Podemos equipar llaves, recoger cajas, tirar de palancas, abrir toda clase de mobiliario... Tenemos total libertad para movernos e inventar las más absurdas estrategias. Pero Hello Neighbor fracasa en su intento de plasmar todas estas ideas gracias a unas físicas toscas e imprecisas en exceso; y en muchas ocasiones provocará el más estrepitoso descalabro, precipitándonos al poco atractivo bucle del ensayo-error más reiterativo. Insistimos, la idea es francamente buena; la ejecución, poco inspirada. Todo ello acompañado de bugs que pueden provocar que un objeto clave quede en una posición inalcanzable o, simplemente, desaparezca, obligándonos a reiniciar el último punto de guardado.

Hello Neighbor precisa de mucha paciencia por parte del jugador y una gran inversión de tiempo, ya sea para dar con la solución adecuada a cada desafío o para lograr que varios objetos cumplan con su función en el momento adecuado. Según la pericia del jugador, podremos superar cada acto en un par o tres de horas ‒sin ayudas, claro está‒, si bien es cierto que si nos encallamos en algún punto, Hello Neighbor es un hueso duro de roer, alargando las horas de juego de forma artificial con puzles excesivamente ilógicos. El juego llega con los textos traducidos a nuestro idioma y la posibilidad de jugar con teclado y ratón o pad de control en PC, algo que por otra parte de agradece; cada jugador encontrará así su modo de control más cómodo, dadas las circunstancias. También se agradece la variedad de finales según nuestros actos, lo que nos invitará a rejugarlo para descubrir todos sus secretos.

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