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Asesinos, Gore y Chicas: 13 slashers del Videojuego

Antaño el rey del Terror, gracias a los ejercicios nostálgicos con tecnología actual de Until Dawn y Viernes 13 hemos podido volver al slasher, un género denostado con el cambio de siglo por fantasmas asiáticos de pelo largo y grabaciones caseras mareantes. Estos son algunos de los mejores slashers del videojuego.

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Es curioso comprobar que una vez Hollywood adoraba al subgénero del ‘Slasher’, ese de asesinos siniestros de ultratumba que acosan por defecto a adolescentes salidos que se ponen a echar un polvo en el momento más estúpido de la cinta, mientras condenaba al ostracismo a los films de zombis. Pero hoy es al revés: todo lo que implique no-muertos parece tener luz verde, mientras que lo que huela de lejos al slasher es dejado aparte o considerado para producciones baratas. Actualmente vemos de vez en cuando algun film aquí y allá, como la magistral e imprescindible Cabin in the Woods (meta-deconstrucción de todo el género del Terror al completo), Scream 4, La Purga, la estupenda y reciente Felíz Día de tu Muerte o nuevas versiones de Viernes 13, Posesión Infernal o Pesadilla en Elm Street.

 Pero no es ni de lejos la producción que el género conoció una vez. Por suerte, la TV, ese medio en el que actualmente un creador puede dar rienda suelta a sus fantasías gore y sexuales más locas, ha acogido series como Chuck, como el Bloodyface de American Horror Story Asylum o el payaso Twisty de AHS Freakshow, Scream Queens, Pretty Little Liars… Aunque la verdad es que se echa de menos esos viejos, sucios y mega-baratos slashers de la edad de oro del género, entre finales de los 70 y mediados-finales de los 80. La Matanza de Texas cimentó un género heredado del ‘Giallo’ italiano reconvertido en cintas ‘exploitation’ americanas; La Noche de Halloween nos dio al asesino Michael Myers; Viernes 13 al icónico Jason Voohrees y su máscara de hockey; Muñeco Diabólico nos rompió la infancia a más de uno con Chucky; y Pesadilla en Elm Street reescribió los cánones del género con el inmortal Freddy Krueger.

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En los 90, Scream resucitó el slasher y hasta inicios del siglo 21 la cosa fue bien, pero el terror asiático basado en el puro miedo psicológico y la derivación del slasher al Torture Porn con las SAW y después al ‘found footage’ de Paranormal Activity ha dado al traste con el sub-género que, repetimos, sigue surgiendo de cuando en cuando. Aunque por suerte tenemos el mundo de los videojuegos, con ejemplos que abarcan prácticamente las 8 generaciones de consolas que ha habido. ¿Os venís a un viaje de psicópatas de manual, rubias gritonas, toneladas de tripas y casquería, y todos los tópicos que tanto adoramos del sub-género?

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Miedo en Cooperativo

Obscure    

Hay juegos que no aspiran a ser perfectos, pero que consiguen dejarte un buen recuerdo de su experiencia. Obscure, un survival horror de la época de PS2 tiene más de una década encima y sigue siendo una experiencia soberbia que además está baratito en Steam junto a su secuela por si ya no conserváis la PS2, la Cube o la Xbox. Mirando a Scream y cia de cerca, tenemos el típico grupito de instituto USA –la buenorra, el pesado, el cachas, el delincuente-, y con ellos afrontamos un Survival Horror clásico en el que el slasher de instituto USA se entremezcla con una rica trama que deriva a una sorprendente historia que parece firmada por el mismísimo HP Lovecraft, insuflando al relato de mad doctors y criaturas de pesadilla.

El esquema de cine de terror yankee se funde con una historia con ecos europeos –el juego es francés- y un final que depende de si habéis salvado a todos los personajes, puesto que Obscure tiene Permadeath y cambia el final en consecuencia Tuvo una secuela que nos llevó a una universidad, pero ahí se paró la saga hasta llegar a un reboot/spin off en 2D francamente lamentable. Nos seguimos quedando con esa intro al ritmazo del Still Waiting de Sum 41, la magistral bso orquestal de Olivier Deriviere  y su mejor apartado: Multijugador local a dos para sobrevivir en grupo a la campaña, algo que ojalá muchos Survival clásicos hubiesen tenido y que lo mantienen igual de divertido a día de hoy.

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 “HAIL TO THE KING, BABY”

Evil Dead/Posesión Infernal

De enhorabuena estamos los fans de la serie Evil Dead/Posesión infernal, ya que tras un sangriento pero descafeinado remake, el original con Sam Raimi en el equipo y el inmenso Bruce Campbell descuartizando poseídos sierra mecánica en mano volvieron hace un par de Halloweens con una serie  para TV que conserva toda la casquería, sentido del humor, trae a Ash de vuelta y brinda guarrería en estado puro (el momento de la Morgue, épico). Seamos sinceros: Evil Dead nunca tuvo un juego que pasase del 7-8, pero en su incursión en PlayStation con Hail to the King resultó en un título que si se le perdonaban los problemas de control, era una aventura bajo esquema Resident Evil puro y duro que hasta nos llevaba a viajar por el tiempo, en un ejercicio puro fanservice para los fans de la saga que incluso viajábamos a los escenarios de El Ejército de las Tinieblas.

A Fistful of Bomstick mejoró un poco la cosa de cara a la crítica -al fin cámara libre-, y el Regeneration de 2005 acertó con la munición y el combustible infinito para la sierra mecánica para dar rienda suelta a nuestra vena sádica -gozada fanservice ese primer nivel en la casa. Cosas mejorables, pues sí; juegos que no destacan, pues también; el placer de llevar a Ash con la voz de Campbell en experiencias para nada AAA y  a veces casposas como las Evil Dead originales, impagable señores, impagable. Y es que se nos contenta con poco, ¿verdad?

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“¡Huid, insensatos!”

Clock Tower

Desde que se asentó la fórmula Survival Horror, el esquema ha sido llevar a un personaje y combatir a los enemigos, pero Capcom, la magistral editora que era antaño, nos sumergió en una experiencia de pura indefensión, ya que en Clock Tower miró de reojo al Giallo –cine de terror italiano precursor del slasher USA- y más concretamente al maestro Dario Argento para convertirnos en una mujer joven que no puede empuñar un arma, y solamente podemos huir del asesino de enormes tijeras. Nacida en Super Nintendo de forma inesperada, puesto que tras la censura del Castlevania Bloodlines o de Mortal Kombat 1 nadie se esperaba ver semejante juego en esta consola de Nintendo, Clock Tower 1 se convirtió en una aventura gráfica 2D con una gran historia y momentazos asegurados (visiones, matanzas, escenas de tensión)

Asentada y remodelada en PSOne, Clock Tower amplió el 'lore' de la saga con un par de entregas. Y cuando parecía que ya no volveríamos a ver al asesino de las tijeras, Capcom lo retomó en plena época dorada del Survival Horror en PS2 con el notable Clock Tower 3, un título lleno de tensión y momentos brutalmente sangrientos. Olvidada para los restos, hace unos años el creador original quiso recuperar las bases con Nightcry, un indie sucesor espiritual que salió en moviles y PC el año pasado, pero no fue lo mismo. A la espera de que la IP original regrese, nos quedamos con los momentazos de impacto de la serie, como ese asesino gritando “ALESSA!!” en Clock Tower 3 y pegándonos cada infarto de campeonato.

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El gusto de destripar demonios 

Splatterhouse 

Si hay una serie que ha encarnado a la perfección el aire slasher ochentero, esa ha sido sin duda Splatterhouse, el ultraviolento arcade japonés del que nacieron dos entregas para Mega Drive que muchos jugábamos a escondidas. Mezclando el concepto slasher con el 'splatter' más salvaje y los 'mad doctors' con elementos sobrenaturales, Rick, su novia secuestrada y la máscara infernal que desataba todo su poder servían de base para recorrer una mansión sacada de un cuento de E.A. Poe, infestada por la galería más salvaje y demente de enemigos a destripar. Y pensad que en la época de Mega Drive, Namco ponía en pantalla cosas como bebés despellejados colgados de sogas (WTF!) que dejaban a los cenobitas de Hellraiser como serie Disney Channel.

Aquí se mezcló todo el aire del terror y fantástico 80s, desde Elm Street a Viernes 13, el citado Hellraiser y demás, consiguiendo una de las series de acción más brutales. Una pena que su remake de hace unos años para PS3 y 360 esté tan olvidado, pues aparte de ser el juego más sangriento que jugaréis jamás, es de los pocos remakes que logró trasladar la esencia 2D del original a un ambiente 3D sin perder su gracia. En serio, buscadlo y dadle una oportunidad a Rick y la máscara. Cubos de sangre asegurados en un juego genial que además trae la trilogía original 2D como extra.

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Demencia de puro culto

Haunting Ground

Una de las bases de los slashers siempre ha sido el momento en que la rubia tonta y poco vestida debe huir de un asesino feo (y vestido) que quiere sacarle las amígdalas con la mano y desde dentro. Haunting Ground de Capcom cogió el esquema Clock Tower 3 y nos puso al control de Fiona, una hermosa joven –con una talla de busto realmente exagerada- que se despertaba de un accidente en un castillo poblado por dos seres a los que aplicar el término bizarro en toda su acepción inglesa. Huir sin poder contraatacar era la base jugable de un título cuya atmósfera mezclaba elementos del fántastico europeo que iban más allá del slasher, pero con la base de la chica guapa huyendo.

Definición pura de juego de culto, el uso del fiel perro Hewie –al que adiestrábamos- y la desquiciante banda sonora y efectos de sonido ciertamente lo convirtieron en una experiencia nerviosa y de tensión constante, que sigue saliendo a flote en comentarios de gente que quiere ver al menos un remaster HD. Se lo merece sin duda, puesto que supo construir por esa senda del juego de terror de indefensión y crear una oda a la tensión y al stress en un ejercicio de desquiciamiento con ese gran apartado sonoro.

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El Sexto Sentido de Dreamcast

Illbleed

Lo mejor de que una vez el Survival Horror fuese un género AAA fue el hecho de que los estudios buscaban la alternativa al Resident de turno. Illbleed se adelantó al recordado Eternal Darkness de GameCube en cuanto a controlar nuestro nervio para que el terror no nos dominase. Y la idea de atravesar un parque de atracciones con diferentes espacios temáticos dedicados al terror –el del gusano y el granjero, homenaje a Temblores/Tremos-, algo que merece retomarse con la tecnología de ahora, puesto que es como si cogieramos lo mejor que tiene la serie Five Night's at Freddys, sus animatronics asesinos y esa historia de fondo con la mordida del 87 para crear el lore, y lo convirtiéramos en un juego en tercera persona.

Vida, adrenalina, pulso y corazón, a los que deberemos prestar atención para no perecer. Cinco personajes, siete niveles, e infinidad de sorpresas. No apto para corazones débiles en un ‘Trato o Truco’ constante a cada paso que dábamos, justificado por una trama que movía nuestra codicia, ya que ganar 100 millones de dólares por sobrevivir a la experiencia mola más que salvar al mundo, que no está tan bien pagado como parece. Un Grand Guignol que por desgracia está muy olvidado y que se ha quedado como título de culto en el catálogo de la Dreamcast, consola también de culto.

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Los chupasangres más cutres del videojuego

Night Trapt

De todo tiene que haber en la viña del Señor. Y en estos tiempos en que prácticamente cualquier chorrada se convierte en carne de meme, las video-aventuras del Mega CD son material para todo el año mínimo. Night Trapt es una de esas películas interactivas en las que… bueno, para que contar el argumento: Chicas atrapadas en una mansión que resulta que es un nido de vampiros vestidos de peli sadomaso lowcost, trampas para acabar con ellos y efectos especiales/actuaciones tan 'conseguidos' como los de Tomcat Alley, Corpse Killer y demás 'joyas ' del catálogo SEGA, y un aire a cutrería que los años no han hecho más que reforzar en un slasher sobre el papel, pero no en la jugabilidad.

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El pobre trolaso lo tuvo que jugar y dio fe de cómo ha envejecido, pero en una época de inocencia como fue la del Mega CD y la primera parte de los años 90 en los videojuegos antes de PSX y Saturn, incluso esta mierda parecía algo diferente y novedoso. ¿Tenéis curiosidad morbosa por él? Buenas noticias: alguien ha tenido la feliz idea de remasterizarlo para sistemas como PS4 y Xbox One por su aniversario. ¿Qué, quien le echa *** y se lo juega? Risas aseguradas a cambio de vuestro dinero.

Seven + CSI + Still Life = Perturbador

Condemned

La figura del detective/policía que investiga es también familiar en los Slasher -por ejemplo la serie Still Life. Y este era el protagonista que llevábamos en Condemned, un recordado juego de terror de los creadores de F.E.A.R. que huía de la típica fórmula FPS para acercarse a una experiencia de combate cuerpo a cuerpo puramente visceral en el que las armas de fuego quedaban en un plano secundario. Seguir a un serial killer era nuestro objetivo mientras resolvíamos puzles e investigábamos escenas del crimen parecía una experiencia de tensión, pero poco más. Y los que nos esperábamos eso nos encontramos con un título de terror que merece muchísimo vuestro tiempo, ya que en pocos juegos lo vamos a pasar tan mal como en este, a pesar que no haya monstruos del tipo vampiros, criaturas de pesadilla o asesinos vueltos de la tumba.

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Tuvo una secuela, pero Monolith olvidó pronto una serie que se merece estar de vuelta, ya que pocos juegos han conseguido tener una atmósfera de tensión y sordidez como Criminal Origins, con conatos a Se7en y cia cazando a un asesino en serie, y de hacernos sentir tan indefensos en edificios abandonados. Pura atmósfera, porque esa es su clave, su gran atmósfera, y mucho mejor que cualquier CSI con ese final estremecedor.

La Rockstar más Snuff

Manhunt

El objetivo en todo slasher que tiene el psicópata de turno es pasar a cuchillo al reparto entero, convirtiéndose la película en lo que se conoce como un ‘bodycount’, o sea, un recuento de cadáveres a ver a cuántos mata. En Manhunt, Rockstar cogió el slasher y lo adulteró, lo pervirtió y consiguió una de las mejores, más inmersivas y más perturbadoras y sádicas experiencias. Porque en Manhunt el asesino somos nosotros. Puede que los objetivos sean gente sin moral, bandas que han hecho de la matanza un espectáculo televisivo, pero aún así , aunque el protagonista asesine por su familia, el objetivo es matarlos a todos. Bolsas de plástico, armas de clavos, trozos de cristal, lo que sea. Y cuanto más sadismo más subirá la audiencia.El morbo en estado puro servido por un estudio que siempre se toma las cosas muy en serio.

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Enfermizo, decadente y brillante, en el que el concepto es matar con lo que se tenga a mano o morir, tuvo secuela, prohibida en medio mundo y bestialísima en su versión Uncensored con escenas sacadas de pelis tan perturbadoras como la primera Hostel -sí, una sala de torturas tal cual. Pero la fuerza y el impacto del original siguen pesando más, y con detalles como sentir la voz del alcaide Starkweather hablando directamente en tu cabeza si usabas un auricular manos libres. ¿Os lo imagináis con la tecnología y censura moral imperante hoy en día?

El más malote del reino Peluche 

Naughty Bear

Si algo nos han dejado los videojuegos es poder encarnar al malo de un slasher. Acabamos de ver el ejemplo de Manhunt, con Rockstar haciendo suya la fórmula. Algo así planteó Naughty Bear, uno de esos títulos pequeños pero de espíritu gamberro y adelanto del Five Nights at Freddy’s en el que nos embarcábamos en una matanza de ositos de peluche mientras llevábamos al más malo de todos. Muy mejorable, lo más destacado era la locura de su propuesta, que en su secuela se disparó con una ultraviolencia llena de muertes pasadísimas de rosca -¿alguien se acuerda de las de The Punisher-?, y las caras de súplica de esos pobres ositos inocentes cuando les sacábamos todo el algodón de sus rellenos.

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Si nos ponemos a establecer paralelismos, Naughty Bear era incluso más bestia que Manhunt, pero su propuesta merecía trabajarse más a fondo para haber conseguido un juego tan gamberro como su planteamiento porque tenía problemas en el control y en la cámara. Eso sí, salvaje salvaje y ver osos de peluche descuartizados y hechos picadillos fue uno de los mayores 'mindfuck' del género.

Rechace Imitaciones

Elm Street/Viernes 13/Halloween/Matanza Texas

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Hasta ahora todo lo visto eran juegos cuyos creadores se habían basado en las películas que cimentaron este género, pero vamos a cerrar con un vistazo a los originales, a los títulos basados en esas películas. Pesadilla en Elm Street nos tenía en NES buscando los huesos de Freddy Krueger en un plataformas de acción para poder incinerarlos y con Final Bosses inspirados en el asesino de las garras y el Fedora; Viernes 13 nos llevaba al campamento Crystal Lake, y era estupendo investigar casas con la cámara a la espalda, pero en la parte 2D los zombies, lobos y su confuso desarrollo lo convirtieron en un juego mediocre de NES; Halloween se lució en la Atari 2600 con un título en el que Laurie Strode escapaba de un Michael Myers cuchillo en mano que entraba en pantalla con el tema original del film –brillante la pantalla de Game Over con nosotros degollados y sangrando- y matando a las NPCs que corrían a nuestro lado; y La Matanza de Texas de Atari 2600 fue pionera en dejarnos controlar al malo, a Leatherface, e ir por ahí aserrando jovencitos despavoridos con la sierra mecánica resonando en el chiptune de la consola. ¿Censura? No en los 80, hermano.



 

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Aunque son sagas olvidadas, hace un par de Halloweens tuvimos una sorpresa, ya que un estudio quiso apuntarse al lucrativo negocio de los juegos multijugador online, al tiempo que basarse en una de las mayores sagas del slasher para ello. Y así nació Friday the 13th The Videogame, multiplayer asíncrono para PS4, One y PC en el que la cosa es simple: Hasta 7 jugadores se pasean por los escenarios del mítico Campamento Crystal Lake mientras que a un afortunado le toca encarnar a Jason. Los que quieran sobrevivir deben realizar tareas por el mapeado para escapar del acoso de Voohrees, y quien maneja a este debe perseguirlos para acabar con ellos de las formas más gores y pasadas de rosca posibles. Porque Jason tiene ventaja sobre el resto al estar en inferioridad numérica. El concepto del slasher en su forma más pura sin duda que hemos visto en un juego.

Slasher indie de YouTube
 

Outlast

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La pasada generación hubo un curioso cambio de tendencia, y el Survival Horror clásico dejó paso, se mutó en un concepto distinto: el nuevo terror Indie, cuyas bases son el minimalismo, la indefensión y apostar por los elementos del terror que se destila en cines, más tipo Paranormal Activity y los cánones de The Ring que por el splatter más bestia cuya biblia podríamos apuntar al pionero Amnesia y a la impagable demo P.T., que en su breve experiencia es el manual perfecto del terror independiente. En plena ola de títulos, un estudio pequeñito estrenó un juego llamado Outlast, que resultó ser una estupenda mezcla de conceptos indies con el sentido del slasher clásico. Usando el recurso de la primera persona y la visualización de los escenarios a través de una cámara de video, Outlast nos sumergía en uno de los mejores y más recurrentes escenarios para insuflarnos terror en vena: Un manicomio abandonado. Nuestro protagonista, Miles Upshur, e un periodista de investigación que ha recibido una información prometedora. Su viaje le lleva al Mount Massive, una institución psiquiátrica alejada del mundo en Colorado con una fea historia a sus espaldas.

El centro fue cerrado en los 70 por motivos que no quedaron nada claros y fueron tapados ante la opinión pública, por lo que conseguir una exclusiva nos reportará mucho en nuestra carrera. Al estilo actual, sin posibilidad de poder pelear, sino simplemente de huir y escondernos, Outlast se revela una experiencia fácil y algo breve, pero a cambio nos brinda una ambientación enorme, con momentos visualmente macabros al más puro estilo American Horror Story Asylum, con un gran diseño de sonido y un apartado técnico muy bueno. Pero lo mejor es sencillamente la huella que nos deja al terminarlo.  Más allá de la trama o de sus flecos nos queda la constante sensación de miedo y el festival de sustos, que es lo que queremos, lo que demandamos y lo que buscamos. Y es lo que Outlast ofrece: Sustos de esos de pausar el juego y echarnos a reir tras habernos muerto del miedo. Y tiene más entregas...

David Cage cachondón
 

Until Dawn

Si hay un juego al que se le puede aplicar el concepto del Ave Fenix, ese de resucitar de sus cenizas, es sin duda a Until Dawn. Primero nació como proyecto curioso para el sensor Move de PlayStation 3, prometiéndonos una inmersión más allá de lo usual en un ambiente de terror gracias al uso del mando de movimiento. Y cuando los meses pasaron y ya pensábamos que Sony le había echado el cierre en silencio, de repente Supermassive Games sale a la palestra con un Until Dawn completamente renovado, rehecho para PlayStation 4 y cambiando por completo su jugabilidad. Las dudas se dispararon, y todos nos preguntábamos que pasaría con un título que se basaba en los esquemas instaurados por David Cage en su definitorio y divisorio Heavy Rain, pero implementados en un género que abraza los cánones del slasher, tan basados en el efectismo, la dinámica, los sustos y la sangre.

Tenso, divertido, ultra-gore, escalofriante, salvaje… Tras un 2015 en el que The Order 1886 iba a ser un AAA de impacto y acabó siendo un bluff, precisamente el titulo por el que muy pocos apostaban se acabó convirtiendo -junto al enorme Bloodborne- en una joya del catálogo de PS4. Y es que Until Dawn es básicamente un juego de David Cage pasado por el tamiz de slasher 80s, una experiencia que se toma en serio cuando quiere asustarnos pero a la vez nos permite soltar una carcajada tras matarnos de infarto. Nunca las mecánicas del survival horror como la exploración de escenarios y los QTE y las decisiones constantes a lo Telltale se conjugaron mejor. Y nunca vimos un título monojugador tan ideal para jugar con los amigos, pasándose el mando y que uno sufra el nivel mientras el resto mira. ¿Para cuando un Until Dawn 2, Sony?