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Madrid Gaming Experience - Crónica

Un día en la feria del videojuego y manganime madrileña.

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Un día en Madrid Gaming Experience

Madrid Gaming Experience tenía que convencer a muchos después de un primer año en el que recibió críticas. Antes de entrar en detalles, vamos a dejarlo claro: la edición de 2017 se consolida como un evento de videojuegos, manganime y cultura pop más completo y relevante que en 2016.

Sin embargo, durante todo el día de ayer sábado se escuchaba en los pabellones 8 y 10 de IFEMA un comentario recurrente: “parece el Barcelona Games World en pequeñito”. Aunque eso pueda parecer algo negativo para muchos, realmente es algo positivo para una gran parte del público que no pudo viajar hasta el evento catalán.

Los asistentes pudieron probar en el stand de Nintendo varios mundos de Super Mario Odyssey, que se puso a la venta el mismo día en que MGE abrió sus puertas. A tan solo unos pasos estaba disponible un espacio multijugador para jugar a Mario Kart 8 Deluxe y un lugar cerrado, visible por sus largas colas, donde matar demonios en la versión de Switch de DOOM o pasear por el mundo nórdico de The Elder Scrolls V: Skyrim.

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El principal atractivo para quien hubiera viajado a Barcelona y haya jugado todos los juegos disponibles allí estaba en el gran stand de Microsoft, que traía por primera vez a España su Xbox One X. En la máquina intergeneracional se podían disfrutar en directo los 4K y los gráficos mejorados de La Tierra Media: Sombras de Guerra y, sobre todo, la espectacularidad de Forza Motorsport 7 – a pesar de que había un gran cartel de Super Lucky’s Tale, no se podía probar.

En el stand de PlayStation había suficientes atractivos en cuanto a títulos que aún no se han puesto a la venta. Con un gran espacio dedicado a PlayStation VR (con The Inpatient, Bravo Team, Farpoint y Flipy’s Tesla) y a Gran Turismo Sport, también dejaba sitio a varios puestos con Detroit Become Human, lo próximo de David Cage y Quantic Dream, y un par de contenedores de carga donde varios jugadores podían probar Intenciones Ocultas, el thriller de Supermassive Games (Until Dawn) que se juega con smartphone en mano.

Había, eso sí, importantes ausencias. En la zona de Bandai Namco Dragon Ball FighterZ no estaba por ningún lado, a pesar de haber podido jugarse en BGW. Ubisoft tan solo llevó a la feria un gran stand de Mario + Rabbids Kingdom Battle. Electronic Arts tampoco estaba por ningún lado, notándose especialmente la falta de Star Wars Battlefront II cuando quedan tan pocos días para su lanzamiento. Y, por supuesto, se echaba en falta que Microsoft dejara probar al público la versión de Xbox One de PlayerUnknown’s Battlegrounds, que ya estaba en la pasada Gamescom de Colonia.

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Dejando de lado las grandes distribuidoras, las pequeñas editoras también tenían su hueco: ELEX, la versión de Switch de Stardew Valley, Laser League y otros títulos que no gozan de una campaña publicitaria tan grande también tenían su lugar. Y por supuesto, el desarrollo patrio y/o independiente. A pesar de tener bastantes menos metros a su disposición que en la edición de 2016, dos títulos tenían su stand constantemente lleno. Por un lado, el Raiders of the Broken Planet de Mercury Steam, que muchos asistentes descubrieron por primera vez. Y por otro, la recién anunciada versión de Flat Heroes para Nintendo Switch: el juego de plataformas competitivo/cooperativo de fases cortas encaja como un guante en la consola híbrida de la Gran N, donde en cualquier momento se puede jugar a este adictivo y complicado multijugador extrayendo los Joy-Con - tampoco faltaba un stand donde se mostraba, sin versión jugable, el esperado Blasphemous

Los deportes electrónicos también tenían un espacio destacado en el evento gracias a la ESL y Movistar Riders, con un escenario con varias competiciones de League of Legends y Counter-Strike: Global Offensive y un plató donde se entrevistaban a personalidades de los eSports. También estaba, por supuesto, el éxito de PC del año, PlayerUnknown’s Battlegrounds, en el stand de Corsair, donde cualquiera podía jugar una partida mientras un comentador narraba las jugadas.

Dejando de lado el pabellón 10 donde se encuentran las editoras y los deportes electrónicos, el manganime, el retro, los puestos de ramen y las charlas protagonizan cada metro cuadrado del pabellón 8. Distintas tiendas donde comprar clásicos de Famicom, PlayStation 2 o Dreamcast. Un espacio dedicado a pinballs míticos originales y de franquicias, recreativas de muebles oficiales y adaptados, maquinitas en miniaturas, una exposición de consolas clásicas (de Famicom Duo a Magnavox Odyssey, pasando por Pokémon Mini o Game Boy Camera)… Tampoco faltaron a la cita multitud de artistas y diseñadores que mostraban y vendían sus trabajos en distintos puestos, los compañeros de Héroes de Papel con las últimas novedades publicadas o las importantes charlas de mujeres en el videojuego de Gaming Ladies, cuyo stand también daba a conocer el trabajo de Roberta Williams y otras creativas.

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En resumen, el evento organizado por IFEMA y GAME (que contaba con un espacio enorme de venta de videojuegos, merchandising y sillas gamers) empieza a consolidarse poco a poco, trayendo a la capital española contenidos más importantes para los jugadores a pesar de que, como ya ocurrió el año pasado, la sensación que queda en quien haya podido ir apenas unas semanas antes al evento del gaming de Barcelona sea un déjà vu en cada stand.

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