Corren muy malos tiempos para quien siga empecinándose en el manido “cualquier tiempo pasado fue mejor” en lo que respecta a los videojuegos. Incluso para los que gusten de entregarse en exclusiva a las propuestas más clásicas, ya que asistimos estos meses al regreso de algunos de los géneros que arrastraban a las masas en el pasado con fórmulas que los amplían y perfeccionan . Nada esencialmente nuevo en el frente, ya que la venta de nostalgia nunca nos dejará del todo, pero lo grandioso es que no se trata ya de repasos para cubrir el expediente . Asistimos, cada vez con más frecuencia, a propuestas que profundizan en algunos de los grandes iconos del pasado , replanteados por el talento de una escena independiente que no para de poner en el mercado videojuegos que se sienten antiguos y novedosos a la vez. Tras la refinada clase magistral de diseño de Shoot em Up con la que Super Hydorah nos sedujo hace bien poco, le toca ahora a un género mucho menos frecuente pero más añorado por ello: los Beat em Up de la escuela de Final Fight o Street of Rage, género del que Fight N Rage (sí, está claro de dónde viene el título) bien podría ser el heredero que esperábamos. Nadie fue capaz, durante años, de discutir a Capcom el liderato de las peleas callejerasen plan yo contra el barrio . Muchos lo intentaron, pero la sucesión de obras maestras de la compañía de Megaman era, sencillamente, demasiado buena. Final Fight, Cadillacs and Dinosaurs o la brutalidad algo desconocida de Alien Vs Predator estuvieron siempre en otro nivel respecto a lo que hacía la competencia, por más que empresas como Konami aguantasen el envite más que dignamente, o de aciertos puntuales como el de Video System con Karate Blazers. La cuestión es que el género cayó en desuso, disperso en otras tendencias que todos conocemos, pero su influencia siempre ha estado ahí, esperando herederos a la altura. El trono que ocupan estos grandes nombres de Capcom en los recuerdos más vivos de muchos aficionados hace que los jugadores retro aún lloren su ausencia, a pesar de intentos más o menos frecuentes como el fantástico Castle Crashers, el ambicioso Dragon´s Crown o los más recientes Viking Squad y Mother Rusia Bleeds. Estamos de enhorabuena, ya que uno de estos diseñadores con superpoderes, capaces de realizar un videojuego por sí solos, los ha superado a todos en lo que de verdad cuenta: jugabilidad y diversión. Sebastián García, uruguayo para más señas, es el nuevo rey del Beat em Up .
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Fight N Rage se adhiere a la tradición de la mejor Capcom hasta el extremo de arrancar con la misma pantalla que aparecía en sus recreativas al conectarlas. Si algo bueno hay que destacar de aquellos juegos es que fueron refinando la fórmula desde el Final Fight que comenzó la retahila, por lo que Fight N Rage la recoge ya completamente desarrollada con sus personajes que pueden correr, golpear en carrera, atacar con armas y, claro está, reponer fuerzas a base de pollos asados ocultos en cubos de basura . Así eran las cosas entonces, y Fight N Rage se afana en recuperarlas con mimo, repasando de nuevo la idea de presentarnos a tres personajes que se controlan de forma parecida por más que sus peculiaridades los hagan muy diferentes a la hora de jugarlos. Todo suena familiar y, de hecho, se advierten muchas similitudes entre protagonistas y enemigos y los de un buen puñado de videojuegos añejos. Nadie debe preocuparse por la solvencia del resultado final, ya que un nuevo elemento se adueña por completo del aspecto jugable . Algo nuevo que terminará por conseguir que el jugador se llegue a plantear si se encuentra ante un juego de Capcom que no llegó a su salón favorito mediados los noventa, lo cual es un logro mayúsculo ante el que hay que descubrirse.
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Un nuevo énfasis Ya hemos hablado de cómo la fórmula de Capcom evolucionó en los años posteriores a Final Fight. De una forma u otra, cada uno de sus juegos tenía algún distintivo, que se las apañaba para que todos se jugasen de forma diferente dentro de sus innegables similitudes. Sebastián García, que ha debido jugar muchas horas a todos ellos, ha conseguido dotar a Fight N Rage de una personalidad propia, y lo ha conseguido gracias un potente sistema de combos extremadamente pulido en el que acierta de pleno . Cada personaje cuenta con varias posibilidades de movimientos especiales que se van recargando con el tiempo, y su combinación con el resto de movimientos de cada personaje da como resultado una combinatoria de posibilidades muy superior a la de los Beat em Up clásicos, en la que el timing de la recarga juega un papel esencial . Gracias a estos combos, que llevará unas partidas dominar, repararemos pronto en el otro elemento más destacable del título a nivel jugable, ya que la acumulación de enemigos en pantalla es muy superior a la de sus venerables ancestros. Nos guste o no, sin importar lo mucho que podamos adorarlos ahora y siempre, conviene recordar que se trataba de juegos muy limitados por el hardware sobre el que corrían , por lo que puede decirse que Fight N Rage trae una buena dosis de libertad al género en cuanto al número de sprites que corretean por la pantalla. Asistiremos a unos enfrentamientos verdaderamente multitudinarios donde los combos, parrys, movimientos especiales y armas blancas brillan como nunca. Un auténtico Beat em Up de los de antaño, con combos de decenas de golpes que llegaremos a dominar perfectamente a poco que conozcamos todos los gestos de nuestros personajes, que son más de los que parece al comenzar. Todo está muy bien planteado y consigue lo que se propone.Neo Retro en expansión La escena Neo Retro vive un momento dulce con juegos como los que estamos viendo últimamente. Liberada de la tiranía de las estéticas de 8 Bit con las que todo comenzó, hay que decir que Fight N Rage sorprende también visualmente gracias a una recreación del aspecto gráfico de un viejo Beat em Up. Aun así, no debemos llevarnos a engaño, ya que en cualquier caso estaríamos ante uno desarrollado para una placa arcade de 16 Bit que hubiese ganado en colorido y músculo técnico mucho más allá de los límites de aquella época. Para culminarlo todo, los modelos de Sebastián García tienen mucho encanto gracias a unos personajes antropomorfos que, a pesar de recordar a no pocos personajes del pasado, consiguen brillar con su variedad. Era un defecto achacable a muchos Beat em Up del pasado el de contar con un elenco de enemigos algo escaso , recurriendo en exceso a cambiar el color de sus ropajes y algún patrón de ataque. Fight N Rage también utiliza ese recurso y lo notaremos en seguida, pero sorprende en cada fase con nuevos enemigos en una sucesión que llega hasta el final. Rivales que cuentan con ataques muy diferenciados, que irán poniendo las cosas cada vez más complicadas, y que luego podremos incluso desbloquear para otros modos de juego que se nos ofrecen. Por lo que respecta al resto del aspecto gráfico y sonoro, escenarios y música dan la talla con creces, aunque posiblemente la banda sonora de Gonzalo Varela de lo mejor de sí misma cuando se aleja de los temas más guitarreros. Mención especial, también, merecen algunos niveles fantásticamente planteados como el que nos obliga a lanzar a los enemigos fuera de una especie de balsa, o los combates contra motoristas que tanto recuerdan a los de Streets of Rage 2.Hora de rejugar La mejor sensación que transmite Fight N Rage es la de que cada vez que iniciamos una partida estamos, prácticamente, introduciendo monedas en una máquina recreativa. No hay aquí puntos de guardado, ni podemos dejar la aventura para luego , y cada vez que empezamos el juego es para completarlo o dejarlo a medias. Lo cierto es que choca al principio, pero pronto nos daremos cuenta del motivo que subyace tras esta decisión. Fight N Rage renuncia a la linealidad que siempre caracterizó al género a favor de una elección de rutas que abre un abanico de posibilidades nada habituales hace años . Tampoco es algo esencialmente nuevo, y nos viene a la memoria el viejo Golden Axe: The Revenge of Death Adder, pero en esta ocasión la idea contribuye a aumentar de forma definitiva la rejugabilidad del título. Su propuesta para enganchar al jugador, basada en la existencia de una larga lista de posibles finales que se nos presenta al terminar el juego por primera vez, además de los desbloqueables y modos de juego alternativos que vamos abriendo tras completar la aventura, contribuirá a que los más completistas tengan contenido para muchas horas. Está muy bien todo esto, pero no es lo importante de estos juegos, que se vuelven a jugar una y otra vez simplemente porque son muy divertidos, como bien sabe todo aquel que aún no se ha cansado de sus viejos modelos. Estamos de suerte, ya que el recién llegado es igual que todos ellos en ese aspecto tan importante, y se rejuega simplemente por lo mismo. Querremos jugarlo una y otra vez porque es muy divertido.