Stardew Valley
- PlataformaIPHIPDANDPS48.5PC8.5XBO8.5NSW8.7PSV
- GéneroSimulación, RPG
- DesarrolladorConcernedApe
- Lanzamiento26/02/2016 (PC)14/12/2016 (PS4, XBO)05/10/2017 (NSW)22/05/2018 (PSV)24/10/2018 (IPH, IPD)14/03/2019 (AND)
- TextoEspañol
- EditorChucklefish
Stardew Valley, Análisis para Nintendo Switch
Nos adentramos de nuevo en la personal obra de Eric Barone, esta vez en un entorno híbrido como es Nintendo Switch, para darnos cuenta de que es aquí donde verdaderamente se puede disfrutar más de la obra por sus posibilidades.
Análisis Stardew Valley
Stardew Valley es una obra muy personal. Para hablar de un título hecho solo por una persona, Eric Barone, es inevitable hablar un poco antes de su autor, pero en primer lugar es necesario poner algunas cosas en su sitio, porque para entender lo que significa este exitoso título independiente hay que consultar antes de dónde venimos. Ahora, en Nintendo Switch, todo parece tener mucho sentido.
La historia de este proyecto nace de un ingeniero informático insatisfecho con la vida que tenía y, sobre todo, la vida que le esperaba. Su incapacidad para empatizar socialmente con la gente que le rodeaba, esa ansiedad social tan fuerte que tenía, le llevó a querer echarlo todo por la borda y hacer una suerte de retiro espiritual. Para ello decidió crear Stardew Valley, un videojuego en el que heredamos la granja de nuestro abuelo como última voluntad antes de morir. Nosotros, tristes empleados oficinistas sin demasiadas aspiraciones, llegamos a un punto en el que no aguantamos más y abrimos el sobre que nos entregó nuestro abuelo; esa carta es la que nos comunica que tenemos esa granja para nosotros, un enorme terreno por explorar, por revivir y por aprovechar: Stardew Valley.
Un videojuego que nace de una necesidad vital
Y así es que como llegamos a este pueblo, que tal como veis tiene una estética muy similar a los Earthbound o los RPG de la época de los 16 bits. La explicación es muy sencilla: este estilo gráfico no sufre el paso del tiempo. Jugar a esta obra será igual de cómodo hoy que dentro de veinte años; al igual qu hubiese sido sencillo hacerlo veinte años atrás. La otra realidad que acompaña al juego es la casi necesidad de querer crear el mejor Harvest Moon de los últimos tiempos. Eirc Barone lleva jugando a la saga de Marvelous desde sus inicios, pero en cierto momento quiso crear ese título que le permitiese evadirse de la vida utilizando todo el tiempo que necesitase, sin prisa. En la vida agraria no puede haber prisas, solo organización. Durante más de cuatro años dedicándole diez horas al día, Barone consiguió terminar el juego y contar con el apoyo de la gente de Chucklefish para su lanzamiento, creían que había potencial en este proyecto y no se equivocaron. La llegada a Nintendo Switch no es sino la recompensa de un éxito escalonado, que destacó por méritos propios en Steam e hizo que su nombre se hiciese escuchar en las oficinas de Sony y Microsoft, donde vio la luz en PS4 y Xbox One también en formato físico. La guinda del pastel la pone Switch con la posibilidad de jugar en portátil, y decir eso es mucho.
El principal problema de los juegos de gestión agraria es que suelen tener muchas carencias en su propuesta jugable, cosas que en el día a día terminan quemándonos, precipitando que dejemos de echar partidas e invertir horas. Stardew Valley es un título extremadamente gratificante con el jugador, pero sobre todo es un título muy inteligente que sabe medir los tiempos como pocos simuladores por el estilo. Si llegas aquí de nuevas y te preguntas si este título es para ti, has de saber que tienes una mezcla de géneros que recoge lo mejor de Harvest Moon con un fuerte componente social y de organización del hogar de Animal Crossing, sumado a la gestión de dinero propia de ambas y, por otro lado, un no poco ambicioso toque rolero con mazmorras. Para más inri, una suerte de Minecraft bidimensional donde tenemos que craftear todo tipo de materiales, minerales, comida… Y no por un afán Diógenes sin explicación, sino porque absolutamente todo sirve.
Un árbol con decenas de ramas: tú eliges
Con un pico, un hacha, una hoz y una regadera tendrás que recoger piedras, madera, hierba, cultivar alimentos y encargarte de regarlo todo diariamente, con constancia, con paciencia. Todo tarda en llegar, al principio te sientes abrumado por la gran cantidad de cosas que ves que puedes hacer; cada día te invitan a realizar más tareas, que visites a la gente y te inmiscuyas en un pueblo con una treintena de personas con sus propias vidas, aficiones, virtudes y defectos; con sus comercios y sus manías. Nada podría ser posible sin ellos.
La diferencia entre Stardew Valley y otros títulos del género es que aquí no tienes presiones de ningún tipo. Cada una de las estaciones tiene una duración de cuatro semanas, es decir, que un año completo tiene cuatro meses de veintiocho días. Solo que no tienes la obligatoriedad de prestarle atención a todo al mismo tiempo. Si no quieres saber nada de la minería, simplemente no le dediques tiempo; si consigues tener tu propio establo con el que suministrarte alimento y generar dinero con animales (vacas, gallinas, ovejas, cerdos…) y prefieres olvidarte de la agricultura, simplemente no cultives nada. El tiempo pasa rápido, pero no te presiona.
La tan diferenciada jugabilidad en cada una de estas facetas jugables son las que hacen que Stardew Valley pueda ofrecer más de un centenar de horas si queremos completar la historia, relacionarnos con todo el poblado hasta el punto de casarnos, tener hijos y una casa enorme en la que cocinar para dar rienda suelta ese elenco de recetas que van apareciendo en la medida en que vamos progresando y tenemos más alimento; un alimento que posiblemente estemos consiguiendo de nuestras cosechas. En definitiva, tal es la potestad de decisión que podemos llevar una vida completamente vegana, estar casados con una persona de nuestro mismo sexo y tener dentro de casa una habitación con veinte hornos, mayoneseras y quince baúles con minerales. Nadie nos va a decir nada.
¿Qué tal la experiencia en Nintendo Switch?
Dejando claro cómo funciona este sostenible capitalismo en que el más inteligente termina ganando, hablemos de la versión de Nintendo Switch en concreto. Tanto si vienes de neuvas como si ya le dedicaste sus decenas de horas en anteriores versiones, decir que si estás leyendo esto un tiempo después del lanzamiento del juego posiblemente muchos de los errore estén ya solucionados; así que vamos a citar en primer lugar los problemas técnicos que sufre ahora mismo esta edición en su versión 1.0, los cuales han sido identificados por el desarrollador ConcernedApe y ya se están corrigiendo. Por un lado, un incómodo sonido en el altavoz izquierdo que no se entiende muy bien a qué se debe. Otro bug incómodo es que si entramos en cierto apartado del inventario sin tener ninguna misión activa en el diario, la partida puede congelarse.
Por lo demás, hay casos puntuales que se está tratando de ver el origen de sus error, pero podéis estar completamente tranquilos, ya que no hay problemas técnicos ni de rendimiento ni jugando en el televisor ni en formato portátil. Nosotros hemos acusado unos tiempos de carga excesivamente elevados en muchos momentos, algo incómodo y que no entendemos muy bien a qué se debe, ya que cada vez que guardamos partida (cuando nos vamos a dormir), se pierde un poco el ritmo al tener que esperar entre 20 y 25 segundos.
La llegada de Stardew Valley a la eShop de Nintendo Switch nos abre las puertas a tener la obra de Eric Barone en cualquier sitio, y lo cierto es que durante las horas que le hemos dedicado durante esta semana las sensaciones han sido muy positivas, porque tenemos lo mejor de lo visto en PS4 y Xbox One en su momento sumado a poder jugar tirados en la cama, en el transporte público o simplemente sentados en el sofá mientras tenemos un programa de fondo en la televisión.
Siendo sinceros, la mejor forma para jugar al título es en PC/Mac por una razón muy sencilla, y es que tenemos teclado y ratón. La precisión que otorga un ratón está a años luz de la que ofrece un stick: es más lento, es menos preciso… es peor. Eso sí, la implementación con los Joy-Con se ha logrado gratamente tanto en formato tabletop como en puramente portátil.
Nos ha dolido no tener entrada de control táctil, y por desgracia tras las recientes declaraciones de su creador parece que la gente de Chucklefish no tiene previsto implementar esta posibilidad. El motivo por el que achacamos esa necesidad de entrada táctil es sencillamente por lo que decíamos antes: poder emular al ratón. A golpe de click todo sería mucho más orgánico, tal como pasa con os juegos farming en dispositivos móviles. Aquí el movimiento por los menús y a la hora recolectar materiales o sembrar no sentimos tanta comodidad como con un ratón convencional. Pero esto es algo que hay que asumir desde el primer momento y terminas acostumbrándote; al fin y al cabo, tenemos la ventaja añadida de poder llevarnos la partida a cualquier sitio con una generosa pantalla de seis pulgadas de diagonal. Lo comido por lo servido.
Otro apartado que merece la pena resaltar es el tamaño de la interfaz en modo portátil, la relación de aspecto utilizada. Aquí no tenemos una pantalla de 27 pulgadas, donde te puedes permitir tener el HUD a un tamaño considerable, sino que tienes que reducirlo todo para que lo principal no dé la sensación de ser ridículamente minúsculo. El equilibrio logrado es bastante bueno, aunque algunos habéis comentado no con poca razón que el tamaño de los textos es algo pequeño. Depende de cada uno la agudeza visual que tenga, pero es cierto que esto se podría haber solucionado dando la opción de escoger manualmente diferentes tamaños para la fuente de letra.
De la extravagancia extrema a la más honesta cotidianeidad
Por lo demás, seguimos estando ante ese título pixel art de 16 bits con tantos galones de JRPG de siempre, con un ojo puesto en la manutención de una granja y con el otro puesto en la relación con tres decenas de vecinos y vecinas con los que establecer lazos que puedan derivar incluso en la creación de una familia. Stardew Valley termina seduciéndote porque ninguna de estas dos actividades son prioritarias, mucho menos urgentes. Si no riegas tus tomates, lo peor que te puede pasar es que termine el verano y no puedas recoger sus frutos debido al cambio de estación; pero podrás ignorar por completo cualquier tipo de tarea autoimpuesta si quieres dedicarte un año entero a picar piedra en la mina para hacerte esa hacha de metal con la que cortar árboles a más velocidad.
El mérito de Barone es que tras 50 horas de partida te des cuenta de la cantidad de cosas que te quedan por hacer desde que te propusiste convertir todo ese bosque heredado en una verdadera granja; porque ahora te ves cada vez más cerca de completar el museo; de reparar el autobús que te lleva a un sitio que no vamos a desvelar; de tener un invernadero con el que poder cosechar de todo sin importar las inclemencias climatológicas o la estación; de que tu establo tenga capacidad para más animales; de tener tu propio caballo para poder recorrer el pueblo a toda velocidad… En definitiva, notas que cada semana tus esfuerzos, tus cultivos y tus minerales generan más dinero que antes, por lo que tus capacidades económicas son mayores, lo cual te abre las puertas a cumplir tus objetivos.
Paciencia, eso es lo que necesitas para ser feliz en Stardew Valley, que te absorbe y te atrapa hasta el punto de perder la noción del tiempo por completo. Si a eso añadimos un componente narrativo que se ha diseñado con un mimo tan obsesivo y dedicado como el resto de apartados de la obra, tenemos como resultado un juego imprescindible a nada que te gusten los títulos citados como ejemplo anteriormente. No te engañes: es el mejor Harvest Moon al que has jugado, posiblemente mejor incluso que las obras originales en dos dimensiones.
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.