Talion ya causa pavor entre los Orcos de Mordor, erigidos en una civilización con sus tribus, peleas y fortalezas. Ha pasado el tiempo desde que nos sorprendimos con la Tierra Media de Warner Bros Games. Os contamos qué tal se comporta la secuela de uno de los éxitos más inesperados de la actual generación.
Tolkien contaba, sobre los anillos de poder, que nueve de las conflictivas joyas mágicas fueron a parar a los hombres, esos simples mortales condenados a morir.Las películas sobre la Tierra Media que pusieron por fin rostro humano aestos personajes nos comentaban, en la susurrante voz de Galadriel, queestos mismos hombres ansían sobre todo… el poder. Ambas cosas debieron causar revuelo en la mente de Talion, protagonista del gran videojuego que fue La Tierra Media: Sombras de Mordor, quien se empleó a fondo en rebelarse contra su mortalidad a la par que abrazaba con épica furia la búsqueda del poder, a lo largo de una aventura que terminó por transformarle en una especie de superhéroe inmortal de la Tierra Media.
De alguna manera, es cierto que la IA enemiga está pensada para comportarse como lo que debe ser: la inteligencia de un orco.El problema es que tal cosa puede funcionar cuando Talion estáenfrentándose en solitario a los enemigos por todo el mapeado sinimportar el tamaño de la batalla o si la aproximación es sigilosa, pero la IA queda expuesta cuando nos enzarzamos en los enfrentamientos entre dos ejércitos a gran escala. En ocasiones, los capitanes de nuestro ejército tienen problemas a la hora de encontrar el camino correcto, lo cual puede llegar a dar al traste con nuestro asedio.Suponemos que no es algo muy frecuente, pero lo cierto es que hasucedido en nuestras batallas en las fortalezas, arruinando laexperiencia y obligando a comenzarla de nuevo. Es el síntoma que nostermina de confirmar que la jugabilidad de Sombras de Guerra funciona mejor cuando Talion transita solo y a pie por el mapeadoque cuando nos lanzamos a una gran batalla entre dos ejércitos ocabalgamos sobre alguna bestia, momentos en los que el caos puedeapoderarse de la situación. Ninguna de las posibilidades llega a sermaravillosa en cuanto a las posibles monturas, pero nos ha parecido muy mejorable el control cuando estamos subidos a lomos de un dragón. No entraremos en muchos spoilers sobre la trama, pero posiblemente el momento más decepcionante de todo el juego sea el que debería habernos dejado sin aliento. En una misión a mitad de la campaña combatimos contra un Balrog a lomos de uno de estos reptiles alados,pero lo que debería haber sido una gran fiesta termina dejando malsabor de boca por culpa de un control que no nos permite disfrutar afondo del combate, que para colmo se culmina con el recurso del Quick Time Event. Muy mejorable, por más que Sombras de Guerra no sea un juego que destaque por sus enfrentamientos contra jefes de gran tamaño.
Superproducción, en lo bueno y en lo malo
Se ha tildado a la primera entrega de las aventuras de Talion de sleeper hita pesar de su condición de videojuego de gran presupuesto, yseguramente sea cierto. La Tierra Media de WB Games es una granproducción de la industria del videojuego, y su segunda entrega no podíasino apostar por el más y mejor en el aspecto técnico. En cualquiercaso, es necesario tener en cuenta que los modelos de los personajes no se encuentran entre lo más puntero que hemos contemplado últimamente, y que la evolución del aspecto gráfico en los cuatro años transcurridos desde el juego anterior hace que Sombras de Guerra no pueda ya sorprender como antaño, a pesar de haber mejorado de forma patente.También influye en todo esto el tamaño del mapeado, que impide un gradode detalle al máximo nivel, por lo que estamos ante un juego que luce indudablemente bien aunque no compita con lo más grandiosodel momento en cuanto a músculo técnico. Dicho esto, no es menos ciertoque tanto los paisajes como la variedad infinita de orcos sonfrancamente espectaculares de ver y que el juego se mueve con muchafluidez, sin grandes problemas técnicos más allá de un mínimo popping en momentos de sobrecarga gráfica. Toca también alegrarse de que se haya aprovechado, en la versión PS4 Pro,para ofrecer diferentes perfiles gráficos según prioricemos resolución ofluidez, y que la tasa de frames por segundo de esta versión searealmente destacable. Por último, hay que hablar bien de su bandasonora que, aunque recicla temas del anterior juego, sigue sonando todolo épica que la ocasión requiere. También de un trabajo de doblaje anuestro idioma más que competente, destacando en este apartado un Gollum que regresa con su voz original de las películas y al que desearíamos ver más pronto que tarde protagonizando su propio videojuego.
No parece por tanto que influya en la vertiente monojugador, peroestá por ver lo que sucederá con el juego online. No es lo único, ya quetodo está aún por escribir en esos modos, que apuestanpor invadir las fortalezas de otros jugadores. Tal cosa nos planteadudas sobre su viabilidad a medio plazo, si tenemos en cuenta que no nos ha parecido lo que mejor funciona de la campaña.Iremos viendo si se crea una comunidad de jugadores, pero pensamos quelos micropagos solo pueden cambiar las cosas en los modos en línea ypara quienes se entreguen con mucha furia al endgame. Y es que, adiferencia de lo que vimos con Sombras de Guerra, esta vez síencontramos un endgame a la altura (aunque el juego lo denomine Cuarto Acto)gracias a un Sauron que intentará retomar las fortalezas arrebatadas,dando lugar a nuevos asaltos a la inversa y nuevas misiones secundariasdel sistema Némesis. Sin duda es una fuente de batallas caóticas,masivas y muy divertidas, mejoras para nuestras fortalezas ypersonalización de las mismas, pero creemos que la IA tendrá que mejorarpara que un modo online basado en ellas pueda competir hoy día. Loiremos viendo, sin duda, pues todo apunta a que estamos ante un juego del que volveremos a tener noticias en el futuro.
8.6
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.