FIFA 18
FIFA Switch, análisis
La saga más exitosa de EA salta a Switch con una jugabilidad conocida, pero falta de modos importante.
FIFA Switch, análisis
Cuando se anunció FIFA en Switch, lo primero que muchos se preguntaron era qué tendríamos entre manos. Ya hemos visto en el pasado versiones portátiles de juegos tanto de EA como de Konami que no han cumplido con los estandartes esperados, y aunque es cierto que en este caso no era exactamente lo mismo –Switch es una consola híbrida, no estrictamente portátil- el miedo estaba ahí. Lo que pudimos probar en el E3 nos convenció a nivel jugable. Veíamos un título de fútbol sólido, un FIFA con las bases de los últimos años. Pero faltaba ver todo el producto para valorarlo como tocaba. Hace casi una semana que salió. Y así es FIFA en Switch.
No vamos a centrarnos a explicar al detalle qué ofrece la saga en Switch a nivel de modalidades y sus especificaciones. Para ello os recomendamos que leáis nuestro análisis de FIFA 18 donde se desgranan las virtudes de los modos que todos conocemos en la serie. Sí que vamos a destacar las diferencias jugables y de modalidades respecto FIFA 18. Porque no, esta entrega no es equiparable a la que tenemos en PC, Xbox One y PS4. Y para quien pregunte: si uno duda qué escoger, lo mejor es una de las sobremesa citadas. Por acabado general, modos de juego y elementos jugables. En todo esto, en lo único que la versión de Switch gana es en la portabilidad de jugar en modo portátil, tener una Manager de bolsillo o llevarte tu equipo FUT de viaje (siempre que tengas wifi, claro está). En el resto, pierde. ¿Significa esto que es una mala versión? Para nada. Es un buen título de fútbol, probablemente el mejor juego de fútbol en formato portátil que hayamos visto. Aunque tenga ausencias incomprensibles.
A nivel jugable, la sensación que deja el título de EA es que estamos ante lo que sería un FIFA base. Todos los elementos que nos encontramos nos recuerdan a la esencia que hemos jugado estos años. Pero no es FIFA 18. No está ni su ritmo más pausado, ni los nuevos centros, regates o situaciones que se derivan de la propuesta de este año. Aunque suene algo coloquial podemos decir que FIFA en Switch ofrece una jugabilidad marca de la casa de ‘brocha gorda’, sin caer en defectos correcalles del 15 o bugs en centros del 14. Un FIFA sin los matices y novedades de la entrega actual.
Esto significa que es un buen juego de fútbol, con múltiples opciones sobre el terreno de juego que no enumeraremos pero que responden a todos los controles que podéis esperar en disparos, tipos de pases, centros, defensa táctica, regates, etc. Y con un desarrollo del juego algo más arcade que en las otras versiones pero sin caer en un correcalles absurdo. Ante nosotros, por lo tanto, una IA de CPU dominadora y con pocos cambios entre equipos, sean de primer nivel o no, si jugamos en dificultades elevadas. La sensación en definitiva es que se ha trasladado la esencia de la saga a la jugabilidad con sus virtudes y defectos de manera correcta. No es una versión menor por tener un carácter portátil, aunque sí menos completa que FIFA 18. Uno de los añadidos interesantes es poder jugar con un joycon, algo perfecto para compartir partidas rápidas aunque se pierden muchas funciones por el camino.
Muchos modos, pero con ausencias incomprensibles
Algo en lo que siempre ha destacado la saga es en la cantidad de modaliades disponibles, y esta entrega no es para menos. Contamos con las opciones destacadas de modo carrera, ligas y licencias de todo tipo como en FIFA 18, modo de habilidad, entrenamiento y partidos con plantillas actualizadas. El jugador offline está de enhorabuena, porque se le mantienen casi todas las opciones conocidas. Eso sí, el modo carrera no está al nivel de las otras versiones: no tiene las negociaciones con managers y jugadores en tiempo real y se ve que el sistema de dirección del club está basado en una entrega anterior a la hora de negociar. Es el único ‘pero’, ya que el resto de opciones (tácticas, dirección de equipo, ojeadores, selecciones nacionales, torneos de verano, competiciones europeas) se mantiene presente. La ausencia más importante es El Camino, que por la ausencia de Frostbite en el desarrollo del juego, explicó EA, no se implementó.
El punto crítico, seguramente el peor del juego, está en modalidades online. Tenemos opción de jugar temporadas, pero no hay ni rastro de partidos con amigos (tampoco cooperativas). Es algo decepcionante, y la sensación viendo que NBA 2K18 tampoco lo permite es que no es tan un problema del juego como tal vez de la propia máquina. Algunos usuarios señalan que sin sistema de invitaciones en la consola no se puede hacer. La realidad –desconocemos si no se puede crear un hub o lobby para amigos, al estilo Mario Kart, o no ha habido tiempo- es que no se puede y es un problema. Solo permite jugar en local con otro jugador.
Más allá de esto, brilla con luz propia la presencia del modo FUT, algo que en portátil es simplemente un caramelo. Pero con matices: no esperéis tener las Squad Battles recientes de FIFA 18. Eso sí, siendo como es FUT desde hace años, aunque falten varias novedades sigue teniendo opciones para jugar contra usuarios y contra CPU para aburrir. Entre ello los desafíos de plantilla y FUT Draft offline y online. Y con la plantilla de jugadores enorme para crear un equipo de ensueño. Teniendo en cuenta los problemas para jugar con amigos, no sorprende que no haya Clubes Pro (11v11), lamentablemente.
Un título que acaba con un acabado visual notable para la consola, con 1080p en dock y 720p en portátil pero 60 frames por segundo en ambos casos. Alejado del nivel de detalle de FIFA 18, no hay por ejemplo desgaste del césped ni tiene una iluminación tan trabajada, pero bien a nivel de modelados de jugadores, animaciones y recreaciones faciales que son mejores que las de la versión de PS3 y 360. Aunque hemos visto algunos glitches y errores en diversos usuarios, al menos a nosotros no nos ha sucedido aunque es evidente que eso necesitará parche más pronto que tarde. Todo aliñado con una banda sonora marca de la casa y comentarios de Manolo Lama y Paco González.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.