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El baúl de Bungie: mucho antes de Halo y Destiny
Conociendo a sus fundadores, Alex Seropian y Jason Jones.
Gnop! y Operation: Desert Storm, los primeros juegos de Bungie
La historia de Jason Jones y Alex Seropian es una de jóvenes talentos convencidos de que la industria del videojuego tenía que someterles a un pulso que a día de hoy solo ha sabido recorrer un éxito tras otro. Antes de Halo y Destiny hubo muchas horas invertidas en la universidad, un camino que pasa desde una imitación de Pong a un videojuego basado en la Guerra del Golfo. Así comenzó Bungie.
Alex Seropian, recién graduado en la Universidad de Chicago en 1990, no estaba satisfecho con empezar a estudiar el grado de matemáticas; él quería estudiar informática. En su tiempo libre comenzó a dar rienda suelta a su talento con una imitación de Pong llamada Gnop!, un título gratuito cuyo código fuente terminó vendiendo por tan solo 15 dólares.
Un año más tarde, Seropian fundó una compañía llamada Bungie Software con la intención de desarrollar un videojuego con el que contar de alguna manera la por aquel entonces contemporánea guerra del Golfo, conflicto bélico que enfrentó a Estados Unidos contra la República de Irak como respuesta a la invasión iraquí del Estado de Kuwait.
Un tema delicado, pero la estrategia era inteligente al estar siendo desarrollado para PC, la plataforma dominante en los Estados Unidos por aquella época. Pasó meses estudiando y documentándose sobre guerras modernas para plasmar con seriedad y profesionalidad el ambiente en lo que sería su primer juego en formato físico. A Seropian le faltaban conocimientos, especialmente en tareas de inteligencia artificial para la CPU, pero para eso estaba su camarada y compañero de universidad Jason Jones, el otro gran pilar en la fundación de Bungie. Jones, experto en Macintosh, puso el condimento que no podía aportar Seropian para materializar ese videojuego de tanques basado en la Operación Tormenta del Desierto: Operation: Desert Storm.
Por aquel entonces no tenían prácticamente dinero para afrontar gastos mayores, así que tenían que elegir muy bien cómo terminar su proyecto y lidiar con el dominante mercado del PC. Ellos eligieron Macintosh, donde tenían más conocimiento, y una vez autopublicado, el juego vendió algo más de 2.500 unidades. Jones había trabajado previamente en su propio juego, Minotaur: The Labyrinths of Crete, pero carecía de modo single player. Seropian convenció a Jason para republicarlo en 1992 bajo el dominio de Bungie Software, y como no consiguieron convencer a ninguna editora para publicarlo, decidieron venderlo ellos mismos a algunos comercios y mandarlos directamente a los medios de prensa más prestigiosos de la época. De nuevo, no más de 2.500 unidades.
El éxito de Myth y el golpe de Microsoft: nace Halo
Así, tres pequeños videojuegos que marcaron el camino de lo que vino después. Más tarde llegaron Marathon, Myth, Oni y… Halo.
De Marathon merece la pena pararse a destacar que se trata del primer gran éxito de la compañía. Tras Pathways into Darkness, este juego de acción en primera persona también salió en exclusiva para Mac, pero solo hasta la tercera entrega. Como shooter, se destacó su narrativa y su jugabilidad, algo que terminó inspirándoles para crear Halo. No es incorrecto decir que tanto Operation: Desert Storm como este último fueron sus principales inspiraciones para la materialización de Halo y, posteriormente, Destiny, pues los mimbres de sus mecánicas como shooter quedaron patentes desde la primera partida, salvando las distancias. El tercer capítulo de Marathon también llegó a Windows, lo que terminó catapultándoles al éxito.
Con ganas de ampliar sus miras más allá de la acción y con más margen de maniobra, Myth fue su siguiente éxito, un juego de estrategia en tiempo real que enloqueció a Steve Jobs, quien quiso acompañarles en la Macworld Expo de 1999 para presentar el juego que posiblemente más refleje el espíritu de este estudio.
Microsoft, allá por el año 2000, compró Bungie. Los de Redmond no podían permitir que la compañía de Steve Jobs se quedase con ese talento, pues Bungie había presentado un año antes ese proyecto, Halo, que inicialmente iba a ser un third person shooter para Windows y Mac. Golpe sobre la mesa para Microsoft, el título terminaría siendo un first person shooter exclusivo para la otrora exótica Xbox.
El dinero ya no era un problema, el pesado estaba vendido. Bungie siguió su camino hasta lo que ahora es un éxito incontestable, Destiny 2, pero Seropian no. En 2004, este último fundó Wideload Games para luego formar parte de Industrial Toys en 2012; por su parte, Jason Jones continuó y sigue vinculado a la firma que cofundó hasta el punto de ser el líder de diseño de Destiny en 2014, posiblemente el proyecto de mayores dimensiones al que se ha enfrentado nunca.
Ahora, con caminos separados, Bungie puede presumir de ser una de las compañías más importantes del panorama, un estudio que ha pasado por diferentes manos y que ha sabido adaptarse a los cambios de la industria. Quién sabe qué vendrá después.
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